La estrella de la cocina de invierno vuelve a los mercados
Comienza la campaña de la alcachofa de Benicarló con elevadas expectativas
Chata, de hoja compacta y con un pequeño hoyuelo en el centro. Son las claves para detectar la alcachofa de Benicarló con Denominación de Origen. Esta semana arranca la campaña, que nace con mejores pronósticos que la anterior. Si el tiempo aguanta y no graniza, la calidad de la alcachofa de Benicarló de esta temporada será para recordar.
“La mata pide que refresque de noche pero sin pasarse, sin bajar de cero. Así se cultiva más prieta, sin tantos pelos en el interior y menos amarga. De momento, este año el tiempo es el idóneo”. Son palabras de Francisco Lluch, el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Benicarló. Tras recolectar los primeros frutos, Lluch ha pronosticado una campaña con mucha más calidad que la del año pasado, cuando las altas temperaturas se prolongaron casi hasta diciembre, por lo que las características del fruto se resintieron. La cercanía del mar a las tierras de cultivo, que reduce la posibilidad de heladas, y el riego con agua de pozo son los otros factores que, para Lluch, garantizan la calidad. “Este año, tanto a la vista como en el sabor, la de Benicarló se distinguirá en el mercado de las alcachofas de otros puntos de España, como Navarra, Murcia o Andalucía”.
La previsión de la campaña se ha celebrado especialmente entre los productores de los municipios que se encuentran en la Denominación de Origen. El sector da trabajo a más de doscientos agricultores entre Benicarló, Vinaròs, Peñíscola y Càlig. Además del personal de las cooperativas, los trabajadores de almacén de encajado y los transportistas. La producción de este año no se puede prever, pero se intuye superior a la pasada campaña, cuando se vendieron cerca de un millón y medio de kilos de alcachofa de calidad y de primera, y más de cinco millones de alcachofa dedicada a la industria, esto es, para conserva o como base de otros productos.
Los mercados de venta mayoritarios siguen siendo Cataluña y Madrid, pero la aventura internacional iniciada hace unos años comienza a dar resultados. Aunque en pequeñas cantidades, la alcachofa de Benicarló se exporta a Francia, Italia y empieza a abrir mercado en Inglaterra. “En Europa tienen otras costumbres gastronómicas”, ha detallado Francisco Lluch, “por ejemplo, en Francia la cocinan de otra manera, con otro tipo de guisos, por lo que están acostumbrados a consumir la variedad violeta, que es más gorda pero menos tierna”. Sin embargo, según el presidente del Consejo Regulador, “cuando un mercado la prueba, nos vuelve a pedir producto, por lo que sabemos que gusta”.
Benicarló cultiva alcachofa desde hace siglos pero siempre como complemento de la dieta familiar. De hecho, uno de los elementos del escudo del municipio es la representación de una planta de cardo, que se relaciona directamente con la alcachofa. El salto al cultivo a gran escala llegó a finales de los años 40, con el inicio de la comercialización en mercados nacionales. A partir de ahí, la alcachofa ha pasado a ser una de las estrellas de la gastronomía del norte de Castellón, siempre con permiso del langostino de Vinaròs.
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