Los Pulpos, la banda de cuatro hermanos que siembra el terror en Perú y Chile
La organización criminal secuestra, extorsiona y asesina. Ahora han sido retratados compartiendo una sauna con policías

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En 2022, el cuerpo de un empresario, dueño de un lavadero de vehículos, fue hallado bajo tierra en la playa Las Delicias en Trujillo, ciudad al norte de Lima. Delincuentes vestidos de policías lo secuestraron en su negocio, lo mantuvieron cautivo durante cinco meses, cobraron un rescate de 120.000 soles (32.432 dólares) y aun así lo asesinaron. Manuel Rodríguez Cruzado tenía 75 años, era padre de un exalcalde provincial y fue enterrado con cortes en las orejas, maniatado y con un trapo en la boca.
La mutilación de orejas y dedos es una de las prácticas más comunes de Los Pulpos, una organización criminal dedicada al robo, la extorsión y el asesinato desde los años noventa. Es una banda familiar, liderada por cuatro hermanos, que surgió en el cerro Cruz Verde, en El Porvenir, un distrito trujillano donde hasta el 2017 la mitad de la población vivía en condiciones de pobreza. Miller, Nilton, Eddy y Jhon, los hermanos Cruz Arce, comenzaron como una pandilla, cometiendo delitos de poca monta, pero fueron escalando hasta lograr una red siniestra donde los comerciantes de la Ciudad de la Eterna Primavera deben pagar cupos mensuales para no acabar como Rodríguez Cruzado.
Los cabecillas de Los Pulpos pasaron varias temporadas en la cárcel por distintos motivos: Miller asesinó a balazos a un policía; Niltón violó a dos mujeres, una de ellas menor de edad; y Jhon acribilló a su expareja y a su amante. Hace una década, cuando los hermanos estaban tras las rejas, se creía que era el fin de la banda, pero un criminal más sanguinario tomó la batuta: Jhonsson Smit Cruz Torres, el hijo de Jhon. Con él aumentaron los secuestros, y además los tentáculos de Los Pulpos se extendieron hasta Santiago de Chile, donde han sembrado el terror en la colonia peruana. En el 2020, Jhonsson se hizo pasar por muerto para seguir delinquiendo. Falsificó un acta de defunción. Desde entonces es perseguido por la Policía. El Estado ofrece medio millón de soles (135 mil dólares) por información que facilite su captura.
Esta semana una fotografía revelada por Radio Programas del Perú (RPP) provocó una indignación generalizada: tres suboficiales de la Policía de Trujillo posan con una sonrisa desde la piscina de una sauna con cuatro presuntos miembros de Los Pulpos. Carlos Rojas García, de la Unidad de Servicios Especiales; Carlos Ángel Vera García, de la división de Secuestros y Extorsiones; y Luis Enrique Teatino Inoñán aparecen en un ambiente de camaradería con los cuatro supuestos criminales conocidos Castrejón, Colmillo, Contador y Garc.
El Ministerio del Interior emitió un oficio donde señalan que han solicitado la reasignación del personal policial implicado mientras les abren un procedimiento administrativo disciplinario para darles de baja. “Quienes se involucren con las organizaciones criminales, sea de la forma que sea, no tienen cabida en la Policía Nacional y serán retirados sin el reconocimiento de ningún derecho. ¡No habrá tolerancia ni espíritu de cuerpo”, dice el comunicado.
Las alianzas entre los malos elementos de la institución y el crimen organizado no son hechos aislados. Según cifras del Ministerio Público, 179 policías fueron condenados por actos de corrupción a nivel nacional en el 2024. En noviembre, un reportaje del dominical televisivo Cuarto Poder expuso los nexos entre la Policía y Los Pulpos: en un hecho insólito, un brazo armado de la banda llamado Edwar Medina Llerena, alias Kukín, fue detenido mientras iba a bordo de un patrullero policial. Dos agentes del orden lo escoltaban hacia su casa como si se tratara de una autoridad. Kukín portaba dos pistolas en su morral.
En las últimas horas, la polémica fotografía ha dado un giro: uno de los supuestos hampones de Los Pulpos, apodado Garc, ha expresado ante los medios de comunicación que él no es un delincuente, sino más bien un empresario que ha sido extorsionado por dicha banda. Que a los que figuran allí los considera sus amigos porque lo defendieron del cobro de cupos y que las otras tres personas de la imagen trabajan para sus empresas. Asegura que José Camus, alias Colmillo, y Johan Rivasplata, alias Castrejón, son supervisores de seguridad en eventos y vigilancia privada. Y que Frank Tirado, alias El Contador, precisamente está encargado de la parte contable de una de sus empresas.
“Todos ellos cuentan con amplia experiencia y su contratación se realizó tras un proceso de evaluación y verificación de antecedentes […]. Yo no soy un pulpo. No sé quién filtró esta foto a la Policía, pero no han corroborado nada. Esto no tiene ni pies ni cabeza”, ha afirmado Guillermo Ruiz Carbajal, quien asegura que denunciará a la Policía y al Ministerio del Interior. Gustavo Adrianzén, el presidente del Consejo de Ministros, ha insistido en que los policías de la fotografía tienen una vinculación con Los Pulpos. “El ciudadano trujillano que se haya podido sentir afectado por la declaración que ha ocurrido puede ejercer libremente su derecho de presentar una denuncia o una querella según corresponda. Vamos a esperar que las investigaciones se realicen para saber si estamos ante un error o no”, dijo.
En tanto, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez ha advertido que contrademandará a Ruiz Carbajal. “Si el empresario va a demandar a la Policía, que lo haga, lo vamos a contrademandar nosotros, por una sencilla razón. ¿En qué momento se le ha sindicado? Nosotros no lo hemos sindicado. Nos hemos referido a los policías que, de acuerdo a la Ley de Régimen Disciplinario, van a ser sometidos a un proceso disciplinario”, espetó.
Los antecedentes no acompañan precisamente a Santiváñez. En octubre anunció la detención de un supuesto cabecilla de la organización terrorista Sendero Luminoso, sin embargo, se trataba de un hermano del clan de los Quispe Palomino que no se encontraba prófugo y nunca había tenido un alto mando en la organización. A fines de enero, Santiváñez presentó a un presunto integrante de una mafia de extorsionadores, pero resulta que era un hombre sin requisitorias y, además, era sereno de la Municipalidad de Lima. ¿Estaremos frente a otro paso en falso del Ministro del Interior o de una prueba fehaciente de los vínculos entre la Policía y el crimen organizado?
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