Con la mirilla desviada
Los desmanes de ciertas multinacionales en los países subdesarrollados. El robo de sus recursos energéticos a través de empresas puente. El manejo de la política local por medio de presiones, cuando no del crimen, ejecutado por sicarios y espías, que a veces son la misma persona, derrocando gobiernos, asesinando a personalidades de la administración no afines a sus intereses. Parece interesante y lo es. Según cómo se cuente.
CAZA AL ASESINO
Dirección: Pierre Morel.
Intérpretes: Sean Penn, Jasmine Trinca, Javier Bardem, Ray Winstone, Mark Rylance.
Género: thriller. R U, 2015.
Duración: 115 minutos
Porque Caza al asesino, libérrima traslación de la novela de Jean-Patrick Manchette La position du tireur couché, apunta trascendencia, complejidad y crítica política en sus primeros minutos para virar pronto hacia el convencional thriller de acción. Eso, siendo benevolentes. A Manchette, considerado como el adalid del néo-polar, cuyas novelas han sido adaptadas no por casualidad por Jacques Deray y Claude Chabrol, le han birlado el espíritu. La primera pista la tenemos en el director contratado, Pierre Morel, el realizador de Venganza, lo que garantiza energía en las escenas de acción (aquí, ni eso) y variadas luchas de artes marciales. Pero la película es un despropósito que no vale ni como cine de denuncia política ni como entretenimiento de multisala, salvo las risas que se echan en el taurino clímax final en la Monumental de Barcelona, repleta de banderas de España y de la Comunidad de Madrid. Un detalle banal, que de por sí no convierte la película en mala, si no acabaras preguntándote qué hace aquí gente como Sean Penn (también coguionista: ¿para arreglar, para acabar de estropear?), Idris Elba y Javier Bardem, con un personaje imposible y dos escalones por encima de lo debido (permitidos por Morel) en intensidad y movimiento corporal y gestual.
Babelia
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