El electricista pecó por venganza
El ladrón confiesa que robó el Códice Calixtino en represalia por su despido Los 1,2 millones de euros hallados en su poder los hurtó de la catedral de Santiago
“Sí, fui yo quien robó el libro. Me lo llevé el 4 de julio del año pasado, sobre las 12 de la mañana”. El electricista Manuel Fernández Castiñeiras confesó hoy ser el autor de la sustracción del Códice Calixtino de la catedral compostelana. Los investigadores están convencidos de que el único móvil del hurto — y él mismo así lo ha admitido— fue la venganza contra los responsables eclesiásticos por haberle despedido y no haberle abonado 40.000 euros que él reclamaba como indemnización. “No hay ninguna organización detrás. Durante el tiempo que le hemos tenido vigilado, no hemos visto que contactara con nadie para ofrecerle el libro”, afirmó el comisario Serafín Castro, jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV).
El deán autentifica el libro al reconocer las marcas que había hecho en él
Recuperado el valioso volumen el pasado miércoles, los agentes intentan ahora aclarar el origen de 1,2 millones de euros encontrados en poder del ladrón del Códice, aparte de 30.000 dólares y otra pequeña cantidad de dinero en pesetas. Algunos de los billetes son nuevos y aún estaban empaquetados en fajos. Fuentes de la investigación tienen el convencimiento de que ese dinero procede supuestamente de hurtos realizados de los cepillos de la catedral, además de cuantiosos donativos hechos por particulares a uno de los principales templos de la cristiandad. Estos hurtos los habría cometido a lo largo de los 25 años que estuvo contratado de electricista en la catedral.
El comisario Castro reveló la existencia de unas imágenes grabadas el 4 de julio de 2011 por una cámara de seguridad en las que se ve al electricista saliendo de la catedral con “un bulto” bajo el chaquetón. Pero, evidentemente, eso no bastaba para acusarle del robo. Anoche, él mismo admitió que fue ese día cuando se apoderó del Códice.
El sindicato policial SUP se quejó ayer de la “tardanza” en la detención del sospechoso, argumentando que “el 8 de julio, pocos días después de la desaparición, un funcionario de Seguridad Ciudadana de Santiago de Compostela hizo un informe interno fundamentado con datos” que apuntaban directamente al electricista. El comisario Castro restó valor a este informe, sin querer entrar en detalles.
La Brigada Central de Patrimonio Histórico y la Brigada central de Delincuencia Especializada han investigado desde el robo a unas 30 personas, entre ellas extrabajadores de la catedral, empleados de limpieza, vigilantes de seguridad, etcétera.
Pero las pesquisas empezaron a cuajar el pasado enero, al centrarse las sospechas en un hombre que reunía el perfil idóneo: Manuel Fernández Castiñeiras, de 61 años, quien durante un cuarto de siglo había estado contratado de electricista de la catedral. Fue despedido al ser nombrado José María Díaz deán del templo. La justicia declaró “improcedente” el despido y el afectado inició un litigio aún no resuelto (Fernández reclamaba una indemnización de 40.000 euros). Ahora cobra una pensión.
El ladrón iba a misa cada día a la catedral, se colocaba siempre en el quicio de una puerta, como si estuviera rezando ante la tumba de un canónigo y, al salir, se tomaba un café y se iba a casa. Meses después, la policía supo que planeaba comprar una casa por 300.000 euros. Y eso reforzó los indicios contra él. En 2008 ya había comprado a tocateja un apartamento en A Lanzada y ocho o 10 años antes había hecho lo mismo con una vivienda para su hijo. Es verdad que Fernández había heredado, pero...
Han sido hallados 11 facsímiles, uno de ellos del ‘Libro de Horas’
“En una de las charlas que tuvimos con él, le dijimos: ‘Manolo, a ver si los que tienen el códice lo van a quemar...’. Y él nos respondió: ‘No, no está quemado’. Ahí se delató porque ¿cómo sabía él que el códice no estaba quemado?”, relató el comisario Castro. Este negó que hubiera habido “negociaciones” entre el electricista y la policía para recuperar el códice, “salvo que las hayan hecho otros por detrás”.
El pasado miércoles, la policía localizó el Códice Calixtino en un garaje-trastero de O Milladoiro, en el municipio de Ames (A Coruña). El deán lo ha reconocido como auténtico, debido a que había realizado en el valioso libro del siglo XII unas anotaciones manuscritas en la contraportada. Esas insólitas anotaciones son las mismas que tiene el ejemplar hallado por la policía. Además, han sido recuperados 10 facsímiles y otro facsímil del Libro de las Horas, así como documentos sueltos que “el deán había notado que habían desaparecido de su despacho”, según Castro, así como llaves de la catedral.
Los investigadores tratan de aclarar ahora el origen del dinero en poder del electricista. Para ello están estudiando una especie de tres diarios con anotaciones contables. “Esperamos que eso nos aclare de dónde procede el dinero”, dijo Castro.
El taciturno electricista, su esposa, Remedios Nieto Mayo, y su hijo, Jesús Fernández, pasarán en breve a disposición del juez de instrucción número 2 de Santiago de Compostela, Antonio Vázquez Taín. María Jesús Q., novia de Jesús, quedó en libertad, pero está citada a declarar acompañada de su abogado.
Babelia
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