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Otro cine español es posible

Ante la debacle del régimen de subvenciones, algunos creadores apuestan por la vuelta a las 'películas guerrilla': escaso presupuesto y formas alternativas de financiación

Gregorio Belinchón
Fotograma de la película 'Diamond flash', dirigida por Carlos Vermut
Fotograma de la película 'Diamond flash', dirigida por Carlos Vermut

Si el sistema de ayudas se resquebraja, si no ha arrancado el nuevo sistema de desgravaciones que ayude a las producciones, si cada día es más difícil que una película española encuentre salas donde estrenarse si no viene de la mano de una major, ¿cómo se puede hacer cine hoy en España? "Pues haciéndolo, tirando para adelante. Rodar las cosas que yo quiero en la situación actual solo se puede hacer así, realizando sacrificios que a cambio te den el gran privilegio de contar tu historia", dice David Trueba. "Es que yo siempre he hecho así las cosas: me monté mi propia compañía de teatro porque no te puedes quedar en casa esperando a que suene el teléfono", asegura Paco León. "Si me quedo esperando, no la ruedo", comenta Carlos Vermut. Son los directores de Madrid, 1987; Carmina o revienta y Diamond flash, películas que en los últimos meses han logrado ruido mediático y llamar la atención desde los arrabales de la industria española.

No son únicos: Juan Cavestany ya ha filmado y estrenado en Internet dos filmes: Dispongo de barcos —que llegó a alguna salas comerciales— y El señor (www.dispongodebarcos.com), esta última a coste cero. "Para mí son experiencias personales que no puedo sobredimensionar para otros. Yo he obtenido gran satisfacción personal, pero la gente lo ve como algo que no es igual a una película que sale con 200 copias un viernes, como un producto al margen. Por ahora no llega a la gente... aunque nunca he rodado con esa idea de llegar", confiesa el cineasta y dramaturgo. El viejo sistema de cooperativa —del que han salido en los últimos años películas como WWW, de Javier Díez Moro, extrabajador de RTVE que puso los 17.000 euros que guardaba en un fondo de pensiones y formó una cooperativa con compañeros suyos salidos también del ERE del ente público— sigue vigente. Otros, como el crowdfunding (micromecenazgo o, en traducción literal, financiación en masa), crecen abrumadoramente gracias a Internet, y ya están llegado resultados logrados con miles de pequeñas aportaciones. La primera fue El cosmonauta; ahora hay hasta plataformas especializadas como Kifund.

David Trueba, Carlos Vermut o Paco León optan por estas producciones

Sus autores hablan de satisfacciones personales, de la necesidad, como define Cavestany, de "hacer gimnasia" con historias, pero incluso en este arrabal hay diferencias de tamaño: a David Trueba Madrid, 1987 le ha costado 300.000 euros: "Rodé durante 13 días y pagué a los técnicos y a los actores [José Sacristán y María Valverde forman la pareja protagonista] como en un rodaje grande... Luego ellos mismos me contaron que algunos cobraron peor en sus siguientes trabajos. Ahorré en lo circunstancial, rodé en escenarios naturales en vez de construir el baño en un plató. A ninguna productora le interesaba el guion porque no es lo que se lleva ahora, y o filmaba empujado por el entusiasmo de los actores y los técnicos o lo guardaba en un cajón. Al espectador no le importa ni el dinero ni el tiempo, solo ve el resultado final". A Paco León, su falso documental Carmina o revienta, Premio Especial del Jurado en Málaga y galardón a la mejor actriz para su madre, Carmina Barrios,le costó 40.000 euros. "Estaba dentro del concepto mismo del proyecto: así tenía el control artístico de la película. Yo he invertido el dinero ganado en televisión y publicidad para lograr libertad".

Carlos Vermut, procedente del cómic y de la tele, invirtió los 25.000 euros ganados en la creación de la serie de animación Jelly Jamm, en Diamond flash, un rompecabezas de historias de mujeres con un extraño superhéroe: "Lo envié a tres productoras, pero solo esperé un mes. Escribí un guion con pocas localizaciones, por si ocurría lo que ocurrió: que nadie me contestó. El guion se ordena mejor desde lo emocional, no desde lo racional. Yo ahorré en arte y fotografía, di prioridad a la historia y a los actores". El coste medio de un filme español se acerca a los tres millones de euros.

Probablemente sea Vermut el que acierte con su público: "Como espectador creo que encajas mejor con personajes comunes. Tras ver Los vengadores, me parece que el mejor momento es la charla entre un viejo vigilante (Harry Dean Stanton) y Bruce Banner, posHulk: ahí el público interactúa con la historia".

En estas fronteras del cine español siempre han surgido obras como los primeros trabajos de Pedro Almodóvar; Arrebato, de Iván Zulueta, o más recientemente Todos vós sodes capitáns, de Oliver Laxe, premio de la crítica internacional en la Quincena de Realizadores en Cannes 2010. "Hay que luchar por ir ganando poco a poco terreno, que te vea más gente", dice Cavestany. Vermut y León se definen como ingenuos: "No enseñé Diamond flash a ningún distribuidor", cuenta el primero. "Ahora sé que hay hasta agente de ventas". León: "Confié en la selección natural. Si en Málaga gustó, ¿por qué no estrenarla? El público debería tener siempre la última palabra". León lo desmiente, pero Alta Films ya ha anunciado que distribuirá Carmina o revienta. Trueba está feliz con su repercusión en ventas internacionales y festivales. "La vio quien quería verla". Un buen mandamiento... que no suele ser habitual.

A vueltas con el dinero

Mientras, el cine grande empieza a acelerar sus renqueantes pasos de este año. Ayer el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y el Instituto de Crédito Oficial (ICO) firmaron el convenio —ya cacareado la semana pasada— con el que habrá hasta 25 millones de euros del ICO para prestar a productoras: la cuantía no podrá superar el 50% del presupuesto de la película, con un límite de 1,2 millones de euros, y el plazo de amortización es de cinco años. Una pequeña inyección de dinero a la espera del acuerdo sobre el porcentaje desgravable en la producción cinematográfica: 40% piden los productores; 25% lo más, responde Susana de la Sierra, directora del ICAA. ¿Será el 35%?

En cualquier caso, también ayer arrancaron dos rodajes grandes: el de Alacrán enamorado, drama amoroso centrado en boxeo y skinheads de Santi Zannou, con los hermanos Bardem (se basa en la novela homónima de Carlos), Álex González y Miguel Ángel Silvestre; y el del thriller apocalíptico Los últimos días, dirigido por los hermanos Álex y David Pastor, con Quim Gutiérrez, José Coronado, Marta Etura y Leticia Dolera. Se suman al que trae a Tom Sizemore a España: Óscar Aibar dirige desde hace dos semanas El bosc, con Álex Brendemühl, María Molins y Pere Ponce.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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