“Al que inventó el cambio de hora habría que dejarlo en una cama de clavos”
Los mayores expertos mundiales sobre el sueño recalcan la necesidad de concienciar sobre la importancia de dormir bien
Desayunar mientras amanece. Salir a trabajar con luz. Tomar algo a media mañana, y comer a las 13.00. En caso de siesta, de veinte minutos como máximo. Terminar de trabajar no más tarde, de las 17.00. Cenar a las 20.00 y dos horas más tarde, todos durmiendo. Este sería el horario ideal que ha planteado el jefe del Instituto de investigación biomédica de Lleida, Ferrán Barbé durante las jornadas tituladas “El sueño: el cuarto pilar de la salud” celebradas esta semana en el Cosmocaixa de Barcelona. Unas sesiones en las que los mayores expertos mundiales sobre la investigación del sueño insistieron en la necesidad de concienciar a la población sobre la importancia de dormir bien, y pidieron a los políticos que utilicen las herramientas legislativas para racionalizar horarios que fomenten una mejor calidad del sueño.
El sueño es el cuarto pilar de la salud humana, junto a la dieta, el ejercicio y el bienestar emocional. Sin embargo, para los investigadores es el gran olvidado. De acuerdo con estos expertos, un adulto debería dormir entre 7 y 8 horas diarias de media, treinta minutos más para el caso de las mujeres. Un acto necesario que permite al cerebro reiniciarse y que si se hace poco o demasiado, y mal, provocará que vivamos menos y con una peor calidad de vida.
“Se da la paradoja de que mucha gente pone el despertador a las 6.00 para ir al gimnasio o a pilates, sacrificando horas de sueño por ejercicio pensando que así va a mejorar su salud”, señala Barbé sobre la escasa conciencia entre la población de la importancia para el organismo de dormir un mínimo de horas al día.
Los científicos también recalcan el perjuicio para la salud que suponen los cambios de hora de primavera e invierno. “Al que inventó el cambio de hora habría que dejarlo eternamente en una cama de clavos”, bromeó Barbé. Según estos expertos, el adelanto y atraso del reloj es muy perjudicial para la salud, especialmente para las poblaciones más vulnerables como los niños y ancianos.
“Hemos escuchado a gente muy famosa diciendo que su éxito ha llegado gracias a dormir cuatro horas. ¿Qué tonterías son esas?”, criticó David Gozal, responsable de salud infantil en la Escuela de Medicina de la Universidad de Misuri, que insistió en que el cuidado del sueño también tendría una rentabilidad económica, “Si durmiéramos una hora más nuestra productividad aumentaría en un 16%”, ha sentenciado.
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