Raymundo Gleyzer, una cámara comprometida en Buenos Aires
A 40 años del secuestro y desaparición del documentalista argentino, una retrospectiva exhibe por primera vez su obra completa y restaurada
La tierra quema (1964), filmada en el nordeste brasileño, abrió esta semana en Buenos Aires la primera retrospectiva completa de Raymundo Gleyzer, autor de una vasta obra de marcado compromiso social que terminó en forma violenta el 27 de mayo de 1976, cuando un comando de la dictadura argentina lo secuestro. Gleyzer es desde entonces uno de los 30.000 desaparecidos que dejó el gobierno militar, pero su obra, casi por accidente, logró salvarse. Su compañera de vida y militancia, Juana Sapire, pudo recuperar las latas con los film que los secuestradores habían dejado en casa del cineasta y, tras 40 años de atesorarlas en su exilio en Nueva York, las cedió al Instituto Nacional de Artes de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) argentino para su restauración. Ese material será exhibido hasta el 15 de junio como parte del ciclo Hasta la memoria siempre, organizado por el INCAA con la obra del Jorge Tigre Cedrón –autor del film Operación Masacre y asesinado en París en 1980 - y seguirá con el trabajo del tucumano Gerardo Vallejo, famoso por su retrato del trabajo en las zafras del norte argentino.
“El material de Raymyundo lo tuve guardando durante 40 años”, dice a EL PAÍS Juana Sapire. “Cuando lo secuestraron, como eran tan brutos y burdos, se robaron todas las cosas de la casa que pudiesen vender, hasta las cucharitas de la cocina, pero no tocaron las latas con sus películas. Ahí quedó su obra y la fui llevando de a poco a EEUU. Entre lo que ya había en México en manos de nuestro productor Bill Susman y lo que yo tenía salvé todo. La conservé en cajas y cajas, en mi casa, con aire acondicionado para protegerla”, explica. La restauración de la obra de Gleyzer corrió por cuenta del INCAA, que ha decidido ahora presentar el resultado en un ciclo que conmemorará los 40 años de su secuestro.
“Estamos hablando de cineastas militantes que formaron parte del grupo Cine de la base y Cine de Liberación. Su cine era para pasar en las fábricas y en las villas miserias”, explica María Pincolini, coordinadora del proyecto en el INCAA. “Una de las obras más conocidas de Gleyze es México, la revolución congelada (1971) y nunca estuvo en el cine. Ahora pasarán al patrimonio del INCAA para su distribución gratuita en los canales públicos y su envío a instituciones”, explica. En la lista estarán, además de las mencionadas, Ceramiqueros de Traslasierra (1965), Ocurrido en Hualfín (1966), Los traidores (1973) y los cortometrajes Quilino, Nuestras Islas Malvinas y Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan, entro otros.
México, la revolución congelada es un buen ejemplo de cómo trabajaba Gleyze. El filme es un análisis de la realidad mexicana que se inicia en 1910 y termina con la masacre en la Plaza de Tlatelolco en 1968. El documentalista consiguió el apoyo de Luis Echeverría, por entonces en campaña para la presidencia, quién le permitió acompañarlo en sus giras de promoción convencido de que la película resaltaría los logros de la revolución y ensalzaría su candidatura. “Echeverría estaba de gira y nosotros lo acompañamos por todo el país. Pensó que íbamos a hacer campaña por él porque el film se estrenaría en Alemania, pero luego hicimos todo lo contrario”, recuerda Sapire. El documental fue en realidad una crítica cruda a la realidad mexicana y no cayó bien en Echeverría, quien se sintió traicionado por el joven cineasta argentino. Gleyze fue declarado persona non grata en México y el film prohibido en Buenos Aires gracias a un pedido de la cancillería. “El cónsul mexicano en Argentina”, recuerda Sapire, “dijo que todo lo que se decía en la película era cierto, pero se quejó porque hacía que México se vea mal”. La película fue estrenada finalmente en México hace 5 años, en el marco de un festival.
La retrospectiva de Gleyze en Buenos Aires es también un intento por saldar deudas con el público argentino y acercar su trabajo a generaciones de nuevos cineastas. Y mostrar el trabajo de realizadores que en ese momento se jugaron la vida, muchas veces sin demasiada conciencia de los riesgos que corrían. “Nunca pensamos en semejante genocidio como el que realizó la dictadura, no pensamos que sería tan horroroso”, dice Sapire. “Trataron de silenciarnos, de exterminarnos, pero acá estamos y la obra de Raymundo sigue, inspira a la gente joven que se emociona, piensa que se puede hacer algo más, con alegría”.
La retrospectiva se verá entre el 9 al 15 de junio en el Espacio INCAA Cine Gaumont, con entrada libre y gratuita.
Babelia
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