Madrid sabe a ajo, curri y jengibre
Un recetario madrileño elaborado por amas de casa es una de las principales novedades de la décima edición del Gastrofestival
Tapear de bar en bar, asistir a una cata de quesos y a un taller de cócteles. Con Madrid Fusión a la vuelta de la esquina, desde este jueves y hasta el próximo 10 de febrero el Gastrofestival —que cumple 10 años— incita una vez más a disfrutar de Madrid a bocados. Entre las principales novedades de esta edición, destaca la publicación de un recetario madrileño y multicultural elaborado en su mayoría por amas de casa y una selección de más de 30 platos que se han convertido, según la organización, en señas de identidad de la oferta gastronómica de la ciudad.
A lo largo de más de 15 días, decenas de bares y restaurantes incluirán en su oferta tapas y menús especiales para su degustación y los mercados municipales serán el epicentro de muchas de las iniciativas previstas. Así, en el de Antón Martín se realizarán catas de cafés y cocina creativa para niños; en el de Barceló, los talleres girarán en torno a las bebidas espirituosas, con catas de ron, ginebra y whisky; y en el de Los Mostenses se podrán saborear más de una decena de elaboraciones de todo el mundo.
"La cocina tiene que comprometerse con ser más solidaria, más sostenible y tener un compromiso con el entorno", afirma el crítico José Carlos Capel
El evento no es apenas un acto de celebración de la gastronomía. Así lo constató el crítico José Carlos Capel durante la presentación el pasado lunes en el Mercado de Chamberí: "La cocina tiene que comprometerse con ser más solidaria, más sostenible y tener un compromiso con el entorno". Bajo esta idea, el también presidente de Madrid Fusión —entidad impulsora del festival junto con el Ayuntamiento— apuntó a la lucha contra el despilfarro energético, los desperdicios y los plásticos, como objetivos de esta nueva edición. Además, este año se hará especial hincapié en combatir los atragantamientos, la tercera causa de muerte no natural en España, con la divulgación de la maniobra de Heimlich.
Diversidad en los fogones
"Lo bueno que tenemos en Madrid es que somos de todos los sitios", subrayaba el chef Sacha Hormaechea, el pasado lunes en el acto de presentación. En los fogones de los hogares madrileños bullen cocidos pero también strogonoff japonés, lasaña de carne y berenjena y ramen. Esa diversidad cultural es precisamente lo que pretende homenajear un recetario publicado con motivo de esta edición y que puede descargarse en la web del festival. En total, 20 elaboraciones que se ilustran con una pequeña historia del plato y de las cocineras y cocineros, entre los que se incluye la alcaldesa, Manuela Carmena, con una receta de pollo al curri. "La gastronomía es el esfuerzo de cuidar a los demás. Cuando se guisa, se hace para dar satisfacción a alguien", señaló la propia Carmena, en el mismo acto.
Otra de las apuestas de esta edición es la sección Gastrofestival Recomienda, en la que se destacan los platos más icónicos de más de una treintena de restaurantes. La ensaladilla con huevas de trucha de La Tasquita de Enfrente, el huevo millésime con tartufo nero de Don Giovanni y el afamado cocido madrileño de Lhardy son algunas de las propuestas que conforman la lista.
Tapas decimonónicas
Más allá de los restaurantes, bares y mercados, como ya ocurrió en anteriores ediciones, museos, librerías, teatros y cines abren sus puertas a la gastronomía. Largometrajes de Almodóvar como Mujeres al borde de un ataque de nervios y ¿Qué he hecho yo para merecer esto? serán proyectadas en el Palacio de la Prensa. Durante el visionado, el público será obsequiado con un pack compuesto por gazpacho, tortilla, jamón y frutos secos, en un guiño a los ingredientes que el director manchego usa en sus películas. La misma sala también será escenario de la obra de teatro El Chef.
La oferta cultural se completa con una programación especial en los principales museos. El cacao será el producto estrella en el Museo de América, mientras que en el Museo Arqueológico se harán recorridos temáticos sobre la alimentación en Egipto y Grecia. Aquellos que acudan al Museo del Romanticismo crearán un recetario del siglo XIX y podrán llevarse a la boca una tapa decimonónica.
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