Remesas y urbanismo: historia de una simbiosis
Un libro de la editorial Caniche indaga cómo los envíos de dinero desde el extranjero intervienen la arquitectura de Risaralda, en Colombia
La Rae es concisa. Quizá un poco escueta. “Del latín remissa: remitida. 1. Conjunto de cosas enviadas o recibidas de una vez. 2. Remisión o envío de algo de una parte a otra”. Hablamos de lo que todos entendemos por remesas: pequeñas cantidades de dinero que los trabajadores extranacionales envían a sus seres queridos periódicamente, con las cuales se pagan gastos básicos de comida y salud. Pero que también ayudan a construir edificios. Y barrios enteros. La joven editorial Caniche saca al mercado el libro Urbanismos de Remesas, un proyecto en el que colabora con el estudio Husos Architects indagando sobre esta forma de urbanismo, de arquitectura y de sociedad.
El proyecto surge de la pasada trienal de arquitectura de Oslo, donde Husos presenta el proyecto de arquitectura de remesas. “Nos interesó mucho cómo la mezcla social con determinados movimientos contribuye a crear determinados urbanismos, o toda una arquitectura”, explica Carlos Coppertone(Cáceres, 1973), que junto a tres socios creó la editorial Caniche hace ahora año y medio para centrarse en los libros de artista. “Así que nos acercamos para ver si podíamos desarrollar juntos un libro o similar”. Lo de “o similar” es el concepto clave.
Urbanismos de remesas no es un libro al uso. Es lo que denominan foto-realovela, un libro-carpeta que pretende ser, en palabras de Coppertone, un “soporte que hiciera accesible su entendimiento por parte de los actores implicados”. Los urbanistas y arquitectos, pero también las propias familias receptoras (o emisoras) de remesas. Es un libro-carpeta que copia las tres piezas básicas de la documentación de proyectos arquitectónicos: memoria, maqueta y planos, y que pretende reformular en clave urbanística las fotonovelas clásicas.
Actualmente cerca de 245 millones de personas viven fuera de su país de origen. En algunas regiones, como América Latina, las remesas que estas personas envían son comparables en volumen a la explotación de algunas materias primas. En Colombia, en 2015, los ingresos por remesas superaron a la explotación del café y el carbón, y fueron, por detrás el petróleo, la mayor fuente de entrada de divisas al país. Y ahí entra en juego Risaralda, una región cafetera de Colombia donde se estima que más del 18% de sus hogares tienen ingresos por remesas.
Desde Risaralda el libro pretende asaltar el concepto de urbanismo de remesa. Parte teórica de peso en el que indagan en los datos actuales de las remesas, la fotonovela donde la gente de Risaralda habla en primera persona de su contacto con las remesas. Por último, está la casa de Lilia, la casa cuya maqueta viene dentro del libro y que el lector puede construir. Manuel, hermano de Lilia, vive en Nueva Jersey, desde donde les envía remesas a ella y a su familia. “Acordamos que yo dejaría mi trabajo en una empresa y quedaría al cuidado de mi mamá, y atendiendo a mi hermano y a mi hija, con discapacidad mental”, vemos cómo cuenta Lilia en los fotogramas del libro, que también explica cómo funcionan las casas de cambio en Risaralda y cómo pequeños negocios también participan de las remesas.
“Reivindicamos este otro tipo de urbanismo, que aunque tiene problemas, por ser informales, se acomoda mejor a las necesidades de los habitantes”, resume Diego Barajas (Bogotá, 1975), arquitecto de Husos, que junto con su colega Camilo García ha coordinado el libro con la fotógrafa María García y la terapeuta ocupacional Marta Correal, que lleva 30 años trabajando con comunidades colombianas. “Indagamos también en las formas de ausencia, paralelas a la movilidad”, explica. “Analizamos dos aspectos del urbanismo: el papel activo del diseño, y luego las nuevas formas de desposesión", cuenta, haciendo referencia a las ciudades "de cuerpos ausentes" emigrados, llenas de casas que quedan a cargo de una mujer. Y cierra hablando de urbanismos moldeados por el amor y el trabajo “que no son realidades marginales, sino laboratorios de nuevos modos de crear ciudad”. O sea, otra forma de encarar el futuro
Babelia
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