"En Argentina hay necesidad de experimentar con la escritura"
Las confidencias entre mujeres a media noche pueden ser algo más que una terapia compulsiva. Para Patricia Suárez (Rosario, Argentina 1969) fue la inspiración y el punto de arranque de Anna Magnani, un relato con el que ganó la pasada semana en Madrid la segunda edición del premio Cosecha Eñe 2007.
La escritora argentina cuenta con ironía y humor el reencuentro de una mujer con su primer marido después de nueve años; ahora "su gran amor" se dedica a criar gallinas que leen a Dostoievski. "En realidad, es un relato para leer entre líneas", señala Suárez, que es también autora de obras teatrales, cuentos infantiles y dirige talleres literarios en Buenos Aires, donde, en su opinión, "hay necesidad de experimentar con la escritura".
Pregunta. Un reencuentro con un ex que cría gallinas que leen. ¿Cómo surge Anna Magnani?
Respuesta. Es el resultado de charlas telefónicas a altas horas nocturnas con mis amigas que tienen ex y a las que les hablo de los míos también. En realidad, quería hablar de que hace 50 años una no tenía tres matrimonios a lo largo de su vida. Y en cambio ahora el contrato matrimonial está tan asentado en el amor que cuando éste se termina se termina el matrimonio. Hablo de que todo en esta época pasa muy rápido: me interesan mucho las personas que son víctimas de las situaciones o de su propia confusión.
P. ¿Qué cree que ha valorado el jurado?
R. Supongo que es un cuento muy extraño y con una escritura muy puntual, con frases cortas que aluden a muchas cosas. Es un relato como para leerlo entre líneas.
P. Forma parte de lo que se denomina la nueva narrativa argentina. ¿Qué es lo que mueve a la literatura argentina de hoy?
R. Hay una necesidad de experimentar y de romper con cánones oficiales de escritura para llegar a algún punto. Los jóvenes están en una búsqueda de su propia voz y esta búsqueda se publica. A lo mejor antes esto no sucedía. En este momento hay una proliferación de editoriales pequeñas y mayor posibilidad de publicar. También se lee más literatura argentina que hace unos años.
P. ¿Cómo le entró el gusanillo de escribir?
R. Siempre escribí por gusto, pero nunca pensé que iba a ser mi oficio. Estudiaba psicología y a los cuatro años de carrera tuve una crisis vocacional. Empecé a escribir a escondidas en mi casa mientras trabajaba en una zapatería hasta que gané un premio, al poco tiempo de empezar a coloborar en un diario cultural, que me abrió muchas puertas. Dejé los zapatos y empecé a vivir de lo que escribía.
P. Escribe poesía, teatro, cuentos, ensayos... ¿Con qué género se siente más cómoda?
R. En la narrativa para adultos. Hago de todo; escribir para los niños me divierte y el teatro me da una vida social que como narrador no tienes nunca porque estás en tu casa solo escribiendo.
P. ¿Qué proyectos tiene?
R. Tengo muchas ganas de dedicarme a la narrativa. Tengo también pendiente una obra de teatro y un taller de teatro leído.
Babelia
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