Berna González Harbour: “La novela negra es la otra cara del periodismo”
La periodista y escritora utiliza la novela negra 'Margen de error' para denunciar la falta de ética empresarial y la fractura social
Camina sin prisa mientras rodea la Casa de las Fieras del Parque del Retiro y llega hasta unos setos azotados por el invierno madrileño. La zona se asemeja bastante a la que Berna González Harbour (Santarder, 1965), periodista y subdirectora de EL PAÍS, sitúa el primer cadáver en Margen de error (RBA), una novela negra de denuncia social y falta de ética empresarial. Esta segunda historia de la comisaria María Ruiz partió de una noticia publicada en la prensa sobre el plan que diseñó la empresa francesa France Télécom para despedir a 20.000 empleados. El acoso, traslados forzosos y despidos que sufrieron los trabajadores les llevó a una treintena de ellos a suicidarse.
González Harbour se evade del trabajo diario con las historias que narran los escritores estadounidenses y europeos de género negro como Michael Conelly, Petros Markaris o Andrea Camilleri. En su carrera profesional nunca le ha tocado moverse en el lado más oscuro y tal vez por ello utiliza la novela para narrar la parte más cruenta y los cambios que esta viviendo la sociedad del siglo XXI. "La novela negra es la otra cara del periodismo. En esta profesión puedes dar pinceladas, ofrecer retazos de fotos sobre un tema, pero la novela es un cuadro amplio y detallado donde están todos los distintos elementos de una investigación".
La comisaria Ruiz nació y tomó cuerpo en 2012 en Verano en rojo, la primera novela de esta autora, y ya forma parte de la lista de investigadoras de ficción con carácter, inteligencia y sensibilidad, como Petra Delicado de Alicia Giménez Bartlett, Amaia Salazar de Dolores Redondo o Kinsey Millhone de Sue Grafton. González Harbour decidió que Ruiz debía moverse en Madrid, una ciudad que conoce bien, y que la trama debía desarrollarse en lugares que ella controlaba teniendo como reflejo la sociedad que vive día a día. En Margen de error a partir de la investigación del supuesto suicidio de uno de los personajes establece una compleja trama en la que el plan de despidos de una multinacional le sirve de telón de fondo y a la que se añaden los secuestros de menores, las manifestaciones del movimiento15-M en la Puerta del Sol y los indignados, el avance de las redes sociales, el desarrollo tecnológico en los últimos años y la impresionante transformación que está viviendo el periodismo.
Junto a la comisaría Ruiz se mueve por las novelas de González Harbour un veterano periodista, Luna, un personaje acostumbrado a que sus investigaciones tengan poco que ver con el ordenador y sí con la información obtenida a través de las diferentes fuentes de información que ha ido estableciendo a lo largo de muchos años de profesión. "Es una de esas personas que aprendió este oficio de una manera diferente a como se desarrolla en la actualidad. Se mueve entre los policías con gran facilidad y conoce como pocos los entresijos de las fuerzas de seguridad. Es un gran periodista. Con las nuevas tecnologías tenemos acceso a informaciones que antes eran inimaginables, a rastreos de personas y empresas en segundos", puntualiza la autora.
González Harbour considera que España te ofrece un buen panorama de corrupción y crimen para un escritor. "El asesinato, la corrupción, los secuestros exprés, las tramas de mafiosos o los comportamientos detestables, te lo encuentras sin salir de este país y no hace falta hurgar en las alcantarillas o en los bajos fondos. En la prensa casi a diario se relatan casos de corrupción política, tramas o mafias creadas para estafar".
La autora de Margen de error explica que optó por una comisaria a la hora de elegir un personaje principal porque "quería hacer un retrato del mundo actual. Consideré que una mujer era ideal para mostrar de manera certera los cambios que se han registrado en la sociedad. El universo de los investigadores ha cambiado mucho, ya no son esos misóginos o cínicos de vuelta de todo. Las mujeres en ese mundo solo aparecían llenas de curvas o como objetos sexuales", puntualiza mientras se aleja del parque y espera que llegue el verano para que la comisaria Ruiz tome las riendas de otra investigación.
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