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El cine uruguayo, de paso en Quito

German Tejeira, director de 'Una noche sin luna', presentó su película en el festival La Casa Cine Fest

El director uruguayo Germán Tejeira, durante la entrevista.
El director uruguayo Germán Tejeira, durante la entrevista.EDU LEÓN
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Un apagón fue el disparador del filme uruguayo Una noche sin luna, que se presentó esta semana en el festival de cine latinoamericano La Casa Cine Fest. El director de la película, Germán Tejeira, cuenta que el apagón ocurrió durante un concierto de Daniel Melingo y que el cantante y sus músicos siguieron tocando para sorpresa del público. “Se generó un momento de intimidad, de cosa como frágil. Fue un momento hermoso que si volvía la luz se perdía”, dice. La conversación con el cineasta se da en Quito, unos minutos antes de que presente su película. Tejeira habla del cine latinoamericano, del uruguayo, de su película y del apagón mientras deja que se enfríe una taza de café.

“Me quedé con esa emoción de cómo cambia uno cuando hay un apagón, uno no es el mismo en una situación de apagón, como que la sensibilidad que más a flor de pie”, cuenta Tejeira y añade que por aquel entonces quería escribir una historia para dos actores y amigos suyos, Roberto Suárez y Marcel Keoroglian, y que después de la noche del apagón decidió incluir también a Daniel Melingo. “Tenía ganas de escribir una historia para tres personajes, un poco robando la estructura de Mystery Train de Jim Jarmusch, que son historias que se tocan muy poquito, más por la sensibilidad de los personajes”.

Tejeira consiguió que Melingo, cantante famoso de tangos y antes de rock, participara en su película e interpretara a un músico oxidado que regresa a su pueblo para tocar en la noche de fin de año y recreó la escena del apagón que tanto le marcó. Los otros personajes ideados por Tejeira también transitan por ese pueblo —que en la ficción se llama Malabrigo, pero que existe en realidad y tiene unos 350 habitantes— la misma noche del año y lidian con los apagones el amor, la soledad y el paso del tiempo.

"Fabulosa", "atractiva" y "entrañable" son algunos de los adjetivos que la crítica dedicó a esta ópera prima que fue estrenada en 2014, en el Festival de San Sebastián. Para su autor es simplemente una película honesta, porque surgió de la necesidad de ser contada. “A mi me interesa un cine en el que quien está contando se muera de ganas de contar eso y no que haya un sinfín de razones economicistas y tendencias para hacer películas oportunistas hechas con focus group para saber cómo va reaccionar el mercado”.

El director Germán Tejeira, durante la proyección de su película en Quito.
El director Germán Tejeira, durante la proyección de su película en Quito.

Pero a ese cine honesto le va mal en las salas de cine, ¿qué falta para atraer al público con estas historias? “Faltan muchas cosas, primero falta que la televisión apoye fuertemente las producciones locales porque es la herramienta más grande de difusión. Por ejemplo en Argentina, las películas más vistas, como Relatos Salvajes o El Clan, tuvieron un apoyo muy fuerte. Si se habla de una película cuatro meses antes de su estreno, la película ya no es lejana y uno tiene ganas de verlas. Otra es que se fomenten los espacios culturales. En Uruguay los cines están exonerados del IVA por ser un lugar cultural y eso está bien, pero si solo pasan Los Minions no son un lugar cultural. Hace falta que el Estado vaya con fuerza y decirle bueno hagamos un pacto, si ustedes están vendiendo solo pop les vamos a poner impuesto. Yo no reclamo que haya cine uruguayo, reclamo que haya cine lindo de ver, que sea de cualquier lado, pero que no sea la clásica película con Vin Diesel o la comedia romántica con Hug Grant. Y la tercera es la educación con los niños, creo que hay que trabajar con ellos para que descubran la belleza del cine en su riqueza”.

Para muchos ese cine uruguayo del que habla Tejeira —cuya película más internacional es Whisky— tiene fama de ser lacónico. “Hay una idea dominante que es un cine de personajes pequeños, pero si ve año a año las películas que se hacen y de que se tratan no son así, hay películas de terror, románticas, de deportistas exitosos” y cita dos ejemplos: "La casa muda, que tuvo un remake en Estados Unidos, y la película de animación Anina, que ahora está en cartel en Francia y lleva 56.000 espectadores”.

Un fotograma de la película de Germán Tejeira.
Un fotograma de la película de Germán Tejeira.Facebook 'Una noche sin luna'

Y aunque las cifras de producción son modestas —cada año se filman dos o tres ficciones y unos diez documentales—, la crítica juega a favor de la calidad de la cinematografía uruguaya. “La crítica viene de lejos, había una gran pluma, estaba Homero Thevenet o Manuel Martínez Carril, que era el director de la cinemateca. Uruguay era como un polo de bienpensantes del cine, que no hacía películas por temas de plata y muchas cuestiones técnicas, pero que analizaba. La cinemateca era como un núcleo para pensar el cine”, explica el director de Una noche sin luna.

Finalmente Tejeira opina sobre el festival de cine latinoamericano organizado en Quito. “Yo creo que es como abrir en una selva un sendero para cambiar un poco la realidad de que no nos conocemos. Los latinoamericanos nos conocemos muy poco, si a un uruguayo promedio le pregunten sobre Ecuador dirá: Bucaram, Aguinaga, Correa y Guayasamín y me incluyo en esa ignorancia. Esto de empezar a vernos y reconocernos es super necesario para recuperar nuestra identidad que está completamente trastocada y el cine es una herramienta poderosa”. Luego se bebe de un sorbo su taza de café ya frío y entra a la sala de cine donde será presentado como uno de los diez talentos emergentes de la región, tal y como lo señaló la revista estadounidense Variety, en 2013.

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