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Blogs / Cultura
El toro, por los cuernos
Por Antonio Lorca

‘Tres puyazos’, la peculiar y comprometida aventura empresarial de 59 aficionados a los toros

Los días 26 y 27 de abril organizan por cuarto año consecutivo una feria torista en la localidad madrileña de San Agustín del Guadalix

Un toro de Dolores Aguirre acude al caballo en la feria de 2024.
Un toro de Dolores Aguirre acude al caballo en la feria de 2024.Philippe Gil Mir
Antonio Lorca

Pregunta. ¿Es difícil ser empresario taurino?

Respuesta. No lo sé, porque nosotros no lo somos. El objetivo de un empresario es ganar dinero, y el nuestro es satisfacer nuestra afición y ofrecer un espectáculo en el que creemos. En el dinero pensamos lo justo para seguir organizando las ferias.

Alberto Palacios (Madrid, 38 años) es el presidente del Club Taurino Tres Puyazos, integrado por 59 exigentes aficionados a los toros que, cansados de la situación actual de la fiesta, decidieron aportar cada uno 1.500 euros para la organización de una feria anual en la que participan los toros y los toreros que ellos eligen a mano alzada en un sistema asambleario que se rige por la integridad del toro encastado y la suerte de varas. El Ayuntamiento de la localidad madrileña de San Agustín del Guadalix les cede gratuitamente la plaza de toros, y desde 2022 celebran un ciclo taurino novedoso —es un caso inédito en España—, singular y muy atractivo para quienes, como sus promotores, sueñan con un espectáculo en el que el toro recupera el protagonismo, y los toreros colaboran en el desarrollo de un rito diferente y alejado de la tauromaquia moderna.

Los días 26 y 27 de abril está anunciada la cuarta edición de este ciclo, compuesto por dos corridas de toros y una novillada, en la que se lidiarán, como en los anteriores, reses de hierros no habituales en las grandes ferias y harán el paseíllo toreros alejados de los primeros puestos del escalafón. Pero los 59 promotores, ganaderos, hombres de oro y plata y aficionados asistentes se introducen en un particular túnel del tiempo y se disponen a vivir otra fiesta de los toros.

Por encima de todo, Palacios destaca que se trata de una feria organizada por aficionados, cada cual con su trabajo ajeno al negocio taurino; y la primera dificultad a la que se enfrentaron fue establecer unas normas de funcionamiento interno que permitieran la discusión de las distintas propuestas y la aceptación del criterio de la mayoría sin que se viera amenazada la unidad del grupo.

“Hemos perdido dinero en las tres ferias que hemos celebrado, pero éramos conscientes de que los inicios serían deficitarios”

“No es fácil acertar en la elección de toros y toreros, y existe la lógica diversidad de opiniones, pero estamos muy orgullosos del buen funcionamiento del club”, explica el presidente de Tres Puyazos.

“La realidad ha superado nuestras expectativas”, prosigue; “hasta el momento, ha sucedido en el ruedo lo que queríamos que sucediera: se ha respetado nuestra filosofía, se le ha dado importancia al tercio de varas y los profesionales han cambiado su mentalidad para que la lidia transcurra de un modo diferente al que estamos acostumbrados”.

Reconoce Alberto Palacios que el montaje de la feria es complicado, sobre todo lo que él llama el control de los detalles. “No es difícil organizar un festejo taurino si no se le pone demasiado cariño; el problema surge cuando lo haces desde la afición, pretendes estar encima de todo y el detalle más insignificante implica horas de debate”.

Asegura que ese esfuerzo ha tenido su recompensa en la valoración artística de las ferias celebradas, aunque no les ha acompañado el éxito económico.

Alberto Palacios, presidente del Club Taurino Tres Puyazos.
Alberto Palacios, presidente del Club Taurino Tres Puyazos.

“Hemos perdido dinero en las tres que hemos celebrado: 45.000 euros en la primera, 18.000 en la segunda y 10.000 en la tercera, pero éramos conscientes de que los inicios serían deficitarios, y de ahí la aportación inicial de 1.500 euros por cada miembro del club”.

Palacios remarca que el presupuesto de la feria alcanza los 195.000 euros (80.000 por corrida y 35.000 por la novillada); no reciben subvenciones, venden lotería, regentan una tienda y un bar durante la feria, cada socio paga una cuota anual de 150 euros y cuentan con 215 ‘simpatizantes’ que aportan 25 euros al año. “Si solo tuviéramos que sobrevivir con la taquilla”, apostilla, “estaríamos muy lejos de alcanzar el empate entre gastos e ingresos, como es nuestro objetivo”.

De momento, la taquilla no ha colgado el cartel de ‘no hay billetes”. “Somos conscientes de que el público al que nos dirigimos es minoritario”, afirma, “pero la asistencia es mayor cada año, y creo que aún tenemos margen de crecimiento”.

La preocupación fundamental del grupo es la elección de los toros que se van a lidiar. “Lo hacemos con un criterio muy claro”, señala el presidente, “y es que los ganaderos seleccionen la casta, le concedan máxima importancia al tercio de varas y no les preocupe si sus toros gustarán o no a los toreros; por eso, optamos por los románticos, que suelen remar en contra del mercado”.

Con ese planteamiento, se han lidiado hasta ahora reses de Raso del Portillo, Valdellán, Prieto de la Cal, Peñajara, Barcial, Sánchez Rico, Reta, José Escolar, Isaías y Tulio Vázquez, Palha, Conde de la Corte y Dolores Aguirre.

“Vienen ganaderías que apuesten por la casta, y toreros capaces que tengan hambre y sean generosos con los toros”

Este año se anuncian novillos de Barcial y Alicia Chico para el festejo matinal del 26 de abril con Jesús de la Calzada y Miguel Andrades; toros de Prieto de la Cal y Cuadri para corrida de ese mismo día, con Luis Gerpe, Juan de Castilla y Cristóbal Reyes; y para el día 27, reses de Dolores Aguirre, que repite por cuarta vez, para Damián Castaño, que actuará en solitario, y es el único torero que se ha anunciado en todas las ediciones.

La elección de los toreros es otro de los quebraderos de cabeza del club. Palacios parece tenerlo claro: “Vienen los toreros que sean capaces de lidiar estos animales, que sean generosos con los toros, que tengan hambre, que conozcan nuestra filosofía y respeten la lidia como nosotros la concebimos; no queremos que sea una corrida más para ellos”.

P. ¿Tienen que salir a buscarlos o hay ofrecimientos previos?

R. Hay toreros que llaman (figuras, ninguna, por supuesto), y algunos de ellos no vuelven a hacerlo cuando conocen los nombres de las ganaderías.

P. ¿Y los novilleros?

R. Ese es el asunto más complicado. El año pasado llamamos a los 18 primeros del escalafón y solo aceptó el reto Víctor Cerrato. Los chavales hacen lo que les dicen sus apoderados, y tengo la impresión de que estos consideran un desprestigio personal anunciar a su torero con este tipo de ganaderías. Estoy convencido de que hay novilleros que no saben que los hemos llamado. Seguro.

P. Por cierto, ¿qué sentido tiene que un grupo de aficionados organice una feria y suplante a los empresarios taurinos?

R. Si el espectáculo taurino actual no fuera tan monótono y repetitivo, si el desprecio al toro no fuera tan evidente y se cuidara el tercio de varas, la existencia de Tres Puyazos no tendría sentido. Me da pena que se hable de fiesta torista o torerista. La fiesta es torista por definición porque el toro es el protagonista, pero los toreros no quieren enfrentarse a un animal íntegro porque es más cómodo para ellos. Si en muchas plazas no hicieran el paseíllo los picadores, la mitad del tendido ni se inmutaría.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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