“Nunca sabremos qué le hacía sufrir tanto”
Los fans se acercan a la casa donde se suicidó Chester Bennington buscando explicaciones
Ante la tragedia es difícil encontrar palabras, pero para eso hay artistas. Para Vian Nguyen, las palabras que necesitaba hace siete años, cuando murió su novia, fueron: “The sun will set for you”. El sol se pondrá para ti, cantaba Chester Bennington con Linkin Park en uno de los himnos del grupo, Shadow of the day. Nguyen se tatuó esas palabras sobre el corazón para recordarla. “Linkin Park era nuestro grupo favorito”. El viernes por la tarde mostraba su tatuaje delante de la casa en la que se quitó la vida el autor de ese verso.
El sol se puso para Chester Bennington en algún momento de la noche del miércoles al jueves, a la edad de 41 años. Estaba solo. La escena parecía indicar suicidio por ahorcamiento, a la espera del informe forense. Desde entonces, un goteo de fans de Linkin Park se va a cercando a esta casa en Palos Verdes Estates, una zona residencial de lujo en la costa al suroeste de Los Ángeles, para ver el lugar y mostrar su admiración por Benington. Para el viernes por la tarde ya se habían acumulado una veintena de ramos de flores, velas y tarjetas. La frase más repetida en los recuerdos por escrito era: “The sun will never set for you”.
En la letra de esa canción, Bennington parece estar hablando de un suicidio. “Como fan, creía que era la forma que él tenía de canalizar sus emociones”, decía Nguyen, de 36 años. “Pensaba que cantaba eso como Eminem habla de pegar a su mujer o matar policías. No me imaginaba que pudiera hacer esto. Ni siquiera sabía lo de su pasado con las drogas y los problemas mentales”.
La calle en la que vivía Bennington serpentea por una colina y con vistas al Pacífico. Es un barrio remoto para el resto de Los Ángeles. Bennington se acababa de mudar a esta casa, explica Saahil Anand, el vecino de enfrente. Calcula que hace entre dos semanas y un mes que hay actividad en la casa, no antes. En un portal inmobiliario, aparece que la mansión fue vendida el pasado 26 de mayo por 2,4 millones de dólares. La finca está abierta a la calle, por lo que la familia rodeó la entrada con vallas y malla verde el jueves.
Bennington llevaba tiempo viviendo en la zona, seguramente en otra casa. Julien Noland, de 35 años, se lo había encontrado varias veces en el supermercado del centro comercial Lunada, un par de calles más abajo. Allí le saludó y “era un tío encantador”. Siempre atento con la gente que le reconocía, asegura. “Sabíamos que tenía un pasado de drogas y depresión”, reflexionaba, “supongo que al final sería una mezcla de todo, pero en los últimos años había ganado peso y tenía muy buen aspecto”. “Nunca sabremos qué le hacía sufrir tanto”, dice Noland.
Una pista sobre el detonante parece ser la muerte, el pasado mayo, de su amigo Chris Cornell, el pasado 18 de mayo. El cantante de Soundgarden también se quitó la vida y Bennington estaba profundamente impresionado. Las dos muertes estarán para siempre conectadas. La familia de Larry y Lisa Kaeleman es de Nueva Jersey estaba de vacaciones en Los Ángeles. La semana pasada fueron a visitar la tumba de Cornell en el cementerio Hollywood Forever y el viernes estaban en la puerta de la casa de Bennington hablando con el policía, que también era fan de Linkin Park.
“Sus letras hablaban muchas veces de salir adelante en la vida, pero también tenían una parte oscura”, reflexionaba Williams Varu, un músico hondureño angelino que había venido con su hijo y un amigo de él. Varu estaba impresionado por la muerte de Bennington, pero también “enojado”. Le cuesta asumir que se suicide un padre de seis hijos, quizá el dato más estremecedor de la situación de Bennington. “No creo que ningún problema sea como para quitarse la vida, pero además, si tienes hijos tienes que pensar cómo les va a afectar a ellos. Algunos son muy pequeños”.
Varu nunca vio en directo a Linkin Park. Nadie se imagina que sus ídolos van a desaparecer de un día para otro. “Menos mal que he ido a ver a Guns N’ Roses, así no me pasa lo mismo”.
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