Campanella, el amor y la amistad

Entra Juan José Campanella al edificio y comienza el ruido. El director de El secreto de sus ojos llega al estudio de animación donde estos días se remata Futbolín (título español) o Metegol (título argentino), la primera película de animación en 3D estereoscópico de la historia de Argentina. Y Campanella es su máximo responsable, en un triple salto mortal que le ha tenido atado cinco años. “Ha sido un trabajo muy muy duro”, confiesa el ganador de un Oscar, en 2010. Recién vuelto el pasado martes de sus vacaciones de verano, Campanella encara el momento del empujón final, el que llevará al filme a su estreno en Argentina en junio y a España un mes más tarde.

Su nueva película cuenta la revancha de un partido de futbolín jugado años atrás entre dos niños que se convierte en una pelea por el honor, el amor y el futuro de un pueblo. El protagonista, Amadeo, imbatible en el futbolín, tendrá que encarar un campo más grande en el duelo final contra El Crack. Para frustrar los planes de El Crack de convertir el pueblo en un parque temático, Amadeo contará con la ayuda de los jugadores de su inseparable equipo, y en ese partido se ensalzarán “el espíritu de equipo, la amistad y el amor”, dice el director. Tanto Campanella como el resto de los principales miembros del equipo técnico de un filme que ha costado 15 millones de euros y en el que han participado 300 personas, insisten: a pesar del título no va de fútbol. “Hay una rivalidad, hay una historia de amor, hay personajes”, cuenta el cineasta.

A la película le falta poco: la animación ya está casi acabada y empieza la posproducción. Por eso en el estudio ahora solo hay trabajando unas 70 personas, animadores y técnicos procedentes principalmente de Argentina y España, pero también artistas de Francia, Brasil, Estados Unidos… Todos, encerrados en un pequeño edificio al norte del barrio de Belgrano, en el que se han ido techando terrazas a medida que se necesitaba espacio. A Campanella el proyecto le llegó de Gastón Gorali, curtido en la animación, y que fue quien vio en el cuento de Roberto Fontanarrosa Memorias de un ‘wing’ derecho el germen de un filme de animación. “Gastón me invitó a comer y me ofreció la posibilidad”, cuenta Campanella, que también explica que del texto de Fontanarrosa ha quedado poco: “Fue nuestra inspiración, y de él Eduardo Sacheri ha logrado un gran libreto”.

Curiosamente Campanella es uno de los pocos argentinos a los que no les vuelve locos el fútbol: “A mí me gusta, pero no es mi pasión. Me gusta la épica del fútbol. Mucho. Pero justo por eso no me interesa el profesional, solo el de potrero [el jugado por amigos en un terreno baldío, sin césped, el fútbol de aficionados]". Y sin embargo, Campanella sacó en El secreto de sus ojos una de las mejores frases de la historia del cine sobre el fútbol: “El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios, pero hay una cosa de la que no puede cambiar, Benjamín. No puede cambiar de pasión”. En la película el amor por el balompié traiciona a un asesino. Porque como le descubre Pablo (Guillermo Francella) a Benjamín (Ricardo Darín), en el alma de un ser humano las pasiones están grabadas a sangre y fuego. Ahora en Futbolín vuelve a esa pasión y a esa épica, rehuyendo similitudes con personajes reales: “Los jugadores no se han creado a imagen y semejanza de astros del fútbol mundial, pero responden a arquetipos que se repiten en cada generación, como el filósofo o el egocéntrico".

Pero, ¿qué tal se le ha dado a un director de actores de carne y hueso la animación? “Ha sido un duro aprendizaje. Uno tiene que romper con muchos esquemas muy interiorizados. Como que no puedes hacer grandes cambios en montaje, porque en dibujos todo va previamente muy decidido, no arreglas con otro plano diferente. La animación tiene otros ritmos, he debido aprender todo un léxico nuevo. Pero veo tomas terminadas y disfruto de un mundo increíble”. Para ello ha contado con la ayuda de un director de animación, el español Sergio Pablos, uno de los creadores mundiales más respetados en su mundo. Porque Futbolín es también ejemplo de otro esfuerzo, el de la colaboración hispanoargentina. En la producción, mayoritariamente española, han entrado Antena 3, Plural y Jempsa.