¿Qué Faulkner cae sin que nadie lo mire?
La única referencia a las estrellas aparecía en la novela ‘La paga de los soldados’
El sábado, mi suegro cumplió cien años. Viajé a Palma de Mallorca a la fiesta en su honor, donde por la noche las sombras del baile oscilaron entre El Gatopardo y Bearn. Y en medio del bullicio un amigo me recordó que en la novela que publiqué el año pasado la única cita que el narrador daba por verdadera era una que Roberto Bolaño, en el epígrafe de Estrella distante, había atribuido a William Faulkner: “¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?”
La cita, dijo el amigo, encajaba en la fiesta en honor de la buena estrella de José María, mi suegro, y hasta abría el juego para una pregunta: ¿Había personas que cumplían cien años sin que nadie las mirara?
En mi novela el narrador decía que nadie había sabido localizar aquella frase en la obra de Faulkner, de modo que la cita podría ser inventada, aunque todo indicaba que era de Faulkner, porque Bolaño no solía inventarlas, y menos aún si eran para un epígrafe. Y recordé que Javier Avilés, comentando aquel enigma, había dicho que, analizada toda la narrativa de Faulkner y algunos de sus ensayos y alocuciones la única referencia a las estrellas aparecía en La paga de los soldados, su primera novela: “Y las estrellas eran unicornios dorados pastando en silencio sobre praderas azules a las que horadaban con sus cascos agudos y centelleantes como el hielo”. Por tanto, decía Avilés, la frase de aquel epígrafe de Bolaño, tenía que estar en algún poema de Faulkner.
Y no se equivocó. No hace mucho, Margaret Jull Costa, que traducía mi novela al inglés, me escribió un correo para decirme que con Sophie Hughes habían encontrado la cita en The Marble Faun and A Green Bough, de Faulkner: “what star is there that falls, with none to watch it?”
Podemos modificar la frase de tu novela, sugería Margaret, y traducirla así: “As far as I know, no one has yet been able to locate this line in Faulkner's work...” ("Hasta donde yo sé, nadie ha sido capaz de localizar esta línea en la obra de Faulkner…”). De ese modo, venía a decir Margaret, el error recaería sobre el narrador, por saber menos que ellas y que yo sobre ese verso de Faulkner.
Queda por averiguar en qué traducción española encontró Bolaño la cita. Tras las debidas indagaciones, me inclino por creer que pudo encontrar el verso en una edición bilingüe de 1997, Si yo amaneciera otra vez: doce poemas de Faulkner, pertenecientes a A Green Bough, traducidos por Javier Marías, acompañados de un recorrido por el Mississippi de la mano de Rodríguez Rivero. Se da la circunstancia de que Margaret Jull Costa es la traductora de gran parte de la obra de Marías al inglés, por lo que quizás ahí se cierre un círculo, aunque para que se abran otros. Sin ir más lejos, hace un momento y por pura casualidad, me he cruzado con unos conocidos versos de John Donne entre los que se encontraba este: “¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?”. Juraría que Faulkner dialogó con ese poema de Donne cuando escribió el verso que luego Bolaño citaría para abrir su deslumbrante Estrella distante.
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