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MÓNICA OJEDA | Escritora

“Quería escribir historias potentes como las de mi abuelo esquizofrénico”

La novelista ecuatoriana responde al carrusel de preguntas de este diario

La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda.
La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda.LISBETH SALAS

La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988) acaba de publicar Mandíbula (Candaya), un apasionante thriller que comienza con una joven fanática de las historias de terror secuestrada, en una cabaña perdida en el bosque, por la maestra de Literatura del colegio del Opus Dei al que asiste. El pasado enero, Ojeda estuvo en Colombia como invitada al festival Bogotá 39 —fue la única ecuatoriana de la lista junto a Mauro Javier Cárdenas—, que elige a los mejores escritores jóvenes latinoamericanos. Autora de tres novelas y un libro de poesía, la escritora vive en Madrid y cursa un doctorado en la Universidad Carlos III para el que prepara una tesis sobre literatura pornográfica en América Latina.

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¿Cómo fue su primera borrachera?

No recuerdo qué pasó, así que supongo que muy buena.

¿Ha tenido algún sueño recurrente?

Sí, uno en el que aprendo a respirar bajo el agua.

¿Qué superpoder le gustaría tener?

Invisibilidad. Así podría espiar a quien quisiera sin ser vista.

¿Dónde no querría vivir?

En un lugar en guerra.

¿De pequeña qué quería ser?

Shamana.

¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?

Cosmos, de Witold Gombrowicz.

¿Quién sería su lector perfecto?

Alguien al que le guste que la lectura sea una experiencia intensa.

¿Qué libros tiene en su mesa de dormir?

Normalmente, tengo libros de poesía. Ahora mismo uno de Antonio Gamoneda y otro de Blanca Varela.

¿Qué libro le cambió la vida?

Moby Dick, de Melville, y El libro de las preguntas, de Edmond Jabès.

¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritora?

A los 13 años. Mi abuelo era esquizofrénico y yo quería escribir historias tan potentes como las que él vivía en el interior de su cabeza.

¿Cuál es su rutina diaria para escribir?

No tengo rutina para escribir. Escribir, para mí, jamás podrá ser parte de una rutina.

¿Qué música le sirve para escribir?

Ninguna. Prefiero escribir en silencio.

¿Qué deportista, personaje literario o cinematográfico se asemeja a usted?

A Maud, de Mi noche con Maud, de Rohmer.

¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?

Con alguien que pueda improvisar un rap.

¿Qué significa ser una escritora?

Hurgar lentamente en el asombro.

¿Qué libro regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?

Uno de Michael Ende.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Mi cama.

¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?

La broma infinita, de David Foster Wallace.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Hace dos días.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

Todo pasa, así que no escapes del dolor.

¿Con quién le gustaría quedar atrapado en un ascensor?

Con alguien a quien ame.

¿Cuál es el mejor regalo que ha recibido?

Un poema.

¿Qué le diría al presidente Lenín Moreno?

Que se tome en serio sus responsabilidades.

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