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Piglia responde al Salón del Libro

El escritor argentino responde a las "violentas" declaraciones de Morisset, director de la cita parisina, por su no asistencia

El escritor Ricardo Piglia.
El escritor Ricardo Piglia.ricardo ceppi

Ricardo Piglia se muestra sorprendido ante las "violentas declaraciones" de Bertrand Morisset, director del Salón del Libro de París, a EL PAÍS por su no asistencia a la cita literaria que empieza  el viernes, donde Argentina es el país invitado. El autor de obras como Respiración artificial y Blanco nocturno desmiente cualquier acusación de deshonestidad señalada o insinuada por Morisset, entre ellas la de ser tratado como "una estrella del rock": "Acordé con mi editor francés que ellos se harían cargo de los gastos de mi traslado y hospedaje y le comuniqué esto en septiembre de 2013 a los amigos encargados de organizar la delegación argentina. A los funcionarios franceses jamás les pedí nada; ni siquiera hablé con ellos sobre el Salón, y debe ser por eso —y por mi pretensión de viajar por mi cuenta— que el funcionario me acusa de deshonesto".

La controversia se debe a que el lunes se hizo pública la no asistencia al Salón parisino de Piglia. El novelista ya aparecía con varias actividades en la programación, aunque él asegura que comunicó su renuncia a asistir hace un mes. En ese breve comunicado del lunes, el escritor lamentaba que ahora viajaran más los escritores que los propios libros, y que su renuncia al Salón de París respondía "a cuestiones literarias y no tiene nada que ver con el debate argentino actual, que convierte a la cultura en parte del enfrentamiento político (por no decir electoral) sin tener en cuenta su particularidad”. En la cita parisina tampoco estarán escritores como Rodrigo Fresán, Martín Caparrós o Pola Oloixarac por lo que algunos de ellos consideran motivos de “injerencia política” del gobierno Kirchner. Ante este hecho, el director del Salón negó que el Gobierno argentino hubiera efectuado presión alguna en la confección de listas.

Ante estas interpretaciones de su renuncia por cuestiones políticas, Piglia afirma en su comunicado de hoy: "No conozco a monsieur Morisset y desde luego él tampoco me conoce a mí, de lo contrario no me aconsejaría —con suficiencia paternalista— que puedo ir a Paris a criticar a 'los Kirchner' . Me imagino que su arduo trabajo como funcionario del Salón le impide saber de qué habla cuando se refiere a los escritores invitados".

Más adelante, el novelista agrega: "Me parece que monsieur Morisset se ha tomado en serio la idea de que la literatura argentina se divide en K y anti K, y no sabe que la mayoría de nosotros —viajen o no a Paris— pensamos en nuestra literatura actual de otra manera y con otros criterios. No se me ocurriría preguntarle a Le Clezio por quién vota en las elecciones para juzgar luego sus posiciones o su obra. No me parece que las posiciones políticas hayan sido el criterio por el que se designó al grupo de escritores argentinos invitados y en mi caso decidí no viajar cuando los funcionarios franceses dijeron que no iban a permitir que yo realizara un Salón B (!) por el sólo hecho de que había decidido viajar por mi cuenta. Como no entiendo esa lógica, a mediados de febrero, suspendí el viaje y comuniqué la decisión a mi editor y a los encargados argentinos del Salón. Se trata de una posición personal de política literaria, que es, a mi modo de ver, la única consideración pertinente en casos como éste".

Sobre las declaraciones de Morisset de que Ricardo Piglia quería ser tratado como una estrella del rock, las palabras del autor argentino aclaran que su presencia allí corría por cuenta suya y de su editor: "En cuanto a mis exigencias de artista de rock, —no sé cómo serán los rockeros en Francia— lo único que pedí a los que estaban a cargo del programa del Salón en Buenos Aires fue que se hiciera también un homenaje a Juan José Saer y no sólo a Julio Cortázar, aparte de plantear que no deseaba participar en mesas redondas, (tampoco en la Argentina participo ya en mesas redondas)".

Comunicado de Ricardo Piglia

Me han sorprendido las violentas declaraciones del monsieur Morisset en el diario El Pais de hoy, referidas a mi decisión de no participar en el Salon du Livre. No conozco a monsieur Morisset y desde luego él tampoco me conoce a mí, de lo contrario no me aconsejaría -con suficiencia paternalista- que puedo ir a Paris a criticar a "los Kirchner" . Me imagino que su arduo trabajo como funcionario del Salón le impide saber de qué habla cuando se refiere a los escritores invitados.

De entrada, acordé con mi editor francés que ellos se harian cargo de los gastos de mi traslado y hospedaje y le communiqué esto en setiembre 2013 a los amigos encargados de organizar la delegación argentina. A los funcionarios franceses jamás les pedí nada ni siquiera hablé con ellos sobre el Salón, y debe ser por eso – y por mi pretension de viajar por mi cuenta- que el funcionario me acusa de deshonesto.

En cuanto a mis exigencias de artista de rock, -no sé cómo serán los rockeros en Francia- lo único que pedí a los que estaban a cargo del programa del Salón en Buenos Aires fue que se hiciera también un homenaje a Juan José Saer y no sólo a Julio Cortázar, aparte de plantear que no deseaba participar en mesas redondas, (tampoco en la Argentina participo ya en mesas redondas}.

Me parece que monsieur Morisset se ha tomado en serio la idea de que la literatura argentina se divide en K y anti K, y no sabe que la mayoría de nosotros –viajen o no a Paris- pensamos a nuestra literatura actual de otra manera y con otros criterios. No se me ocurriría preguntarle a Le Clezio por quién vota en las elecciones para juzgar luego sus posiciones o su obra. No me parece que las posiciones politicas hayan sido el criterio por el que se designó al grupo de escritores argentinos invitados y en mi caso decidí no viajar cuando los funcionarios franceses dijeron que no iban a permitir que yo realizara un Salon B (!) por el sólo hecho de que había decidido viajar por mi cuenta. Como no entiendo esa lógica, a mediados de febrero, suspendí el viaje y comuniqué la decisión a mi editor y a los encargados argentinos del Salón.

Se trata de una posición personal de política literaria, que es, a mi modo de ver, la única consideración pertinente en casos como éste.

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