La mujer que llevó a Bolaño al cine
La directora chilena Alicia Scherson adapta ‘Una novelita lumpen’
A veces la osadía tiene sus gratificaciones. Y en la vida de Alicia Scherson, cineasta chilena de 38 años, esa osadía ha sido una constante que le ha permitido arriesgarse y ganar, convirtiendo una novela de Roberto Bolaño en película, algo que nadie había hecho hasta ahora y que, con toda probabilidad, no volverá a ser posible para ningún cineasta independiente. Scherson acaba de estrenar en los festivales de cine de Sundance y Rotterdam la película Il futuro, una coproducción chileno-italiana-española-alemana basada en Una novelita lumpen,un relato de Bolaño (la última que vio publicar en vida), cuyos derechos adquirió Scherson en 2006.
Por aquel entonces, Carmen Balcells aún era la representante de la obra del escritor fallecido tres años antes y que no conocería la fama internacional hasta 2008, cuando su novela 2666 fue publicada en Estados Unidos y se convirtió en best seller, ganó el Premio Nacional de la Crítica de ese país y estalló la bolañomanía, que hoy es ya una enfermedad intelectual comparable a la que provocó en su momento la llamada nueva literatura latinoamericana. Andrew Wylie, conocido en la industria del libro como El Chacal (un hueso mucho más duro de roer que Balcells), es ahora quien dirige el destino de la obra del autor chileno, que vivió gran parte de su vida en Cataluña.
Scherson, lectora y admiradora de Bolaño, descubrió Una novelita lumpen en 2004 y con una sola película en su maleta, Play (ganadora del Festival de Tribeca en 2005), se acercó a Balcells a título personal y le pidió los derechos para llevarla al cine. “Tuve suerte de que aún no hubiera estallado ‘la fiebre’. Era un libro poco conocido, encargado para una serie titulada Año 0 de Mondadori sobre el nuevo milenio desde la perspectiva de diferentes ciudades y firmadas por diferentes autores latinoamericanos. No tenía una productora detrás que me apoyara pero Balcells y la viuda del escritor aceptaron”, cuenta Scherson a través de Skype desde el Festival de Cine de Rotterdam, donde también estrenó su segunda película, Turistas, en 2009. “Adquirí los derechos y los guardé. Necesitaba hacer otra película antes de enfrentarme a Bolaño y comencé a trabajar en la adaptación, algo que nunca había hecho porque yo siempre he trabajado con material propio”.
Pero Una novelita lumpen no es uno de esos libros complejos de Bolaño sobre la literatura dentro de la literatura. “Tiene una trama muy sencilla, la de Bianca, una adolescente que nos habla desde el futuro de la historia que ella y su hermano viven tras la muerte de sus padres con un tono como de fin de mundo y ese humor tan duro de Bolaño. El mayor desafío no fue tanto adaptar la trama sino llevar a la pantalla la atmósfera del libro”.
Il futuro (le cambió el nombre porque lumpen tenía muchas dificultades de traducción), como sus anteriores filmes, está impregnado precisamente de una extraña pátina de sensaciones visuales que a veces rozan lo onírico y a la que contribuye una imagen atípica de los barrios periféricos de Roma, donde se mezclan las ruinas de la ciudad con imágenes que sugieren la inexorable decadencia de la civilización europea. “Creo que Bolaño fue un poco visionario y entendió hacia dónde se precipitaba Europa mucho antes de que comenzara la crisis”, afirma Scherson. En ese ambiente que a veces se percibe entre opresivo e irreal, la adolescente Bianca (la chilena Manuela Martelli) trata de encontrarle un sentido a su vida tras la muerte repentina de sus padres. Maciste, un actor ciego y de músculos flácidos que antaño protagonizaba películas de héroes hercúleos de serie B (interpretado por Rutger Hauer, el líder replicante rebelde de Blade Runner), será el inesperado salvador de la protagonista.
“Una de las cosas que me hizo conectar con el libro es que Bianca tiene que encontrar estrategias de supervivencia, y ese tipo de personajes siempre me interesan. La necesidad que tenemos muchos seres humanos de colocarnos un disfraz para superar determinadas situaciones cuando nos encontramos a la deriva”. Y en cierto modo, eso quizá también resuene en la propia vida de Scherson: siendo estudiante de biología un día vio en un periódico una convocatoria para estudiar en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba y se presentó. “Conseguí una beca y anuncié en casa que me iba a estudiar cine para ser directora, algo que las niñas de mi generación nunca pensamos que pudiéramos ser. Fue un impulso pero ya no hubo marcha atrás”.
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