Un relato para recordar que el mañana se siembra hoy

La humanidad se halla ante una encrucijada. Si no se desvía y sigue esquilmando los recursos naturales al ritmo actual, se producirá un hundimiento en cascada de los ecosistemas al que seguirán fenómenos meteorológicos extremos: huracanes, inundaciones, sequías y aumentos de temperatura que desequilibrarán la agricultura y la cadena alimentaria. Algunos países no podrían dar de comer a sus poblaciones, la desigualdad y la miseria entre grupos humanos se exacerbaría y ello causaría emigraciones de una magnitud desconocida. Los países entrarían en conflicto por el control de las menguantes fuentes de alimento, agua y energía. Como consecuencia, la mitad de la población humana podría desaparecer a finales de este siglo.

Más información

El ser humano desencadena la sexta extinción masiva del planeta

Los árboles más grandes del planeta se desvanecen

Ciudades verdes, gente más sana

El crecimiento de India dispara las energías renovables

El derecho fundamental al medio ambiente

Ante esa funesta premonición anunciada por un estudio publicado en la revista Nature, en 2012 en el que participaron 22 científicos de todo el mundo, un grupo de cineastas se embarcó en la aventura de rodar el documental Demain (Mañana), financiado a través de un crowdfunding y dirigido por los cineastas franceses Cyril Dion y Mélanie Laurent, con el objetivo de demostrar que en esa encrucijada hay una senda alternativa, y que aún hay tiempo de recorrerla para evitar el caos.

"La gente empieza a moverse cuando ocurre algo en su vida, cuando se enfrentan a un shock”, explica Dion, de visita en Madrid. Recuerda como ejemplo lo ocurrido en España con los indignados y el 15-M, un movimiento que según el cineasta fue posible porque la gente comenzó a “sufrir el desempleo, los desahucios y todas las consecuencias de la crisis económica” desatada en 2008. “Actualmente la crisis ecológica nos parece muy lejana; también la extinción de las especies o el cambio climático. Tenemos la sensación de que no lo vivimos, y por eso no lo sentimos", explica el director del filme.

El documental —que se estrena este viernes en España— busca, precisamente, avivar conciencias e inspirar. Para ello recorre diversos países buscando experiencias y prácticas que son un ejemplo de que la agricultura, la economía, la democracia o el sistema energético pueden tener otro cariz más justo y sostenible. Ciudades verdes llenas de jardines y huertos que promueven el empleo y estrechan los lazos entre la comunidad. Monedas alternativas para impulsar la economía local y acabar con el sistema de “guerra económica” en el que vivimos según Dion —el director confiesa estar especialmente impactado tras descubrir durante el rodaje cómo se produce el dinero. O tecnologías para suministrar energía limpia y que, además, sirven a la ciudadanía para ganar dinero.

Construir historias

Ninguna de las localizaciones que aparecen en la cinta se ubica ni en España ni en Latinoamérica. “Pensamos seriamente en viajar a Barcelona, que es una de las ciudades europeas que tiene objetivos más ambiciosos sobre autonomía alimentaria y energética. También planeamos ir a Brasil, donde hay experiencias con monedas locales muy interesantes, o desplazarnos a Ecuador y Bolivia, países que han puesto en marcha iniciativas políticas apasionantes” para preservar la naturaleza. “El problema es que no hablo español, y necesitábamos que las escenas mostrasen una conversación”, explica.

A fin de no tener que esperar a la catástrofe para hacer algo —según los científicos, si en dos décadas no se han producido cambios, ya no habrá nada que hacer—, otra clave a la que apunta el documental es la educación. Dion cree que contar historias es crucial para estimular a la gente. “Los humanos pasamos nuestro tiempo construyendo relatos, construyendo ficciones, y son esas historias las que tienen un mayor impacto sobre nuestro imaginario”. Porque el cineasta está convencido de que otro mundo mejor es posible “si somos capaces de contar una historia que nos haga soñar”. Demain quiere ser ese relato que recuerda que el mañana hay que sembrarlo hoy.