Juan Álvarez: “Le diría a Iván Duque que en política es inmoral ser un títere”
El escritor colombiano se somete al carrusel de preguntas de este diario
El escritor Juan Álvarez (Neiva, 1978) nació en la misma región del sur de Colombia que José Eustasio Rivera. A diferencia del autor de La vorágine (1924), que el argentino César Aira definió como “una novela alucinatoria, casi tan buena como Bajo el volcán, de Lowry” y en la que la selva devora a los protagonistas fugados de la ciudad, el territorio narrativo predilecto de Álvarez es el de Bogotá. Autor de las novelas C. M. no récord y La ruidosa marcha de los mudos, así como del libro de relatos Falsas alarmas —reeditado como Nunca te quise dar en la jeta, Javier—, el escritor publicó este año una celebrada obra sobre la injuria en Colombia, Insulto.
¿Qué deportista, personaje literario o cinematográfico se asemeja a usted?
Nairo Quintana: solo hay que ver la manera como subo por la avenida El Dorado a mi casa; los carros en primera me ven la llanta trasera de la bici.
¿Qué significa ser un escritor?
Contemplar el mundo. Abismarse en el lenguaje.
¿Qué libro regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?
Los ojos de Lia, de Yuri Herrera.
¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?
La conjura de los necios, de John Kennedy Toole.
¿Quién sería su lector perfecto?
Una persona concentrada y que alucine con las distintas frecuencias de onda de las que es capaz la sintaxis.
¿Qué libros tiene en su mesa de dormir?
Nuestro mundo muerto, de Liliana Colanzi; Mis dos mundos, de Sergio Chejfec; y Unending Rooms, de Daniel Chacón.
¿Qué libro le cambió la vida?
La obra entera de Raymond Chandler.
¿Cuál es su rutina diaria para escribir?
Batido de frutas, verduras, jengibre y miel, una hora de estiramiento de los músculos y los huesos, 30 minutos de correr, desayuno, café y a la batalla.
¿Qué música le sirve para escribir?
El jazz de mis amigos jazzeros y una banda niuyorquina llamada The Bad Plus.
¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?
El Kama-sutra, sin duda.
¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?
Con Zizek, a ver si es cierto que es así de embalado o son los estimulantes.
¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?
Cualquier pico de alta montaña con el horizonte al frente despejado.
¿De qué está más orgulloso con respecto a su trabajo?
Del hecho de que nadie me ha regalado nada. De no haber tenido que rendirle pleitesía a ningún padrino local o internacional ni a ningún jurado de premios o selecciones.
¿Cuándo fue la última vez que lloró?
El año pasado a raíz de injusticias estatales cometidas en contra de mi padre.
¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?
No me daban consejos. O quizá yo no escuchaba. Me daban instrucciones. A veces mi madre se cansaba y decía: “Dios mío, dame paciencia y en el culo resistencia”. Bien visto, quizá fuera un consejo.
¿Con quién le gustaría quedar atrapado en un ascensor?
Con una mujer con la que nos amemos y esté de humor para pichar inmediatamente.
¿Cuál es el mejor regalo que ha recibido?
La risa a carcajadas de las mujeres que he amado.
¿Cuál es su podcast favorito?
Radio Lab, de lejos.
¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritor?
14, 15, cuando la palabra escrita empezó a ayudarme a librarme de problemas.
¿Ha tenido algún sueño recurrente?
Cuando era niño sí. Hace mucho tiempo no.
¿Qué superpoder le gustaría tener?
Cagar dinero.
¿Dónde no querría vivir?
En un pueblo lleno de gente encerrada en sus prejuicios.
¿De pequeño qué quería ser?
Futbolista, por supuesto.
¿Maradona o Pelé?
Maradona: el vicio de la vida siempre por delante.
¿A qué selección quiere ver campeona en el Mundial?
Tal vez Brasil. Tal vez Islandia. Tal vez España, que tiene un gran equipo. Por ahora me conformo con que Colombia no muera tan pronto, carajo.
¿Qué le diría a Pékerman?
Eres un grande. En ti confío. (¡Pero no la cages en los cambios! ¡¿Cómo vas a meter a Bacca en el jodido partido contra Japón?!)
¿Y qué le diría al presidente electo, Iván Duque?
En política es inmoral ser un títere de otro.
Babelia
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