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Los superpoderes de Hollywood conquistan la Comic-Con

Los grandes estudios despliegan en San Diego la fuerza de sus estrenos más esperados

Varios de los más de 130.000 fans que llenan las salas, el centro de convenciones y las conferencias de la Comic-Con.
Varios de los más de 130.000 fans que llenan las salas, el centro de convenciones y las conferencias de la Comic-Con.Sandy huffaker (REUTERS)

“De todos los festivales que conozco, este es el único verdaderamente festivo. Y ni tan siquiera se llama festival”, confesó a este periódico un Colin Firth incrédulo con su primera experiencia en la Comic-Con, el mayor foro dedicado a la cultura popular donde los superhéroes y la fantasía se dan la mano alimentados por la energía de al menos 130.000 frikis cargados de adrenalina, disfraces y ganas de ser los primeros. Un ejército que Hollywood puso a sus pies en 60 segundos, ya fuera con el minuto que les mostró en primicia de la anticipada Batman vs. Superman: Dawn of Justice, o con la presencia horas más tarde de todo el reparto de Avengers: Age of Ultron,los dos títulos más poderosos y esperados de esta convención celebrada en San Diego (EEUU).

“Es el mayor panel de artistas al que he pertenecido nunca. Cada vez soy más insignificante”, resumió un Robert Downey Jr. sarcástico dado que es el mejor pagado de los Vengadores. Sus bromas sólo avivaron los vítores a las nueve estrellas de esta esperada saga de superhéroes que junto con Downey Jr. contó en el escenario con Chris Evans, Chris Hemsworth, Mark Ruffalo, Samuel L. Jackson y Cobie Smulders además de los nuevos fichajes de James Spader, Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen. La única que faltó a la cita fue una embarazadísima Scarlett Johansson. Fue el mismo estruendo con el que los cerca de 7.000 fans que se dieron cita en el Hall H, la nave más grande del centro de convenciones de San Diego, recibieron horas antes a Ben Affleck y Henry Cavill, los nuevos Batman y Superman. “Nunca pensé que algo me pudiera parecer raro o loco pero este es el lugar más extraño y loco en el que estuve nunca”, acabó confesando Spader en el ojo de esta tormenta llamada Comic-Con.

Se pudo ver un minuto en primicia del nuevo ‘Batman vs. Superman’

En total fueron cuatro días en los que este “epicentro espiritual de los frikis” como lo llama Charlize Theron, la meca de sus peregrinaciones, sufrió la artillería pesada de los estrenos más esperados y costosos de Hollywood. Todo fueron primicias para los fans que acudieron como todos los años a sentirse especiales sin importarles las largas esperas, las noches haciendo cola o la falta de espacio en el que moverse en un foro que se va extendiendo más y más fuera del centro de convenciones. Todo con tal de ser los primeros en sentirse cerca de sus estrellas, quizá llevarse un selfie y, sobretodo, presumir de la primicia en las redes. Los primeros en ver algo de Interstellar, la nueva película de Chris Nolan que había mantenido en total secreto hasta ahora; primeros en llorar con las últimas imágenes de El Hobbit: The Battle of the Five Armies o en saber que Guardianes de la Galaxia cuenta con una segunda parte garantizada cuando todavía ni se ha estrenado la primera. Además de que Josh Brolin será el futuro Guantelete del infinito —“el puño más poderoso del universo”— o de disfrutar con esa visión del uniforme de Wonder Woman. “Está es la primera vez que alguien ve imágenes de Mad Max: Fury Road en el mundo”, recordó también su director, George Miller, a este enfervorizado público. Los frikis lo saben. Como recordó Firth, lo mejor de este público, el que ahora llena las salas de cine, es que aprecia lo que le gusta.

También vuelve la espalda a lo que no le gusta. De ahí que Hollywood echara mano de todo lo que pudo con tal de mantener la hegemonía que en esta edición se le ponía en entredicho dada la gran presencia que ha adquirido la televisión en este foro. Pero la Comic-Con sigue creciendo, con fuentes que hablan de hasta 170.000 asistentes entre todas las actividades relacionadas con esta explosión cultural por todo San Diego y con pantallas de cine de 270 grados y más de 140 metros de longitud. Claramente en la Con sigue habiendo sitio para todos —incluso para esa rara avis llamada cómics donde un español, David Aja, ganó dos de los premios Eisner, su máximo galardón—. Aunque para llamar la atención entre tanta oferta haya que sacrificar a algunos de los “vírgenes de la Comic-Con” como se conoce a los que pasan por esta convención por primera vez.

Entre las víctimas de este año estuvieron Miller, Firth, Nolan, Paul Rudd o Daniel Radcliffe, entre otros. “Quería saber de una vez lo que era esto”, dijo un Nolan que pese a películas como la última trilogía de Batman, en el centro de este universo friki, nunca había puesto el pie en los pasillos de este foro. Nolan llegó junto a otro novato en estas lides, Matthew McConaughey, que culminó aquí el mayor año de su carrera. “Interstellar es lo más ambicioso que Nolan ha dirigido nunca”, comentó sobre un filme con guión de Jonah Nolan centrado en una nueva era en la exploración espacial. “Porque me crié en unos años en los que ser astronauta era la mayor de las ambiciones y la exploración espacial parecía inevitable”, añadió el realizador citando clásicos como 2001, Una odisea en el espacio, La guerra de las galaxias y Blade Runner como las mayores influencias de su nuevo filme.

Belinda Sainz y Bersain Gutiérrez, disfrazados de Phoenix y Superman.
Belinda Sainz y Bersain Gutiérrez, disfrazados de Phoenix y Superman.T. J. kirkpatrick (AFP)

En el caso de Radcliffe, su mayor motivación parece ser él mismo buscando nuevos modos de romper el molde que el éxito que su alter ego Harry Potter puso en su carrera. El actor británico vino a la Comic-Con a defender Horns, filme que además quiere romper géneros. Basado en la novela de Joe Hill (hijo de Stephen King) su director, Alexandre Aja, lo describió como “horror-come-trage-dia”, una historia en la que un joven acusado de matar a su esposa ve cómo, literalmente, le crecen los cuernos. Rudd defendió su entrada en el mundo de los superhéroes con Ant-Man y Firth también debutó en la convención con Kingsman:The Secret Service. En su caso llegó bien acompañado, junto a uno de los hijos de la Comic-Con, un foro que como Sundance o Cannes consagra talentos. Se trata del realizador Matthew Vaughn, que años atrás consiguió en la Comic-Con distribución para Kick Ass, filme que lanzó su carrera. “Fue el entusiasmo del Hall H el que me hizo triunfar”, le recordó a los presentes en una grabación hecha desde el set de Los cuatro fantásticos en Londres. Como aprovechó para describir, Kingsman es una película de espías “para los que se aburren con las películas de espías”, un derechazo contra la criticada —aunque alabada entre los críticos— seriedad de las últimas encarnaciones de James Bond. Un filme que basado en el cómic de Mark Millar y Dave Gibbons es una “carta de amor” a esos otros espías “que echamos de menos”. Y si como dicen los puristas las películas de espías son tan buenas como sus malos son malos, Kingsman recibió su mejor espaldarazo con la presencia de Samuel L. Jackson en sus filas como el mayor de los villanos, un papel del que pasaron Tom Cruise y Leonardo DiCaprio.

No sólo de películas vivieron los asistentes. También cantaron el cumpleaños feliz a Radcliffe, que cumplió los 25 en el escenario del Hall H. Bailaron con Channing Tatum y el rapero Biz Markie un improvisado Just a Friend que levantó a los seguidores de sus asientos durante la presentación de The Book of Life, la nueva película animada que produce Guillermo del Toro. Y además de camisetas, gorras o carteles de regalo se encontraron con otras sorpresas como las rosas que lanzó Downey Jr. a sus fans o el papel de extra por un día en el nuevo Fantastic Four que obtuvo Mike, el afortunado friki que se ganó un viaje pagado a Londres en una improvisada rifa.

Está claro que la razón de toda esta animación que convierte la ciudad de San Diego en un gran carnaval es ganar la atención del público. Una meta que los estudios no ocultan en un diálogo abierto y cercano con sus seguidores. “Espero que os guste todo lo que habéis visto aquí y llevéis a vuestros amigos a verlo para que así podamos hacer la secuela”, conminó sin escrúpulos Wes Ball, director de The Maze Runner, una nueva historia apocalíptica de distopía que junto con The Giver, que produce Jeff Bridges, compitió estos días por hacerse un hueco en el mismo mercado de jóvenes adultos que acapara Los juegos del hambre o Divergente. Una cartelera llena de futuros estrenos que dejó poco tiempo a los aficionados para preguntarse por el gran ausente, la nueva entrega de la saga de todas las sagas que desafía a todas las generaciones, la de La guerra de las galaxias.

Seducidos por la Comic-Con

Para cuando se confirmen las cifras, los asistentes a estos cuatro días de superhéroes y ciencia ficción superarán con creces los 130.000. De ellos se calcula que al menos una cuarta parte ataviados como les pide su cuerpo de friki, ya sean unas sutiles orejas puntiagudas de Spock o un elaborado traje de Catwoman. El ambiente de disfraces y bacanal que se respira en los pasillos de la Con, como se conoce cariñosamente a esta cita, puede haber llegado demasiado lejos para algunos que en estos últimos años han decidido tomarse la diversión por su mano. La organización distribuyó este año directivas a todos sus asistentes recordando que cualquier tipo de comportamiento "ofensivo o abusivo" no será tolerado. La reprimenda y las nuevas medidas de seguridad llegaron en una edición donde el 40 por ciento de los asistentes a este mundo hasta ahora considerado de hombres fueron mujeres. Y cuando el mundo del cómic se está diversificando con una mujer como próximo Thor o un Capitán América negro en un futuro cercano. Pero a veces la convivencia de las princesas de Disney (algunas barbudas) con las hordas de Vengadores de todas las tallas no es tan armónica como parece. Incluso desde el famoso Hall H llegan ofensas como el comentario de Jason Momoa durante la presentación de Juego de Tronos. "Lo mejor de mi trabajo es que puedo violar mujeres y encima se enamoran de mi", dijo el actor hace unos años. En esta edición hasta a las estrellas se les ha recordado el lógico código de conducta. Jeff Bridges mostró con humor que la trasera del cartel con su nombre avisa a los ponentes que moderen su lenguaje en el escenario.

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