‘Esteban’ refresca el cine cubano con música y valores
La ópera prima de Jonal Coscullela gana un nuevo impulso tras obtener un Premio Platino
El director cubano Jonal Cosculluela dice que siempre ha sido “persistente y cabezón”. Fueron esas características las que lo llevaron a convertirse en cineasta. Cuando el guionista Amílcar Salati le presentó la historia de Esteban, lo primero que le llamó la atención del libreto y del personaje principal fue la constancia que irradiaban, esa misma voluntad con la que se ha sentido identificado toda su vida. Fue así que nació la ópera prima del realizador. La historia de un niño de la isla caribeña que vive con toda la determinación de aprender a tocar el piano ha sido premiada con el galardón a Cine y Educación en Valores en la pasada edición de los Premios Platino.
El filme había tenido una antesala exitosa recibiendo reconocimientos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Obtuvo cinco premios en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, dos en el Festival Internacional del nuevo Cine Latinoamericano y otro par en Estados Unidos. Esteban cuenta la historia de un niño que descubre su talento musical a los nueve años y que, a pesar de muchas dificultades, no se cansa de luchar por consolidar su enamoramiento con el piano. Es un Billy Elliot caribeño.
A raíz del reconocimiento en los Platino, la película continuará su recorrido por otros festivales. Irá a Zúrich, en Suiza. Cosculluela reflexiona sobre la necesidad de un galardón que destaque la importancia de la educación en valores y expresó lo siguiente: “Es meritorio atraer las miradas a un cine más responsable, más identificado con la formación de valores en el sentido de que el público tenga la opción de ver historias donde lo que mueve al mundo no sean armas, dinero sino la fe en nuestra humanidad, los sueños, y lo que puede lograr alguien con solo compartir lo que sabe”.
El debut de Cosculluela muestra la realidad cubana sin entrar en tópicos y sin mostrar las virtudes o carencias de la isla. “La historia es a la vez intimista, universal y muy humana. El protagonismo era del niño, de la propia historia, de la música, no del contexto. Lo demás es hojarasca que termina secuestrando la obra”, explica el realizador.
La música de Esteban es uno de los elementos más sobresalientes de la película. Para Cosculluela fue una “bendición” que el pianista de jazz afrocubano Chucho Valdés, hijo del renombrado Bebo Valdés, haya decidido sumarse al proyecto. Por esto el filme también fue nominado en los Platino a Mejor Música Original. El realizador dijo en broma a Maritza Ceballo, su productora, que sería maravilloso si el talentoso músico hiciera la música para el largometraje. Los tres habían coincidido en el Festival del Habano, en Cuba. “Ella se levantó de la mesa y me dijo: ‘Espérame un momento’. Salió en dirección a él [Valdés]. Hablaron unos minutos y cuando regresó me dijo: ‘Debemos llevarle el guion a su casa, pero le gustó de lo que va la película”, relata Cosculluela.
Los niños en el cine cubano
La música jugaba un rol muy importante en la película, por lo que era necesario un niño con experiencia en actuación y con conocimiento en música, dice Cosculluela. Entre los 800 niños que se presentaron a las audiciones, se encontraba Reynaldo Guanche. La intensidad de su mirada y la fuerza de su carácter, que se ve reflejado en el filme, le permitieron conquistar al director y quedarse con el papel de Esteban, a pesar de no cumplir con los requerimientos. “Reinaldito tiene mucha chispa natural y facilidad para captar las notas. Los diálogos los improvisaba con facilidad pues ya sabía cómo debía reaccionar ante las acciones de sus coprotagonistas Yuliet Cruz y Manuel Porto, con los que tuvo mayor intercambio y de quienes aprendió muchísimo a pesar de que al principio se ponía muy nervioso”, afirma el director.
Esteban se suma a producciones como Viva Cuba (2005); La edad de la peseta (2006); Y, sin embargo (2011) y Conducta (2014), que tienen a niños como protagonistas. Para Cosculluela, estos filmes comparten con su película historias duras, con realidades mejores o peores -en algunos casos-, pero que construyen la memoria de Cuba. “Me encanta que vean en Esteban algo que les recuerde a una u otra película, pues para mí es un orgullo y habla de que el público puede seguir identificando un cine nacional a pesar de los altibajos por los que atraviesa desde hace un tiempo”, finaliza el realizador.
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