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Nueve productores ‘premium’ se fugan de la Denominación de Origen Cava

Los elaboradores de Corpinnat alegan que abandonan el Consejo Regulador buscando el prestigio perdido

Bodegas Gramona, en Sant Sadurní d'Anoia.
Bodegas Gramona, en Sant Sadurní d'Anoia.Jordi Adrià
Marc Rovira

La agitación se apodera del sector del cava, cada vez más dividido. Nueve de las más prestigiosas marcas del Penedès han abandonado el Consejo Regulador del Cava para emprender una aventura en solitario bajo el paraguas Corpinnat, una marca de garantía europea creada el pasado año. Alegan que buscan recuperar el “prestigio” que el cava se ha dejado por el camino en su estrategia de cuantificar el éxito en función del número de botellas vendidas. El Consejo Regulador reaccionó a la fuga advirtiendo a los díscolos de las consecuencias de su decisión: en sus botellas “no podrán utilizar o hacer referencia a la marca cava”.

Gramona, Recaredo, Llopart, Nadal, Sabaté i Coca, Torelló, Can Feixes, Júlia Bernet y Mas Candí oficializaron ayer su desvinculación de la DO Cava para emprender un proyecto alternativo, aseguran que más preocupado por preservar la esencia del producto, bajo el paraguas Corpinnat. “Hemos buscado el acuerdo pero no ha sido posible”, alegaba Xavier Gramona, copresidente, junto con Ton Mata, del nuevo sello. “Llegamos a la conclusión de que podemos aportar más desde fuera que desde dentro”, añadía. La división de los cavistas, largamente anunciada, se ha materializado y deja paso a un escenario incierto. El tajo que sufre la DO Cava apenas va a tener consecuencias en su balance de ventas, de más de 252 millones de botellas vendidas al año y una facturación de 1.149 millones de euros, porque las bodegas de Corpinnat venden apenas el 1% de ese total.

Sin embargo, la herida alcanza al corazón del negocio porque las nueve fugadas son marcas de reconocido prestigio en el sector. Concentran buena parte del comercio de la gama más alta del cava, identificado como gran reserva y cava de paraje calificado, un segmento de producto que justamente creó recientemente el Consejo Regulador del Cava para tratar de mimar ese producto y dar un giro a la estrategia del sector.

Lenta aproximación

La escisión llega tras meses de negociaciones para hallar un acuerdo que pudiera ser satisfactorio para los dos bandos. Por momentos, el pacto parecía cerrarse pero una decisión del anterior presidente del Consejo Regulador, Pedro Bonet, vetando la aparición conjunta de los términos Corpinnat y Cava en una misma etiqueta dinamitó la negociación. Bonet, próximo a Freixenet (exaccionista), imponía el veto al final de su último pleno como presidente del Consejo Regulador. Los impulsores de Corpinnat admiten que con la llegada de Javier Pagès al mando del consejo la relación ha mejorado, pero las tensiones no se han desengrasado a tiempo.

Una de las principales reivindicaciones de Corpinnat es que hace falta acotar las zonas geográficas donde se produce cava. Limitar al Penedès, y a sus municipios más inmediatamente cercanos, la zona de producción del cava era un punto clave de las exigencias. “Coincidimos en los objetivos de territorio y calidad pero no ha sido suficiente para convencerlos y finalmente han creído conveniente seguir su camino”, lamentaba Javier Pagès, presidente del Consejo Regulador.

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