_
_
_
_

Draghi pide financiar con deuda común el plan para reindustrializar Europa y recuperar competitividad

El expresidente del BCE aconseja crear un nuevo fondo que logre movilizar hasta 800.000 millones al año en inversiones para recuperar el terreno perdido con EE UU y China

Mario Draghi habla con el rey Felipe VI en el monasterio de Yuste (Extremadura), donde recogió el premio Carlos V.
Mario Draghi habla con el rey Felipe VI en el monasterio de Yuste (Extremadura), donde recogió el premio Carlos V.Ballesteros (EFE)
Manuel V. Gómez

Europa lleva años perdiendo terreno económico frente a Estados Unidos y China y ahora se afana en buscar soluciones para recortar la brecha. Hace casi un año Mario Draghi recibió el encargo de la Comisión de elaborar el diagnóstico y presentar un ambicioso recetario para revertir esa inercia. Y en su informe, divulgado este lunes, expone con un ejemplo muy claro en qué se traduce esa marcha más lenta del Viejo Continente: “Solo cuatro de las 50 mayores empresas tecnológicas del mundo son europeas”. El expresidente del BCE, con su vitola de salvador del euro, ha presentado un trabajo con una apuesta clara: una nueva estrategia industrial, según prescribe con sencillez el ex gobernador del BCE, la atalaya desde la cual salvó el euro durante la Gran Recesión. Más allá del objetivo general, el italiano plantea propuestas más complejas hasta llegar a la financiación de esta estrategia, que precisa entre 750.000 y 800.000 millones al año entre dinero privado y público, y que para esta última parte plantea una herramienta similar al fondo de recuperación, que ayude a pagar proyectos que sirvan para impulsar esta apuesta industria.

Lo había advertido Draghi en abril, en el primer discurso en el que dio pistas de por dónde iba el informe que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le había pedido hace ahora un año para analizar los males de la economía de la UE. Iba a recomendar un “cambio radical” sobre lo hecho en otros momentos pasados. Lo es en un doble sentido: no habla de reformas estructurales que, en realidad, apuestan por recortar derechos laborales y gasto público como vía para ganar competitividad (a través de precios más baratos); y señala un camino que pasa por la industria para impulsar la productividad, el valor añadido. La pandemia de la covid-19 desnudó los graves riesgos que también para la economía tenían décadas de deslocalizaciones y globalización desigual, algo que ahora afronta el sector fabril más emblemático del continente: el automóvil.

Así que el financiero —porque Draghi, que también ha sido primer ministro italiano, es sobre todo un financiero que pilotó las privatizaciones del IRI italiano en los noventa, fue vicepresidente de Goldman Sachs, gobernador del Banco de Italia y presidente del BCE— apuesta por la industria. Puede parecer una receta vieja, más de siglos anteriores que del XXI, pero no lo es. Si la economía china avanza a pasos agigantados hasta convertirse en una amenaza para las grandes potencias de las centurias anteriores, es por la industria: sus coches eléctricos, sus paneles solares, sus aerogeneradores le están acercando a un sorpasso sobre Estados Unidos que merecerá el calificativo de histórico si llega.

La industria de la que habla Draghi —también la Comisión Europea— pasa por una tecnología limpia, por de reducir las emisiones de carbono, por la inteligencia artificial, por cerrar la brecha en investigación e innovación que la UE tiene con Estados Unidos y China, por la formación de los trabajadores.

Relanzar la industria europea empieza por reducir los precios de la energía, más cara en Europa que en otras áreas del mundo. “La inversión en infraestructuras es lenta y subóptima, tanto para las renovables como para las redes. Las normas del mercado impiden a las industrias y los hogares aprovechar todas las ventajas de la energía limpia en sus facturas”, apunta, señalando hacia elementos que ha apuntado en el pasado, como la necesidad de modernizar las redes de transporte (tendidos eléctricos, ductos de materias primas) y a que los precios de la energía nuclear y renovable siguen muy ligados —por la regulación legal— a la volatilidad de los combustibles fósiles. Eso, especialmente las redes, requiere de inversión, como también la recualificación constante de la mano de obra.

Draghi no escapa a uno de los mantras que informe tras informe se repiten en la capital comunitaria: la profundización en el mercado único como herramienta para impulsar la economía. Es explícito en eso, pero no le dedica un capítulo específico. Incluso apunta al motivo: hubo un informe hace apenas tres meses, el del también ex primer ministro italiano Enrico Letta, que ya lanza sus propuestas para avanzar en esta línea. Pero que no haya un apartado específico, no quiere decir que lo olvide.

De ese mercado único perfeccionado, especialmente en su parte financiera, la llamada Unión del Mercado de Capitales, depende buena parte de la requerida financiación. Son necesarios “al menos” entre 750.000 y 800.000 millones de euros de inversión adicionales en la UE y la mayoría deben salir del sector privado, algo que precisa más mercado interior en el sector de los capitales.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_