Otra película de miedo
‘Verónica’, el filme viral de terror en Netflix, se aferra a recursos usados y gastados de temática de poseídos y presencias malignas
Cada cierto tiempo surgen bulos cinematográficos. De esos que, a través de una afilada campaña de mercadeo, logran vendernos la mejor experiencia en el cine que podamos vivir. En muchos casos, esas promesas se quedan solamente en los avances. El horror en el séptimo arte es quizá uno de los géneros que más se ve afectado (beneficiado) por este tipo de promoción. No es la primera vez, o la última, que los aficionados a este tipo de películas se encontrarán de frente al “filme más terrorífico jamás hecho”.
El más reciente caso es el de Verónica (2017), recién estrenado el pasado 25 de febrero en Latinoamérica a través de Netflix. Desde entonces, se ha vuelto viral y en Internet ya dicen que es el largometraje que “no te dejara dormir de noche” o que está “asustando tanto a las personas que no están logrando terminarlo”.La película de Paco Plaza, cocreador de [REC] (2008) -la saga más exitosa del terror español-, se estrenó en agosto del pasado año en España. Más que por sus siete nominaciones a los Goya 2017 -que incluían a mejor película y dirección-, obtuvo una segunda vida gracias a la popular plataforma de streaming, en la que se viralizó por el boca a boca a través de las redes sociales.
Otro factor fue el prestigio y la popularidad internacional que logró el director con su creación sobre zombis/poseídos en un edificio de Barcelona, valiéndose del uso creativo del género metraje encontrado. Comentarios sobre Verónica, como el de Natalie Lester, una usuaria de Twitter en Reino Unido, abundan en la red social de 280 caracteres: “De acuerdo. Estoy viendo #Veronica por mi cuenta. Casi tuve que apagarlo dos veces… Solo voy a la mitad”.
Ok, I'm watching #Veronica on my own. I've nearly had to turn it off twice... I'm only halfway through.
— Nat (@NatLest1) March 1, 2018
Incluso el actor estadounidense Dwayne Johnson, La Roca, se subió al tren del terror viral de Verónica. Preguntó a sus seguidores en Twitter sobre la película de Plaza: “Bien, he cambiado mi plan de sábado por la noche de tequila y documentales por… esto. Me encanta sufrir. ¿Alguien ya la visto?”. El resto de las piezas para forjar el éxito entre el público extranjero se acomodó naturalmente, gracias al portal Rotten Tomatoes que le otorgó una calificación de 88 sobre 100, tomando en cuenta las reseñas de distintos medios especializados.
Well this just adjusted my usual Saturday night plans from tequila and documentaries to... this.
— Dwayne Johnson (@TheRock) March 4, 2018
I’m a sucker for pain so bring it on. Anyone see this yet? https://t.co/8fziYiHxnJ
Inspirada en una historia real sucedida en el madrileño barrio de Vallecas en los años noventa. Tras hacer una sesión fallida de ouija en el sótano del colegio con unas amigas, Verónica (la debutante Sandra Escacena) es asediada por una aterradora presencia sobrenatural que amenaza con hacerle daño a ella y a sus tres hermanos menores. Plaza se inspira en casos paranormales que ocurrieron en la capital española durante esa década, siendo los más famosos los denominados Expediente Vallecas y Expediente Embajadores. A partir de ese punto, Plaza -como explica en una entrevista con EL PAÍS- trata de construir su propia pesadilla de una adolescente que debe hacer el rito de paso, mientras lidia con un ente violento que amenaza con despojarla de todo lo que le importa.
El director construye un plausible relato noventero en el que cuida minuciosamente los detalles de la época. Casi como una cápsula de tiempo, al estilo de Stranger Things para sumergir al espectador dentro de un espacio cotidiano, familiar, en el cual todo lo que trata de contar pueda apelar a una empatía que sorprenda (y asuste) aún más. Plaza tenía elementos con los que jugar y hacer algo diferente, pero se aferra, en la mayor parte del metraje, a recursos usados y gastados de películas con temática de poseídos y presencias malignas.
Plaza falla en los aspectos macro del filme, pero gana y se agranda en pequeños momentos, como la construcción del miedo, la tensión y el suspenso dentro de la cotidianeidad familiar, en un pequeño departamento que se convierte en el patio de juegos de presencias diabólicas. Esto se ve reforzado, sobre todo, por los momentos en los que Verónica debe permanecer dentro de su hogar cuidando de sus hermanos.
En los momentos en que los pequeños de la casa interactúan alrededor de este poltergeist, es cuando la película encuentra sus mejores escenas. No es fácil trabajar con niños, especialmente en el género de terror, pero Sandra Escacena y los infantes del filme -Bruna González, Claudia Placer e Iván Chavero- entregan unas actuaciones más que convincentes. Son, definitivamente, el sostén de la película.
Pero, entonces ¿Verónica es todo lo que dicen? Para una película que comienza tan fuerte y construye sus personajes tan bien, su segundo y tercer acto se sienten notablemente típicos. Hay muchas formas en que puedes mostrar lo oculto, y parece que ya las hemos visto todas.
Babelia
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