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Dos ídolos en Latinoamérica

El documental 'El símbolo y el cuate', sobre la gira de Serrat y Sabina, se presenta en San Sebastián Se estrena el viernes en las salas españolas

Rocío García
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat durante la presentación de la película documental 'Serrat y Sabina: El Símbolo y el Cuate'
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat durante la presentación de la película documental 'Serrat y Sabina: El Símbolo y el Cuate'RAFA RIVAS (AFP)

Estadios llenos, emoción del público que sigue las letras de las canciones, en unos conciertos que unen a varias generaciones en una misma memoria colectiva. Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina son los protagonistas del documental El símbolo y el cuate que, dirigido por el periodista Francesc Relea, es un viaje a los países de Latinoamérica a través de la música y la relación de estos dos cantantes. El trabajo es toda una declaración de amor mutua entre el público de Latinoamérica y los dos artistas que ya han realizado dos giras por aquel continente, y que, incluso, ya están pensando en la siguiente. “Como la esperanza de vida ahora es tan elevada, creo que la próxima la podremos hacer en 2017 o 21018. La titularemos A la tercera va la vencida”, dijo divertido Serrat. El título del documental viene del periodista mexicano Ricardo Rocha que los calificó así en una ocasión: el símbolo es Serrat y el cuate es Sabina. El filme, rodado en la segunda de las giras realizada en 2011, tiene previsto su estreno en salas el próximo 27 de septiembre.

La ironía y las bromas han sembrado la presentación a la prensa esta mañana de esta película, que se ha presentado en la sección Zabaltegi de Zinemaldia. “Yo soy mayor que él pero él está muchos más viejo”, dijo Serrat de su compañero para añadir, a continuación, que lo que más había aprendido de Sabina había sido su generosidad y “esa maravilla de calcetines de rayas”. Sabina aseguró del artista catalán que le ha enseñado muchas cosas domésticas. Bromas aparte, Sabina, tocado con un sombrero blanco que no se quitó en ningún momento, dijo: “Nos unen muchas cosas, pero nos separan dos fundamentales: mi envidia y su talento”. Ni uno ni otro se sienten extraños en el cine. Serrat, que protagonizó hace tiempo tres películas, declaró en público su amor al cine. “No me siento extraño en el cine porque es una de mis armas educativas. He aprendido mucho del cine a lo largo de mi vida. Fue un refugio en mi adolescencia y una caja de sueños en mi juventud. Mi abandono del cine quizás haya sido mi mayor y mejor contribución a este arte”, aseguró el cantante de Mediterráneo.

¿Dónde acaba la música y empieza la fiesta? Las dos giras de Sabina y Serrat han sido toda una celebración de amistad, una ilusión democrática con un público entregado. Fue Serrat quien inició, obligado por su persecución en España en los años setenta, el primer viaje como artista. Lo hizo a bordo de una furgoneta con la que recorrió en cinco meses pueblos y pueblos de México. El no lo olvida. Sabina, tampoco. “Yo aproveché el caminito que abrió Joan Manuel que fue el primero en viajar por allí con su música. Por eso le estoy profundamente agradecidos”, ha asegurado el cantante andaluz afincado en Madrid que ha añadido. “Me da igual Buenos Aires, que Montevideo o México D.F. México. Hasta tengo mi corazoncito en La Habana y, además, duermo con la peruana”. Su compañero hizo la apostilla: “Lo comparto todo, excepto la peruana, pero por que ella no quiere”.

Este es solo un alto en el camino porque a estos dos amigos les queda mucho que decir. “Queda todo por cantar”, proclamó Sabina.

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