Antonio Alonso, forense: “Hay cadáveres con una alta concentración de cadmio sin que haya habido un envenenamiento”
El director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses analiza precedentes de autopsias malinterpretadas, en pleno escándalo por el presunto asesinato de la tía de la mujer del actor Luis Lorenzo
Numerosos programas de televisión han repetido en bucle en los últimos días que el matrimonio formado por el actor Luis Lorenzo y Arancha Suárez Palomino pudo envenenar a la tía octogenaria de ella con la sustancia tóxica del interior de unas pilas para cobrar su herencia. El informe de la autopsia realizada en Asturias asegura que la anciana, Isabel Suárez, falleció “de forma violenta” por “una intoxicación aguda por metales pesados”, como demostraría que tenía 200 veces más cadmio en su sangre de lo habitual en una persona viva. Este fin de semana, sin embargo, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, en la localidad madrileña de Las Rozas, publicó en sus redes sociales una información que pasó totalmente desapercibida: dos estudios científicos de más de una decena de cadáveres de Estados Unidos y China, con altísimos niveles de cadmio en sangre, cuyas muertes no tuvieron nada que ver con envenenamientos ni intoxicaciones. Uno de los casos chinos tenía exactamente 200 veces más cadmio de lo normal, igual que la tía de la mujer del actor Luis Lorenzo.
El director de la institución, el biólogo Antonio Alonso, analiza estos precedentes en una entrevista con EL PAÍS, en pleno escándalo por el presunto asesinato de Isabel Suárez. Alonso recuerda que un estadounidense de 61 años, Russell Repine, murió en 2002 aparentemente por un ataque al corazón, pero su autopsia sugirió un envenenamiento por cadmio. Las autoridades locales empezaron a buscar cadmio en otros fallecidos del condado y encontraron una decena de cadáveres con niveles altísimos de este metal, presente en pilas, baterías, pinturas y en el humo del tabaco. Los investigadores estadounidenses, sin embargo, llegaron a la conclusión de que era un fenómeno natural. El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses tiene ahora que hacer informes sobre el caso de Isabel Suárez.
Pregunta. Los casos de Estados Unidos y China son similares al de la tía del actor Luis Lorenzo, presuntamente envenenada. En un cadáver, ¿puede ser un hallazgo normal una concentración de cadmio 200 veces superior a lo habitual en vida?
Respuesta. Si nos atenemos a lo que dicen estos informes de Estados Unidos y China, tenemos que tomar ese dato con mucha cautela. La conclusión fundamental es: cuidado, en autopsias de personas que no tenían una intoxicación por cadmio se han encontrado altas cantidades de cadmio. Un equipo del Instituto de Ciencias Forenses de Pekín, en China, encontró un caso con cantidades 200 veces mayores que los rangos normales, y se pudo excluir la intoxicación. Estos son los datos que nuestro instituto ha publicado en su cuenta oficial, como centro de referencia cuya función también es difundir los conocimientos en toxicología y ciencias forenses. Evidentemente, no podemos hablar ni vamos a hablar de un caso concreto.
P. Hablando en general entonces, ¿tener un nivel de cadmio en sangre cardiaca 200 veces por encima de lo habitual implica que te han envenenado con pilas?
R. Según estos artículos científicos, hay otras posibles explicaciones. Los autores exponen que, como consecuencia de la muerte y de los fenómenos de descomposición, hay una redistribución de muchas sustancias químicas de unos tejidos a otros.
P. Investigadores de los Centros de Estados Unidos para el Control y la Prevención de Enfermedades explican en uno de esos estudios que el cadmio, como otros metales, se suele acumular durante la vida en el hígado y los riñones, con niveles que pueden ser 1.000 o 10.000 veces mayores que en sangre, respectivamente. Al morir, ese cadmio acumulado se redistribuye por las venas.
R. Las personas tenemos trazas de cadmio dentro de las células. Como consecuencia de la muerte celular, todo eso se vierte al torrente sanguíneo y pueden aparecer cantidades mucho mayores que las que hay en un individuo vivo. Esa es la explicación de por qué se pueden encontrar estas cantidades de algunos metales pesados.
Pido a todos muchísima cautela en la interpretación de las pruebas. La ciencia ni es inmediata ni es infalible
P. Entonces, ¿una concentración de cadmio, en sangre cardiaca de un cadáver, 200 veces por encima de lo habitual puede ser un hallazgo perfectamente normal y natural?
R. Eso es lo que se establece en el artículo de China. Todo depende del intervalo post mortem: el tiempo que pasa desde que se produce la muerte hasta que se toma la muestra. Cuanto más largo sea ese intervalo, la concentración será mayor, como consecuencia de ese mecanismo de redistribución. Por lo que dicen estos trabajos, hay que tener mucha cautela al interpretar cantidades altas de cadmio, porque pueden deberse a procesos post mortem, independientemente de que exista o no una intoxicación.
P. ¿Intoxicación o envenenamiento?
R. Un envenenamiento es una intoxicación que tiene una intención criminal. En estos trabajos lo que se dice es que, ojo, hay algunos casos con una alta concentración de algunos metales pesados, como el cadmio, sin que haya habido un envenenamiento o una intoxicación.
P. Un detalle importante, según estos dos estudios, es que si aparecen altas concentraciones de cadmio en sangre cardiaca, pero no en el hígado, eso sugiere que la explicación no es un envenenamiento.
R. Ese es otro dato que puede apoyar, efectivamente, que ese aumento se haya producido por esta redistribución en los tejidos.
P. ¿El corazón es un punto adecuado para tomar muestras de sangre de un cadáver en busca de cadmio y otros metales pesados?
R. Los datos de estos trabajos indican que la cantidad de cadmio es mucho más alta cuando se analiza sangre cardiaca, sangre de los ventrículos.
P. ¿De dónde sale el cadmio en una persona normal y corriente?
R. Tenemos trazas de cadmio de respirar, porque está en el ambiente, por ejemplo, por el tabaco. Son cantidades muy pequeñas, del orden de menos de un microgramo por litro en sangre, y aquí aumenta 200 veces por esa redistribución que se produce en el proceso post mortem.
P. En el estudio estadounidense mencionan nueve cadáveres con concentraciones de cadmio de entre 82 y 600 microgramos por litro de sangre cardíaca, niveles “incompatibles con la vida que pueden ser fácilmente malinterpretados como la causa de la muerte”.
R. Efectivamente. Lo que vienen a decir, también el equipo del Instituto de Ciencias Forenses de Pekín, es que en un porcentaje importante de los casos —dependiendo de dónde se toma la muestra y del intervalo post mortem— hay cantidades muy significativas de cadmio.
P. Usted fue unos de los autores de la guía europea Interpretando la genética forense (Sense about Science, 2019), en la que alertaban de que hay pruebas genéticas que parecen definitivas y llevan a inocentes a prisión, pero luego resulta que no eran definitivas. Si le das la mano al cartero, tu ADN se queda en su mano. Si después el cartero mata a alguien, tu ADN puede aparecer en el lugar del crimen. Con estas pruebas que parecen definitivas, como unos niveles de cadmio 200 veces más altos de lo habitual, hay que tener mucho cuidado.
R. Sí, esa sería mi reflexión, mi mensaje fundamental, de manera general. Tenemos que ser muy cautos en la interpretación de los resultados en una investigación. El perito tiene pruebas parciales, pero desconoce el resto de la investigación. Aquí solamente hay una persona, que es la jueza o el juez instructor, que conoce realmente todos los detalles de la investigación. Aquí también hay un poco de efecto CSI [la serie de televisión estadounidense sobre científicos forenses]: la ciencia es infalible y es inmediata. Bueno, pues hay un principio fundamental de la investigación penal, que es la presunción de inocencia. Si, por mucho que yo tenga una prueba fiable de ADN o de toxicología, [mi hipótesis] es imposible, porque ese individuo no estaba en el lugar de los hechos, tengo que intentar explicar todas las posibilidades. Así que yo lo que pido a todos —a los peritos, a los expertos, a los medios de información— es muchísima cautela en la interpretación de las pruebas. El análisis post mortem de resultados toxicológicos parece muy sencillo, pero a veces no es tan fácil. La ciencia ni es inmediata ni es infalible.
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