Carla Matteini, gran traductora y biógrafa de Dario Fo, fallece en Madrid
Fallece en Madrid la gran traductora y biógrafa de Dario Fo También era una reconocida dramaturga y adaptadora de grandes textos teatrales contemporáneos
Carla Matteini Zaccherelli es uno de esos personajes difíciles de encerrar dentro de un par de definiciones. Sí, era traductora, y adaptadora de numeras obras teatrales, y dramaturga, y pedagoga teatral. Pero también era una de esas profesionales que, sin subirse a un escenario, dio a conocer el mejor teatro contemporáneo internacional y, sobre todo, la ingente obra del nobel Dario Fo y su mujer, recientemente desaparecida, Franca Rame.
Matteini también debía tener dificultad para autodefinirse a sí misma. Una de las pocas veces que lo hizo se calificó como agitadora teatral “que ataca y remueve el fenómeno de la dramaturgia hacia y desde todos sus flancos”.
Nacida en Florencia en 1939 y fallecida ayer en un hospital madrileño, tras luchar contra varias enfermedades cruzadas, se podría asegurar que no había nadie en el teatro español de las últimas cinco décadas que no la conociera sobradamente. Y no sólo por ser una prestigiada traductora y adaptadora de autores como Alberto Moravia, Bernard Marie Koltes, Boris Vian, Caryl Churchill, David Mamet, Edward Bond, Ettore Scola, Harold Pinter, Michel Tournier, Pier Paolo Pasolini, Sarah Kane, Spiro Scimone, Steven Berkoff, Tony Kushner y, por encima de todos, Dario Fo.
El escritor italiano fue uno de los primeros en enterarse de la desaparición de su biógrafa y amiga y se mostró especialmente consternado con la noticia: “Es una pérdida muy importante para mí en este año de ausencias tan graves; y lo es porque era una mujer extraordinaria; no exagero si afirmo que era la mejor traductora que he tenido, no sólo en español, sino en cualquier lengua”, a lo que añadió, “tenía una personalidad grande, porque era inmenso su lenguaje, sus formas al utilizarlo, todo ello alimentado por su modo de vivir, con devoción hacia la palabra, y de una manera que hemos olvidado en el común uso normal del lenguaje; además era generosa y, sobre todo, positiva incluso en los momentos más difíciles de su vida”, señaló el nobel de literatura quien afirmó que en esta etapa tan dura para él la amistad de Matteini fue decisiva, “gracias a su armonía y su vitalidad extraordinaria”.
Inteligente, profundamente culta y, si hacía falta, mordaz y socarrona, Matteini se afincó muy joven en España tras estudiar Filología Moderna en la Universidad de Roma y obtener la titulación superior en inglés, francés e italiano. Tanto en estos idiomas, como en español, no tenía ni el más mínimo acento extranjero al hablar en cualquiera de las cuatro lenguas que utilizaba para .
Colaboradora del Atelier de la Traducción Teatral de Orleans, de la UE, también fue miembro del consejo de redacción de revistas teatrales como Pipirijaina, El Publico y Primer Acto. Matteini perteneció a Tábano (cuando escribía a seis manos con el autor Fermín Cabal y la actriz Gloria Muñoz), emblemático grupo del teatro independiente español y al equipo del Pequeño Teatro, fundado por William Leyton. También trabajó con José Luis Gómez y José Carlos Plaza, cuando estos estuvieron al frente del Teatro Español de Madrid y el Centro Dramático Nacional, respectivamente.
Su gran actividad impartiendo cursos, talleres, seminarios, y traduciendo y adaptando textos dramáticos, tanto para su publicación como para su representación y puesta en escena, hizo que fuera una mujer muy valorada por grandes profesionales, como el director francoargentino Jorge Lavelli, con quien trabajó en numerosas ocasiones, quien ayer, desde París, destacó la inteligencia, autoexigencia y profesionalidad de Matteini: “Estoy muy afligido por esta pérdida, era una persona íntegra en todos los sentidos…. ¡con quién voy a comer yo los huevos rotos con patatas cuando vaya a Madrid!”.
Esta mujer radical, en el mejor sentido del término (fundamental, de raíz), también colaboró mucho con el autor y director Borja Ortiz de Gondra: “Carla nos enseñó la pasión y el compromiso radical por un teatro rabiosamente contemporáneo, que ella traducía pensando en la escena y trabajando codo a codo con los directores. Ella nos abrió los ojos a muchos y grandes autores de la escena contemporánea y luchó porque el teatro español se abriera a otros horizontes. Curiosidad inagotable y trabajo hasta la extenuación fueron sus señas de identidad”. En términos similares se expresó ayer el director Guillermo Heras: “Con la pérdida de Matteini el teatro español pierde una de las personalidades más complejas en su acercamiento al hecho escénico. Conocida como traductora de un importante legado de la dramaturgia contemporánea de los últimos años, fue también una persona enormemente comprometida con una escena independiente y en los últimos años con su vinculación a los procesos de los autores emergentes de la dramaturgia española contemporánea. Una ausencia que lamentaremos profundamente”.
En una entrevista realizada hace cuatro años, ella decía: “Creo que todos los traductores tenemos una preparación filológica, pero luego en el teatro hay que olvidarla, porque es muy difícil traducir teatro si no vives a pie de escena, si no te relacionas con los directores, si no estás en el primer ensayo y oyes como suena y te das cuenta de que tienes que cambiar cosas”, apuntaba Matteini quien afirma categóricamente que muchos autores españoles, como Juan Mayorga, serían buenos, pero no tan grandes e importantes, si no hubieran leído teatro internacional contemporáneo. Un teatro que muchas veces llegaba a manos de estos autores gracias a esta mujer que, cada vez que se reponía una obra de Fo, la traducía de nuevo, porque afirmaba que su lenguaje era muy coloquial y lo que se habla en la calle cambia mucho en pocos años.
Matteini, madre de Mónica, Miguel, Verónica y Giulio Zavala, también colaboraba en muchos medios de comunicación, entre ellos los diarios El Mundo y EL PAIS. La capilla ardiente de Matteini está instalada hoy miércoles en el Tanatorio de la M-30 de madrid, desde donde saldrá mañana jueves para ser incinerada a las 11.30 en el Crematorio del Cementerio de la Almudena de Madrid.
Babelia
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