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Cuando en Barcelona se asesinaba a más gente que en el salvaje Chicago

Dani de la Torre dirige 'La sombra de la ley', un 'thriller' sobre el enfrentamiento salvaje entre policías, anarquistas y mafiosos en la capital catalana en 1921

Gregorio Belinchón
Dani de la Torre, con Luis Tosar en el rodaje de 'La sombra de la ley'.
Dani de la Torre, con Luis Tosar en el rodaje de 'La sombra de la ley'.Lucía Faraig

Cuenta Patxi Amezcua, guionista de La sombra de la ley, que leyendo la biografía de Buenaventura Durruti, el mitico líder anarquista, descubrió la cantidad de gente que moría asesinada entre 1919 y 1921 en la capital catalana, más que en el salvaje Chicago de la Mafia y la Ley Seca. Que en un fin de semana podían contarse hasta 30 cadáveres por fallecimiento violento. Pero en el caso de Barcelona, además de la delincuencia y el ansia de ganar dinero ilegalmente, estaba también el enfrentamiento social, el caldo de cultivo que fueron especiando entre empresarios, militares, sindicalistas y policías para acabar desembocando en la dictadura de Primo de Rivera. "En las primeras versiones del guion", recuerda el director del filme, Dani de la Torre (Monforte de Lemos, 1975), realizador que debutó con El desconocido, "efectivamente la historia era mucho más política, y menos aventurera. Más dura y áspera. Me gustó mucho el contexto y los personajes, eso sí. Y yo empecé a investigar por mi cuenta, a ver que en aquellos años Barcelona tenía luz, había una gran apertura de miras que desencadenó en detalles como la gran cantidad de music halls existentes, fruto del dinero que entró tras la Primera Guerra Mundial". Y así viró el libreto hasta convertirse en la película que se ha estrenado este pasado fin de semana largo, un thriller en el que Luis Tosar encarna a un policía recién llegado a esta urbe del pecado y la esperanza.

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De la Torre confirma todos los referentes del cine clásico estadounidense, tanto en los obvios homenajes en la pantalla como en la narración: "Bebo de ello con la intención de que se traslade aquí. Yo soy gallego y algunos familiares míos emigraron a Cataluña a la búsqueda de su propio sueño americano, algo ya muy mostrado en el cine de Hollywood". La gente llegaba sin nada a un sitio que lo tenía todo. "Me apetecía contar otra España, que en muy pocas ocasiones se ha visto en la pantalla, porque nuestras referencias de cine de gánsteres es eminentemente estadounidense", comenta y se echa a reír: "¡Es que parece que esa problemática solo le ocurrió a ellos y que les pertenece a ellos y no es así! Y el ejemplo es esta Barcelona hervidero". Como contraposición, el cineasta relata todos los edificios y elementos arquitectónicos erigidos en aquellos años que aún hoy marcan el paisaje urbano de la ciudad.

De la Torre aún se guarda otra carta en el puño de la camisa para enganchar al público: los anclajes de aquella historia de hace casi un siglo con la actualidad: "Es evidente que la corrupción y los bajos instintos ya triunfaban en aquella época, y esta película apela a los instintos primarios, no es nada compleja. Es básica en muchas cosas porque lo que queremos reflejar es también así de sencillo: unos quieren dominar a otros", reflexiona el director.

Incluso algún espectador avezado pillará guiños sobre espirales de odio y de confrontación similares a la actual. El realizador subraya: "Todos los personajes que circulan por el metraje están reivindicando un respeto y su lugar ante otros. La guerra soterrada por el control provoca el estallido de violencia. Lógico: empiezan a llegar oleadas de emigrantes de muy diversos lugares y clases sociales, con muy distintas ideas políticas, que reclaman su lugar. Los aristócratas, por ejemplo, mantenían atados y callados a los obreros de las fábricas. Pero cuando cada vez hay más y más, surgen nuevas ideas, revueltas, las mujeres piden el derecho a votar, los trabajadores luchan por mejoras laborales... Se exige una mejora vital que coincide con el advenimiento del primer ocio popular. ¡Que en aquellos años murió un presidente del Gobierno en un atentado!". De la Torre se refiere a Eduardo Dato, que había apostado por la mano dura en la represión de las revueltas sociales y que el 19 de marzo de 1921 cayó asesinado a balazos por tres anarquistas catalanes.

Finalmente, lo cinematográfico. El director se siente orgulloso de un equipo que se ha volcado por rodar un thriller histórico –con la complicada reconstrucción de atmósferas que eso conlleva– en tan solo siete semanas y media. Empezando por su protagonista, Luis Tosar. "Se dio al máximo. Luis posee algo maravilloso y es que comunica sin hablar. Con la mirada te hace partícipe de muchas cosas", dice De la Torre. "Todos tiramos para adelante, y creo que el resultado está a la altura del esfuerzo".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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