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Tribuna
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Adiós a Judith Campisi, pionera y mentora de la biología del envejecimiento

La investigadora fue una figura central en el campo de senescencia celular y en establecer la implicación de este proceso en el envejecimiento y el cáncer

Judith Campisi
Judith Campisi, en su laboratorio de senescencia celular del Instituto Buck para la investigación sobre el envejecimiento.Buck Institute for Research on Aging
Manuel Collado Junta Directiva de la Sociedad Española de Senescencia Celular

El pasado sábado 20 de enero nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento de Judith (Judy, como la conocíamos todos) Campisi, investigadora del Buck Institute for Research on Aging en EE UU. Pese a que muchos sabíamos de su enfermedad y su bajo estado de ánimo tras el fallecimiento de su anciana madre, la noticia ha supuesto una conmoción en un campo científico, el de la senescencia celular, en el que su nombre brillaba con luz propia como verdadera líder inspiradora.

Judy era sin duda pionera y figura central en el campo de senescencia celular, y en establecer la implicación de este proceso en el envejecimiento y el cáncer. Así era reconocida por toda la comunidad científica, que veía en ella una líder que seducía con sus ideas, su visión y sus descubrimientos, además de con su carácter y amabilidad.

Esta investigadora fue la creadora de una escuela de la que salieron numerosos científicos de gran prestigio que se formaron con ella, expandieron este campo de investigación por distintos lugares del mundo y que la reconocían como una mentora generosa y constante en su apoyo. Solo los grandes líderes de pensamiento original que se preocupan por la carrera de sus discípulos, ayudándolos en cada etapa de su progresión profesional, pueden lograr el reconocimiento y el cariño de la comunidad científica.

Judy era una conferenciante incansable que decía siempre que sí a todas las llamadas de organizadores de congresos de todo el mundo, que siempre recurrían a ella como garantía de éxito para las charlas inaugurales o de clausura de sus eventos. No había encuentro científico que demandase su presencia en cualquier rincón del mundo, por apartado que fuera, al que Judy renunciase a ir, sin importar jornadas maratonianas u horarios imposibles. Sus conferencias eran clases magistrales que repasaban el campo de investigación, además de ser inspiradoras al compartir su visión, siempre integradora y global. En esas mismas conferencias o en cualquier circunstancia, Judy era una persona siempre accesible, amable, dispuesta a escuchar a todo el mundo y a ayudar a quien se lo pidiese. Y dispuesta también a acompañar la conversación con una copa de un buen vino tinto que tanto apreciaba.

El reconocimiento de su liderazgo en este campo científico se produjo gracias a sus numerosas contribuciones clave para entender el proceso de senescencia celular y que resumía no solo en sus conferencias, sino también a través de artículos de revisión que fueron siempre lectura obligada para cualquiera que quisiese adentrarse en esta área o que pretendiese mantenerse al día de los nuevos descubrimientos. Su visión e interpretación tanto de sus propios resultados como de los del resto de la comunidad le valieron el reconocimiento de sus colegas.

Durante décadas, el campo de la senescencia celular fue un terreno controvertido en el que pocos científicos como Judy fueron capaces de continuar aportando pruebas sólidas y cada vez más determinantes de la relevancia del mismo, hasta alcanzar hoy en día un reconocimiento unánime y un esplendor que se comienza a plasmar en prometedoras aplicaciones terapéuticas. En este aspecto, Judy fue también pionera, contribuyendo de manera decisiva a la creación de una de las primeras y más importantes startups, Unity Biotechnology, centrada en la eliminación de las células senescentes como estrategia terapéutica frente a enfermedades asociadas al envejecimiento, un camino que muchos otros se han lanzado a recorrer tras sus pasos.

Echaremos sin duda en falta sus numerosas contribuciones científicas en forma de artículos con nuevos descubrimientos, sus revisiones actualizando nuestro conocimiento y dándole sentido, y su presencia en todas las conferencias en las que siempre encontraba un momento para pararse a charlar con todo el mundo. Pese a su muy escasa estatura física, Judy era una auténtica gigante de la ciencia, llena de energía y pasión que trasmitía con una sonrisa y una voz amable.

Judy mantuvo encendida la antorcha de la investigación en senescencia durante muchos años. Ahora es nuestro turno de mantener viva esa antorcha para las próximas generaciones de investigadores y para el resto de la sociedad. Desde la Sociedad Española de Senescencia Celular, SENESCEL, trabajaremos para mantener vivo su legado y seguir ampliando las fronteras de la ciencia de la senescencia celular en su memoria.

La Junta Directiva de la Sociedad Española de Senescencia Celular, SENESCEL está formada por Manuel Collado, Salvador Macip, Ana O´Loghlen, Concha Peiró, Ignacio Palmero, María Mittelbrunn y Juan Carlos Acosta.

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