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Los Ulises que hacen cine mientras libran sus batallas

El director ecuatoriano Dario Aguirre lleva una bitácora cinematográfica de sus viajes y peleas

El director y una de las actrices durante el rodaje.
El director y una de las actrices durante el rodaje.

Dario Aguirre (Guayaquil, 1979) es un Ulises moderno que lleva una bitácora cinematográfica de su viaje y de sus peleas por dar con su verdadera identidad. Desde que emigró a Hamburgo, hace ya casi 20 años, empezó a usar el arte para avanzar en su búsqueda. “Para la aplicación a la escuela de arte de Hamburgo hice un vídeo que era grabado en la ciudad donde vivía, se oían sonidos de Ecuador al mediodía. Desde allí ya estaba presente eso de la vida entre dos mundos”, recuerda Aguirre y añade: “el cine, la pintura y la música han sido como un diario de este proceso migratorio”.

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El disparador de su última película, Land of my children (En el país de mis hijos), fue una carta-invitación que recibe para convertirse en un ciudadano alemán. Esto hace que voltee a ver su pasado y se cuestione. “El hecho de que te inviten a nacionalizarte, cuando estás acostumbrado a que te limiten fue interesante. Tuve un sentimiento agridulce y me dije: 'tengo que entrar más en este tema'. Tenía que ver con el camino que había llevado en Alemania y eso me lleva a pensar quién soy más allá de las nacionalidades”, dice el cineasta.

En la cinta se plantean dos preguntas: “¿Qué pasaría si estás en pleno intento por entender tu mundo y de repente este mundo te cambia? Su idioma, sus reglas, su geografía, su olor, su sabor, la temperatura, la luz, su sonido, tu familia. ¿Quién eres después? Las respuestas las da su entorno más cercano y poco a poco el tema se va haciendo universal. Aguirre recuerda que en una presentación que hizo en Hamburgo, para ver cómo funcionaba un primer corte, una pareja que había estado en la Alemania oriental o del Este se reconoció en la cinta. “Me dijeron que se identificaron mucho con mi historia, a pesar de que ellos son alemanes. Para ellos fue entrar en un país desconocido cuando cayó el Muro de Berlín”.

El corte final de 88 minutos de Land of my children, narrado por su autor en alemán, justo para hacer un guiño a la integración, se estrena en el Festival de Hamburgo, que empezó el pasado 27 de septiembre. Por delante tiene un año de recorrido en festivales antes de tocar Ecuador. Aguirre tiene la plaza ganada por el éxito de su anterior película El grill de César, que, con ciertos grados de dramatización, cuenta el reencuentro que el cineasta tiene con su padre, con la muerte de su madre como telón de fondo.

En estos días que el cine de ultramar tiene una vitrina en Quito de la mano de  la 15 edición del festival Eurocine, Aguirre es parte de una muestra que recoge el carácter migratorio del cine ecuatoriano, aunque no necesariamente sea hecho por ecuatorianos. La programación incluye a cineastas europeos que cuentan en primera persona sus viajes y encuentros en Ecuador. El austriaco Bernhard Hetzenauer es uno de los documentalistas interpelados de alguna manera por la movilidad humana. En su película Y en el centro de la Tierra había fuego retrata el exilio de Vera Kohn, reconocida terapeuta que perteneció a la comunidad judío-alemana en Praga y llegó al Ecuador en 1939 huyendo del nazismo.

Lo anecdótico del documental es que deja de ser un retrato de la terapeuta y pasa a ser un encuentro profundo de dos personas cuando el cineasta decide tomar parte. “Vera no quiso exponerse más a lo que ella pensaba necesario. Por esa razón y para encontrar una manera más viable de mostrar cosas íntimas en el documental, decidí ser otro protagonista del filme y abrirnos juntos. Esto implicó afectivamente una confrontación con mi pasado, con el pasado de mi familia, y, sobre todo, con el pasado de mi abuelo materno, que fue oficial de las SS durante la Segunda Guerra Mundial”, cuenta el cineasta austriaco.

Hetzenauer con el documental, que se estrenó en 2013, tuvo la oportunidad de hurgar y reconciliarse con su pasado. En ese sentido también hizo un viaje, aunque no en el estricto sentido de la palabra, y se convirtió en otro Ulises, que batalló lo suyo y dejó una bitácora audiovisual de lo aprendido en ese punto del camino.

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