“La pobreza es también la marginación por la raza”
Gustavo Gutiérrez, fundador de la Teología de la Liberación, alude a la marginación social, racial y de género como otras formas de desvalidez
El sacerdote y filósofo peruano Gustavo Gutiérrez, autor de la Teología de la Liberación, pasa largas temporadas en Estados Unidos y en Europa, en compromisos académicos y religiosos, a pesar de sus 88 años y un par de cirugías oculares recientes que hacen que el reflejo de la luz aún le incomode. Su usual buen humor y lucidez destacaron en la presentación del libro ‘Iglesia pobre y para los pobres’, del cardenal alemán Gehrard Müller, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, con prefacio del Papa Francisco.
La noche del martes en Lima, Gutiérrez describió los aportes al mundo de hoy de la teología que elaboró en 1971 y que plantea una opción preferencial por los pobres. El libro del cual es coautor -a petición de Müller- junto con el sacerdote alemán José Sawyer fue publicado originalmente por la editorial oficial del Vaticano en febrero de 2014. Ambos religiosos alemanes pasaron temporadas en Perú, donde conocieron el trabajo pastoral del sacerdote, además de la teología.
El sacerdote peruano, premio Príncipe de Asturias de Humanidades y Comunicación 2003, destacó ante un auditorio de más de 300 personas que esta corriente,si tiene algo de nuevo, es un cierto lenguaje sobre “la manera como se presenta la pobreza hoy día, y una mayor conciencia de la complejidad y la diversidad de la pobreza que es siempre pensada exclusivamente en relación a lo económico al medirla”. Pero los comentaristas y él destacaron que la Biblia está llena de referencias a la primacía del otro, del desvalido. “Comprendo lo que las ciencias sociales hacen, manejan criterios de un dólar y medio o un dólar y cuarto, pero la pobreza es también la marginación de personas por raza, por el color de la piel, o por la condición femenina”, precisó.
El religioso y académico recordó que esta teología nace en la convergencia de dos procesos: la situación social, política y cultural de los años 60 en América Latina y el Caribe, “con la irrupción del pobre en la conciencia del pueblo latinoamericano”, y el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII. “El término liberación traduce palabras hebreas y griegas de redención y salvación, es un término bíblico”, aclaró.
El teólogo vivió décadas de aislamiento sancionado en el Vaticano por el entonces prefecto para Congregación de la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger -antes de ser el Papa Benedicto XVI-, quien argumentaba que esa corriente de la iglesia latinoamericana no había deslindado con el marxismo. Dicho episodio -anotó uno de los comentaristas del libro, el sacerdote Andrés Gallego- , terminó en agosto de 2006 cuando Ratzinger informa al presidente de la Comisión Episcopal de Perú la positiva finalización del diálogo con Gutiérrez, “pero el reconocimiento del valor de la teología de la liberación en el centro de la iglesia no deja de ser importante”; es decir la publicación del libro de Müller y Gutiérrez con prefacio del Papa Francisco I.
Otro de los comentaristas del texto en Lima, el sacerdote jesuita Alberto Simons, añadió que la iglesia católica está atravesando por un “momento oportuno”, elkairos. Y en el mismo sentido apuntó Gutiérrez: “Es bueno que tengamos un Papa que insiste en decir ‘no quiero una iglesia así, prefiero esto a lo otro’; es una perspectiva muy fuertemente pastoral, y un momento muy rico para la reflexión sobre la relación entre la fe y la práctica misma: es lo que hace una teología sana. La teología no se hace para escribir libros, sino para ayudar al conjunto de la iglesia y a las personas a vivir plenamente el evangelio”.
Según cifras oficiales, en Perú casi el 24% de la población es pobre. “Mientras haya pobres, la Teología de la Liberación es necesaria”, concluyó el profesor de teología Gallego.
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