Andrew Haigh: “Todo lo que hacemos en la vida es escapar de la soledad”
El director británico estrena ‘Lean on Pete’, película que narra la historia de un chico y su caballo en busca de un hogar
Desde que los padres del cineasta Andrew Haigh (Harrogate, Inglaterra, 1973) se separaron cuando él era aún un niño y le internaron en un colegio, se ha visto envuelto en una incesante búsqueda del sentido de la soledad, de las historias más humanas y de los personajes más corrientes. “Mi forma de hacer cine es una expresión de cómo me siento yo con respecto al mundo”, explica el director. Con premiados títulos en su haber, como 45 años o Weekend, llega a las salas españolas este viernes Lean on Pete, película adaptada de la novela de Willy Vlautin que narra la historia de un adolescente que vive aislado del mundo y que se ve envuelto en un largo viaje por Estados Unidos acompañado por un caballo en busca de un hogar en el que sentirse protegido.
Cuando Haigh se topó hace seis años con el libro homónimo, se enamoró de la historia. "Me atrapó, me conmovió, me pareció descorazonadora... sentí que tenía que transformarla en película", recuerda emocionado. El cineasta tiene además un instinto nato para encontrar historias de parejas en las que basar su trama. "Me gusta indagar en la dinámica que tenemos los humanos, de manera individual, para conectar con el otro", sostiene. En el caso de Greek Pete, su ópera primera, o Weekend, ahondaba en las relaciones homosexuales; en 45 años transcurrían las semanas previas al 45º aniversario de boda de una pareja, interpretada por Charlotte Rampling y Tom Courtenay; el dúo ahora está conformado por un chico y un caballo.
Charley, como se llama el protagonista representado por el actor Charlie Plummer, es un huérfano de 15 años que se topa con el corcel Lean on Pete trabajando para Steve Buscemi, en el papel de un entrenador de caballos de carreras un tanto corrupto. Cuando el animal comienza a perder agilidad y va a ser sacrificado, el joven decide escapar con él y cruzar los desiertos de Oregón a pie en busca de su tía, el único familiar que le queda. "Para mí, el caballo representa una versión de Charley. Ambos han sido abandonados, el mundo no les quiere y se necesitan para sobrevivir", señala el cineasta.
Con la intención de seguir el realismo propio de la vida misma, el director envuelve al adolescente en una serie de situaciones que están fuera de su control y a las que debe enfrentarse solo. De nuevo, un rasgo característico en todas sus películas, ya que suele jugar con personajes pasivos que se ven atormentados por un mundo caótico. "Me gusta la idea de que estén bombardeados por la vida y constantemente luchando contra el mundo", explica.
El aura desesperada que mantiene Charley en toda la película refleja la agotadora búsqueda de alguien que le proteja. "Ya hay demasiadas películas de gente que persigue la libertad, pero eso no es lo que le pasa a la gente normal. Ellos buscan seguridad y protección", apunta el director, quien además añade: "Creo que todo lo que hacemos en la vida, nuestras relaciones, el trabajo, los amigos... todo lo hacemos para escapar de la soledad". Haigh considera que las formas de comunicación de hoy en día, como las redes sociales, los móviles, "solo aíslan aún más a la humanidad". "Damos una imagen falsa, decidimos quienes queremos ser y no quien realmente somos. Así la gente no nos conoce y acabamos mucho más solos que antes".
Podría decirse que la película, que ya se presentó en la Mostra de Venecia de 2017, y la filmografía de Haigh suelen recorrer historias menores en las que nadie se fijaría si no fuera porque él les da visibilidad. Es más, el director cuenta que, para el casting del caballo, se presentaron cuatro y que, desde que vio al que sería su protagonista, sabía que iba a ser el elegido: "Era el más tímido, siempre comía solo, rehuía del resto y estaba en un segundo plano mientras que los demás mostraban lo machos que eran". Y añade que las historias de la gente normal, la que vive en un segundo plano, son las que "deberían ser el centro de todas las películas".
Aunque Haigh también ha sido el encargado de adaptar la novela a la gran pantalla, ha querido dejar una frase tal y como aparecía escrita en el libro. No por lo intelectual o erudita que es, sino porque, de nuevo, parte de lo sencillo para dar una lección de vida. "Lo más importante en una mujer es que haya sido camarera alguna vez", le dice el padre de Charley en una conversación banal con una cerveza en mano al comenzar el largo. A lo que el director añade antes de finalizar la entrevista: "Han visto tanto y atienden a tantos tipos de gente que no juzgan a nadie. Las mejores personas son las que tienen trabajos normales".
Babelia
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