Un antihéroe contra la corrupción
Un cómic sobre la lucha social triunfa en la sociedad brasileña
Un día, un viejo soldado del Ejército brasileño decidió dejar su jubilación para una nueva misión, "la madre de todas las batallas". Su uniforme, antes una farda verde, ahora es una gran máscara de oxígeno y una sudadera con capucha para que no le reconozcan. Del Ejército sobraron solo las botas negras y los fusiles, ahora usados para una guerra —su guerra— dentro de Brasil contra un enemigo interno: la corrupción. Su primera víctima fue un diputado pastor evangélico, asesinado en una habitación de hotel; la segunda, un senador que descansaba en una playa. Este justiciero tiene sed de venganza y quiere eliminar a los políticos, empresarios de la construcción, dirigentes de fútbol y líderes religiosos corruptos de su país. Y no hay negociación ni soborno que le detengan:
—¡Yo te pago para que me sueltes! ¿Cuánto quieres?
—No quiero tu dinero, secretario. ¡Quiero que trabajes! Los trenes son como corrales humanos... Los autobuses, asesinos y sin fiscalización... El metro tuvo sobrecoste y está sobrepoblado...
—¡Voy a cambiar todo! ¡Te lo juro!
—No. El cambio vendrá con tu sucesor... O voy a por él también.
Así arranca la saga en cómic de El Doctrinador (en portugués, O Doutrinador), el antihéroe del Brasil contemporáneo. La obra, con dos temporadas ya publicadas en Facebook desde 2013, finalmente llegó a las librerías de Brasil el pasado martes (editora Red Box) y será editado en inglés para Europa y Estados Unidos.
Los primeros trazos surgieron en 2008 de las manos del designer Luciano Cunha, de 42 años, que se inspiró en sus ídolos Frank Miller (Batman) y Jack Kirby (X-Men, Capitán America, Hulk). El proyecto estuvo guardado hasta marzo de 2013, cuando el autor, de Río de Janeiro, decidió abrir una página en Facebook para publicar su cómic.
La obra tuvo un rotundo éxito a partir de junio del mismo año, en el contexto de las manifestaciones que entonces se producían en Brasil —en uno de los primeros episodios, el personaje se enfrenta a la policía que reprimía una protesta—. La página en Facebook logró cerca de 20.000 seguidores y hasta 2015 —otro año de masivas manifestaciones— llegó a 40.000.
El Doctrinador parece personificar, de una forma extrema, la indignación con la política, el malhumor de la gente y la revuelta con "todo lo que hay". Sus lectores no son los típicos aficionados a los cómics. Para Cunha, no les atrae tanto el arte de su obra, sino el sentimiento de que "alguna justicia" funciona contra los corruptos. "Refleja un contexto político, algo muy común en los cómics. Al final, ¿qué es Tarzán? ¡Es el colonizador blanco en África! ¿Y el Capitán América? Luchaba contra el nazismo y, después, reflejaba el imperialismo americano en tiempos de Guerra Fría", compara.
Sin embargo, El Doctrinador provocó algunos "malentendidos ideológicos", según cuenta su autor, que se molesta al tener que explicar sobre la ideología del personaje. “En Batman El Caballero de la Noche, el protagonista es un multimillonario que usa toda su fuerza para cazar a criminales pobres. Pero dicen: “es solo un cómic”. ¡Pero el mío también es solo un cómic!”. Muchos le acusan a Cunha de haber dibujado un personaje fascista; otros, de extrema izquierda o libertario. En realidad, se trata de un loco, un justiciero desequilibrado. “Él busca a los políticos de todos los colores ideológicos. Es un lunático y nada justifica lo que hace”
Cunha, que trabaja como ilustrador en una agencia de publicidad, ya tiene pensado una tercera temporada, pero admite que quiere "parar por un tiempo". Su arte todavía no le mantiene. “Publicaba tres páginas por semana, a veces hasta cinco, en mi rato libre. Pero ahora soy padre y es muy agotador”. Cuenta que está negociando con un canal de pago la producción de una serie sobre su personaje, que también se convertirá en un videojuego. "Solo con el cómic no me llega. Pero si lo convierto a otros formatos, quizá pueda dedicarme solo a él... El sueño de cualquier dibujante".
Babelia
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