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Correr contra el insomnio, yoga para la ansiedad, boxeo antiestrés... Todo problema tiene su ejercicio

Determinadas disciplinas pueden contribuyen más o menos a la salud mental según las características de cada persona, y en función del momento por el que pasa

Sportswoman running in the city
TODOR TSVETKOV / GETTY IMAGES (Getty Images)
Manuela Sanoja

Calzarse los guantes y subirse a un cuadrilátero a dar puñetazos a diestra y siniestra es mucho más que un buen ejercicio para los músculos. Además de tonificar —tanto los brazos como el core y las piernas—, de quemar calorías y combatir la celulitis, el boxeo es un deporte perfecto para la mente: ayuda a mejorar las cualidades analíticas y genera confianza en uno mismo. Hay muchos estudios que corroboran estos efectos beneficiosos del boxeo en la salud mental", explica Elena Dapra, psicóloga clínica y portavoz del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPM), quien añade que en efecto “es empoderador y ayuda a reforzar la autoestima y la autovalía. Por esto puede ser bueno para las personas que tienen tendencia a la depresión”.

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La palabra “tendencia” no está elegida al azar. “Todos las tenemos, y aparecen cuando pasamos por malos momentos. Por ejemplo, cuando alguien que tiende hacia la ansiedad pase por un bache, sentirá ansiedad. Pero no quiere decir que tengan un problema o trastorno de ansiedad”, dice la experta, quien añade que en estos casos el deporte no servirá. “Si se tiene un trastorno o un problema hay que ir al psicólogo para tratarlo”.

Todo el ejercicio, en general, ayuda a mantener una buena salud mental. “La actividad física mejora la concentración y la agudeza mental”, aclara Pablo del Río, psicólogo del deporte de alto rendimiento e integrante del COPM. Y algunas disciplinas concretas casan mejor con algunas tendencias, continúa este experto: “Cada deporte en particular puede ofrecer mayores o menores beneficios según la condición de cada persona”.

Los de contacto, como el boxeo o el body combat, “también pueden servir para descargar tensión en caso de estar muy estresado o enfadado”, explica Rafael San Román, psicólogo de la aplicación de psicología iFeel. Pero ante el estrés no solo vale dar golpes, también es positivo aprender a relajarse. Según explica la portavoz del COPM, es así porque esta sensación “forma parte del mismo grupo de la ansiedad o los ataques de pánico, que tienen síntomas muy físicos como la falta de aire o la tensión muscular”.

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De ahí que el yoga sea el ejercicio perfecto para este tipo de tendencias. “Ayuda a controlar la respiración, que es uno de los síntomas que se dispara y se retroalimenta cuando se siente ansiedad. Noto que me ahogo, me pongo nervioso y entonces siento más ahogo. En disciplinas como el yoga se aprende a respirar y a relajarse, dos cosas que se usan también en la terapia cognitivo conductual para tratar la ansiedad”, aclara la experta.

En la lista de ejercicios para la salud mental, aparecen actividades como el pilates, donde la concentración es fundamental. Con él, se aprende a dominar la respiración y a controlar el cuerpo, además de favorecer la producción de endorfinas, unas hormonas que ayudan a ponernos de buen humor y ver las cosas de forma más positiva. Son cualidades que, según los expertos, pueden beneficiar en caso de padecer dos de los trastornos mentales más comunes: la ansiedad y los ataques de pánico.

Otro ejemplo es el running para los problemas de insomnio. “Correr es recomendable para quienes tienen problemas de sueño porque es un ejercicio que aumenta la frecuencia cardiaca. Hacerla subir por el día favorece que se mueva y baje por la noche, algo que es fundamental para tener una mejor calidad de descanso”, añade Dapra. En este sentido serían válidos todos aquellos deportes que se consideran cardio, como puede ser montar en bici.

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No todo el ejercicio tiene que hacerse en solitario. Al contrario, deportes que se juegan en equipo como el fútbol son de gran ayuda para aquellas personas a las que les cuesta más relacionarse. “Formar parte de un equipo es positivo para quienes tienen que practicar sus habilidades sociales porque les obliga a remar en una misma dirección, a aprender a leer los códigos de las demás personas, a comunicarse, a practicar la empatía y todo lo que tiene que ver con la inteligencia emocional. No se nace sabiendo nada de esto, son capacidades adquiridas y que se pueden aprender”, aclara la experta.

Aunque los especialistas aseguran que este tipo combinaciones entre tendencias psicológicas y ejercicios suelen funcionar, también aclaran que más allá de lo general hay que tener en cuenta los gustos de cada uno. “Puede haber alguien con ansiedad al que el yoga le genere mucho más agobio que relajación. Por esto hay que saber qué le gusta hacer a una persona", dice el psicólogo de iFeel. Y también las características físicas. “No puedes decirle a una persona con sobrepeso que no ha hecho ejercicio en su vida que salga a correr 10 kilómetros. Para esta persona, una caminata de menor distancia podría tener los mismos efectos beneficiosos”, añade la experta.

Y los tres reiteran que estos consejos son válidos para las inclinaciones que aparecen en los momentos duros y que nos pasan a todos, no para las personas que necesitan un tratamiento. En estos casos, será el doctor quien haga las recomendaciones pertinentes. “El deporte nunca es una terapia en sí misma, sino una herramienta más, que funciona en gran parte de casos porque se liberan hormonas como las endorfinas que favorecen a estar de buen humor", concluye Del Río.

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