El mundo de Gabo llega a la televisión

Gabriel García Márquez (Aracataca, 1927) fue un trotamundos. Desde que salió de su casa a los 13 o 14 años (decía no estar seguro de la edad) no paró. Lisandro Duque Naranjo, director de cine colombiano y amigo personal de García Márquez, recorrió sus pasos para mostrar los escenarios que hicieron del premio Nobel de literatura (1982) uno de los personajes más importantes de las letras. Un mundo de Gabo, una serie de siete documentales, desentierra entrevistas desconocidas, discursos y le da voz a quienes lo conocieron. “Hay muchos testimonios inéditos de amigos de García Márquez que valía la pena conocer porque se ha ido oficializando la nómina de quienes habitualmente hablan de Gabo, eso me ha incluido a mí", explica Duque, director de la serie producida por la televisión pública de Bogotá, Canal Capital.

En el primer capítulo es fácil descubrir al Gabo que nació en tierra caliente y que sufrió cuando llegó a Bogotá, una ciudad que mucho tiempo después de abandonarla seguía siendo la que más lo impresionaba. La describía como un lugar gris, con tranvías, con todos los hombres vestidos de negro. Y hacía especial énfasis en eso, en la ausencia de mujeres en las calles de la ciudad. Una situación que para él, como decía entre risas, era traumático. Bogotá fue la ciudad en la que más extranjero se sintió. La sensación de frío la experimentó por primera vez allí. En una entrevista en 1976 al periodista colombiano German Castro Caycedo cuenta que cuando se cubrió la primera noche con las mantas de la pensión en la que vivía, pensó que alguien las había mojado con agua. Le costaba creer que pudieran estar tan frías.

El acercamiento entre Duque y Gabo se dio en 1985 tras el estreno de la película Visa USA, que realizó Duque con producción cubana. García Márquez, que viajaba con frecuencia a la isla vio la cinta y quince días después lo llamó para pedirle que hiciera una película con él. Decidieron adaptar la columna de opinión La larga vida feliz de Margarito Duarte, escrita por Gabo y publicada en un diario nacional. Milagro en Roma (1987) fue el título del largometraje.

“Por trabajar con él, creía tener una visión clara de lo que fue su vida, pero esta nueva indagación me mostró nuevos ángulos de su personalidad”, asegura Duque, que escarbó entre las calificaciones de Gabo como estudiante del Liceo Nacional Zipaquirá, en un pueblo cercano a Bogotá. En las cátedras de religión y geometría era un desastre y todos sus maestros se llegaron a sentir acaparados ante su personalidad.

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, acudió a la misma institución educativa con García Márquez. En la serie, Petro recorre las aulas de clases y cuenta cómo el paso del escritor por esos lugares se volvió casi un mito. Cita, por ejemplo, que la única imagen del Nobel que lo relaciona con la institución estuvo perdida por muchos años hasta que algunos estudiantes, entre los que estaba él, la encontraron en salón abandonado de la escuela. “Nunca supimos por qué la quisieron ocultar”, dice Petro.

Y así como Bogotá marcó una época en la vida da Gabo, México también lo hizo. Un mundo de Gabo recorre ese lugar, que se convirtió en la segunda casa del escritor. Ernesto Sosa Gallegos, encargado de asuntos culturales en la Embajada de México en Colombia, opina que la serie “logra testimoniar la relación que el Nobel tenía con México, su cultura y con importantes figuras de la literatura mexicana como Octavio Paz y Carlos Fuentes”.

Duque hace su acercamiento a la vida de Gabo en compañía de los escritores Guillermo Angulo, Ángeles Mastretta, Elena Poniatowska, Xavi Ayén, William Ospina y de testimonios recopilados de Álvaro Mutis, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, que intentan mostrar a un Gabo disciplinado, sensible, que hacía reír, pero que era muy solitario.

La serie, que se podrá ver en Canal Capital de Bogotá, Canal 22 de México y en Telesur, entre otros, a partir del próximo 28 de noviembre, también recorre La Habana, donde García Márquez dio vida en 1985 a la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. El embajador de Cuba en Colombia, José Luis Ponce, destaca la relación entre Fidel Castro y Gabo, la incidencia del escritor en la política de su país y la importancia que tuvieron sus letras. “Mi primer acercamiento a Colombia fue justamente a través de su obra”, concluye.