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Santiago de Chile, reconocido como el mejor destino urbano de América del Sur, enseña sus plumas

EL PAÍS recorre cinco puntos de la capital, distinguida por el World Travel Awards 2024, que también destacó en primer lugar al país como la mejor dirección para el turismo aventura

Atardece en una calle del Barrio El Golf, un sector acomodado de la ciudad de Santiago (Chile), el 21 de agosto de 2024.
Atardece en una calle del Barrio El Golf, un sector acomodado de la ciudad de Santiago (Chile), el 21 de agosto de 2024.SOFIA YANJARI

Durante la última década, todos los años Chile ha sido distinguido como el mejor destino de el turismo aventura de América del Sur, según los World Travel Awards, premios que anualmente conceden las agencias de viajes y que son calificados como los Oscar del turismo. El pasado julio, sin embargo, el galardón sorprendió al escoger Santiago como la ciudad urbana más atractiva para visitar de la región, desbancando a la ecuatoriana Quito, ganadora de las cuatro últimas ediciones, salvo en 2021.

Durante el primer semestre de 2024, más de 1,2 millones de turistas extranjeros aterrizaron en el aeropuerto de la capital -un 38,2 % más que el año pasado-, según EFE, de los cuales un poco menos de la mitad pasaron unos días en la ciudad. Brasileños, argentinos y estadounidenses son los visitantes mayoritarios. El periodista Rodrigo Guendelman, creador de Santiago Adicto, una plataforma para comunicar los atractivos de la ciudad, remarca que la capital chilena es un lugar que tiene que ser descubierto “caminando, con curiosidad y sabiendo que tiene muchas cosas por entregar”. Esas “cosas que entregar” son parte del recorrido en una mañana gris de agosto, pero una tímida primavera, que se asoma en algunos cerezos en flor.

Cementerio General de Santiago

Uno de los numerosos pasillos del Cementerio General en Santiago de Chile, el 21 de Agosto de 2024.
Uno de los numerosos pasillos del Cementerio General en Santiago de Chile, el 21 de Agosto de 2024.SOFIA YANJARI

El Cementerio General de Santiago, ubicado en la comuna de Recoleta, cuenta con 86 hectáreas y 28 de ellas son consideradas monumento histórico. En él hay más de dos millones de sepulturas y bajo su tierra están enterrados la mayoría de los presidentes del país y figuras connotadas como Violeta Parra y Víctor Jara. Bernardo O’Higgins, un militar y gobernante, considerado el padre de la patria por su rol en la emancipación de Chile, fundó la necrópolis en 1821. Durante el paseo, Guendelman comenta que el cementerio es el hito patrimonial más importante de Santiago y “es uno de los más lindos de Latinoamérica”. “Y, por qué no decirlo, del mundo”, añade. Su importancia, señala, es tanto a nivel histórico, escultórico, como paisajístico.

La tumba de Violeta Parra en el Cementerio General.
La tumba de Violeta Parra en el Cementerio General.SOFIA YANJARI

El cementerio está resguardado por más de 200 esculturas. Hay piezas hechas en mármol por Rebeca Matte (1875-1929), la primera gran escultora chilena, como la que lleva por nombre ‘Ad Lucem’, que representa la expulsión del hombre y la mujer del paraíso. También se lucen las obras del escultor Samuel Román (1907-1990), Premio Nacional de Arte en el año 1964. Los mausoleos son verdaderas piezas de arte. Muchos de ellos llevan la firma de Tebaldo Brugnoli, un arquitecto italiano que emigró a Chile en el año 1875. Llama la atención el mausoleo de Claudio Vicuña, construido en 1896, que posee una escalinata con dos esculturas de tigres a cada lado y la estructura de estilo morisco. Todo un palacio.

Alrededor de las tumbas echan sus raíces árboles del siglo XIX como magnolios, araucarias, jacarandás, olmos, cipreses y palmeras, que dan una sombra excepcional cuando Santiago alcanza temperaturas por sobre los 30 grados en verano.

Una escultura de Rebeca Matte en el Cementerio General en Santiago.
Una escultura de Rebeca Matte en el Cementerio General en Santiago.SOFIA YANJARI

Barrio Yungay

Cercano al centro de Santiago, el barrio Yungay -donde de actualmente vive el presidente Gabriel Boric- se fundó en el siglo XIX y fue uno de los primeros lugares de la capital que se urbanizó. Por muchas décadas, sus grandes casonas alojaron a la intelectualidad chilena y, tras un declive, hoy busca transformarse en un epicentro de la cultura y las artes.

En la intersección de la calle Compañía de Jesús con Libertad está el Museo Taller, que conecta cuatro casas construidas a comienzos del siglo XX. El museo fue creado en 2018 por el empresario y coleccionista Francisco Dittborn, quien lo proyectó como un lugar para rescatar el oficio de la carpintería, y luego añadió un área de impresión manual. Hay más de 800 herramientas a la vista del público y, Marcela Bañados, curadora y directora de contenidos, dice que es “un museo de manos adelante”, donde todos se mira, se toca y se usa. El enfoque, comenta, es “unir una colección de cultura material con la educación”. En cada sala se explica qué función cumplen las herramientas para así “glorificar la belleza de los procesos”. Tras la visita, las personas pueden llevarse a sus casas objetos elaborados por ellos mismos en un barrio que “mantuvo la mixtura de clases sociales”, dice Bañados, que en muchos lugares de Santiago se perdió.

Una de las salas del Museo Taller, el pasado 21 de agosto.
Una de las salas del Museo Taller, el pasado 21 de agosto.SOFIA YANJARI

Uno de los sitios más icónicos para comer en el sector es la Peluquería Francesa, fundada en 1868. Ubicada a tan solo pasos del Museo Taller, es un que lugar que permite engañar al cerebro y hacerlo creer que viajó en el tiempo. En el ingreso aparece el histórico salón de barbería y de cortes pelo, atendido por peluqueros vestidos con delantal blanco. Pero desde hace dos décadas, Cristián Labaud, que pertenece a la quinta generación de los dueños, incorporó un restaurant, lleno de artilugios de tiempos pasados. “Nuestra peluquería se caracteriza porque hemos ido manteniendo el oficio, ofreciendo los cortes clásicos, esos que no pasan de moda”, comenta Labaud, quien invita a revisar un menú donde se ofrecen platos como pollo al vino, lengua de vaca en salsa de almendras y pato a la naranja.

Un cliente recibe un servicio en uno de los salones de la Peluquería Francesa, en el Barrio Yungay.
Un cliente recibe un servicio en uno de los salones de la Peluquería Francesa, en el Barrio Yungay.SOFIA YANJARI

Barrio El Golf

Uno de los grandes atractivos del exclusivo barrio El Golf, ubicado en la comuna de Las Condes, en el nororiente de la capital, son sus rascacielos. Es un sector donde conviven tradicionales casonas antiguas, bien mantenidas, y altos edificios de oficinas.

En un país donde no existe un museo del diseño, según cuenta Guendelman, la tienda Interdesign cumple esa función. Ubicada en la calle Isidora Goyenechea e inaugurada en la década de los 80′ por Eduardo Godoy, el gran espacio permite observar y comprar piezas de diseño europeo contemporáneo, como la lámpara Tolomeo, creada por Michele de Lucchi y Giancarlo Fassina, considerada un ícono del diseño italiano, o la silla The Red Blue Chair, diseñada por Gerrit Rietveld en 1918.

Una de las salas de tienda de diseño Interdesign, en Santiago.
Una de las salas de tienda de diseño Interdesign, en Santiago.SOFIA YANJARI

Boragó

En 2024 y, por segundo año consecutivo, el restaurante Boragó, creado por el chef Rodolfo Guzmán, ocupa la posición número 29 dentro de los mejores restaurantes del mundo. Fundado en 2007 y ubicado en la comuna de Vitacura, en el sector oriente de Santiago, su diseño sobrio contrasta con el espectáculo de formas y colores de sus platos.

Boragó funciona con menús de temporada y el sello de Guzmán es rescatar los sabores del mar y suelo del país sudamericano. “Es un ensayo acerca del territorio chileno”, explica el chef. “Un restaurante que se basa en lo más profundo de nuestra cultura, que son los métodos de cocción más ancestrales que existen, basados en la imaginación y en el momentum del territorio chileno”, sostiene. La propuesta culinaria es utilizar ingredientes con los que se cocinaba miles de años atrás.

En el menú de invierno, de 14 tiempos, se luce un picoroco a las brasas, un crustáceo típico de las costas chilenas; una especia de calamar, llamado jibia, tenderizada en un cocktail de hongos y el Kra Kra, un pescado típico de la Isla de Pascua parecido a una piraña. Todo los platos van acompañados con agua de lluvia de la ciudad de Valdivia, en sur de Chile, y de vinos locales. El chef Guzmán lo resume así: “Son los ingredientes originales de Chile y nos entregan 300 posibilidades”.

Pulmay de algas nativas, junto a un Picoroco y tucupi de papas chilotas del restaurante Boragó, el 21 de agosto en Santiago de Chile
Pulmay de algas nativas, junto a un Picoroco y tucupi de papas chilotas del restaurante Boragó, el 21 de agosto en Santiago de Chile SOFIA YANJARI

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