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Un geógrafo del PP y un biólogo del PSOE unidos por un récord: Galicia y Asturias lideran el crecimiento en ciencia e innovación

Ambos consejeros de I+D+i piden un pacto de Estado a nivel nacional y explican el auge del noroeste español gracias a pozos mineros reconvertidos en ambientes lunares o una IA que predice el abandono escolar

Román Rodríguez y Borja Sánchez Fundación Cotec Madrid
Los consejeros de ciencia e innovación de Galicia y Asturias, Román Rodríguez (con corbata) y Borja Sánchez, en la Fundación Cotec de Madrid.Santi Burgos
Nuño Domínguez

No es habitual que dos políticos de partidos rivales se hagan una foto juntos y digan sin tapujos que están de acuerdo en algo. Es lo que acaba de suceder con Román Rodríguez, doctor en geografía nacido en O Vento, Pontevedra, hace 56 años, y Borja Sánchez, doctor en biología de Mieres, de 45. Son los responsables de ciencia e innovación de Galicia y Asturias, respectivamente, y tienen algo importante que celebrar: sus comunidades autónomas se han convertido en líderes de crecimiento de la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en toda España, un hecho insólito.

Estas dos regiones del noroeste gobernadas históricamente por PP y PSOE han estado por lo general alejadas de los grandes polos de innovación como País Vasco, Madrid y Cataluña. Pero en los últimos años han hecho un gran esfuerzo por reforzar su sistema. Ahora, ambas alcanzan el podio, separadas por solo una décima: Galicia crece un 28,2% y Asturias un 28,1%. Dos tasas récord, según los datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística de 2023, los últimos disponibles.

El hito tiene especial mérito porque 2023 fue un año histórico a nivel nacional, con un aumento del 16%, y un desembolso total de 22.379 millones de euros hasta alcanzar el 1,49% del producto interior bruto dedicado a la I+D+i.

Rodríguez y Sánchez llevan décadas de militancia en sus respectivos partidos, PP Y PSOE, y años al frente de sus consejerías. Pero no se habían conocido personalmente hasta ahora, que se han juntado para ofrecer una entrevista a EL PAÍS auspiciada por la Fundación Cotec en la que reflexionan sobre el boom científico y tecnológico del noroeste español.

“La palabra ciencia no había estado nunca en el organigrama de la Xunta de Galicia hasta el año pasado”, reconoce Rodríguez, actual conselleiro de Educación, Ciencia, Universidades y FP. Fue a raíz de la decisión del presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, de centralizar estas competencias. Pero Rodríguez advierte de que el “cambio de mentalidad en Galicia” se remonta a 2011. “Nos dimos cuenta de que los sectores tradicionales en los que se fundamenta parte de nuestra economía se habían quedado obsoletos”. Había que “apostar por la investigación y la transferencia”, reconoce.

Galicia invirtió 963 millones de euros en I+D+i en 2023, casi el doble que hace una década, y 212 millones más que el año anterior. Esta apuesta ha hecho aumentar su peso en el conjunto de España y la sitúa como la séptima comunidad que más invierte. Aunque el tamaño de Asturias es más modesto, con solo una universidad pública, la de Oviedo, su incremento de 61 millones de euros en un solo año es proporcionalmente equiparable. Las dos regiones están aún lejos de los líderes en gasto por habitante —País Vasco, Madrid y Cataluña—, pero son las que más avanzan hacia la convergencia en toda España.

Este esfuerzo presupuestario y político se traduce en casos tangibles de éxito, explican ambos consejeros. Asturias empezó su apuesta por la I+D+i mucho más tarde que Galicia, y tuvo que hacer más con menos, confiesa Borja Sánchez. Conoce al presidente de Asturias, Adrián Barbón, desde que eran niños, porque fueron juntos al colegio. Es científico del CSIC, especialista en microbios intestinales, y fundó una empresa que pretende almacenar las bacterias de una persona para hacer tratamientos futuros en caso de problemas de salud. Militante del PSOE desde hace más de 20 años, en 2019 fue nombrado consejero encargado de pilotar la transformación asturiana a base de ciencia e innovación.

Uno de los programas más exitosos del Principado está relacionado con el retorno de científicos del extranjero, ofreciéndoles proyectos que no podrían hacer “en ningún otro lugar del mundo”. Entre ellos están las instalaciones que simularán los túneles volcánicos de la Luna en las galerías de las antiguas minas de carbón, que han atraído el interés de investigadores que trabajaban en proyectos asociados a la NASA. Sánchez también destaca la financiación del 50% para que grandes empresas, sean asturianas o no, establezcan centros de I+D en el principado. Desde 2019 han pasado de dos a 16 centros, con compañías de calado como ArcelorMittal o Alsa, y la llegada de hasta 400 investigadores asociados a estos proyectos, asegura Sánchez. Otros pozos mineros pueden albergar servidores informáticos o nuevos parques empresariales, preferentemente en dos áreas en las que Asturias pretende ser puntera: energías renovables y alimentación del futuro.

Román Rodríguez (con corbata) y Borja Sánchez, junto a Cristina Garmendia, presidenta de la Fundación Cotec, en Madrid.
Román Rodríguez (con corbata) y Borja Sánchez, junto a Cristina Garmendia, presidenta de la Fundación Cotec, en Madrid.Santi Burgos

Por su parte, Galicia destaca en la adquisición, por parte de la Administración, de tecnología punta que aún no está en el mercado, la llamada compra pública innovadora. Esta inversión permite modernizar sectores muy diversos, resalta Rodríguez. Uno de sus proyectos estrella es crear un expediente educativo único para cada alumno y dotarlo de un sistema predictivo de inteligencia artificial que alerte de un posible abandono escolar o sugiera formas de reorientar la carrera. “En sanidad tenemos una historia clínica, pero aún no existe lo mismo en educación”, resume Rodríguez.

Previsiblemente, este año Galicia será una de las comunidades con más proyectos de este tipo de toda España, explica Rodríguez. Este académico es un veterano del PP gallego. Lleva encadenando responsabilidades municipales desde 1999 y consejerías desde 2015, primero en ordenación del territorio, su especialidad, pero también en cultura, educación, universidades y, ahora, ciencia e innovación. Su tesis doctoral se centraba en la transformación de las poblaciones gallegas de aldeas a ciudades entre las décadas de 1960 y 1990, con la que ganó el Premio de la Crítica de Galicia en 2000. Ahora pilota otra gran transformación gracias al Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga) que da servicio al sector público y a empresas, con la puesta en marcha de Qmio, uno de los ordenadores cuánticos más potentes del sector público en el sur de Europa.

Buena parte del avance en I+D+i a nivel nacional y regional se explica por la llegada de fondos de recuperación de la Unión Europea. Un ejemplo: aunque España recibe menos fondos comparativamente que Italia, su inversión en I+D+i sobre el PIB ha aumentado, mientras la de nuestro vecino mediterráneo ha caído. Gracias a este buen empleo de las ayudas, España ha escalado hasta el puesto 16 de los 27 de la Unión Europea en I+D+i. No obstante, este crecimiento tendría que continuar al menos cuatro años más para alcanzar la media de la Unión Europea, donde el gasto por habitante es de 862 euros, casi el doble que el español, según el último Informe Cotec, una fundación privada centrada en la innovación.

El mayor temor es que este gran avance se convierta en desplome a partir de 2026, cuando se cerrará el grifo de las subvenciones europeas. Hace cuatro meses, Mario Draghi alertó de que Europa necesita 800.000 millones de euros para reindustrialización e innovación si quiere mantenerse fuerte frente a Estados Unidos y China. No está nada claro de dónde sacar todo ese dinero.

En un nivel más modesto, los consejeros asturiano y gallego creen que es posible mantener el crecimiento si hay un pacto nacional de las principales fuerzas políticas en torno a un nivel de inversión creciente y fijado para un periodo de cinco, siete, o incluso más años. El acuerdo permitiría darle estabilidad al sistema y abandonar las famosas arrancadas de pura sangre y paradas de borrico que caracterizaron durante décadas la deriva de la ciencia y la innovación en España. Casi todos los partidos han defendido en algún momento este pacto de Estado por la ciencia, pero nunca se han puesto de acuerdo para hacerlo realidad. Asturias está ultimando una ley que permita un horizonte de financiación de siete años y que se pretende aprobar en 2025.

“Obviamente, hay comunidades autónomas que tienen mucho más tirón que otras, pero yo creo que entre todas, a través de un pacto de Estado, lo podríamos lograr”, asegura Sánchez. “Estoy absolutamente de acuerdo”, contesta Rodríguez sin dudarlo.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.
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