¿Sabes cómo se hace el arroz inflado?
Puedes preparar este crujiente desayuno en casa
Por estos pagos decimos arroz inflado y se nos vienen a la cabeza los cereales del desayuno. Y es que esa es la presentación comercial más habitual en la dieta occidental. Pero si has viajado por la India es posible que hayas podido disfrutarlo como picoteo, de la misma forma que aquí comemos patatas fritas. De hecho, es un ingrediente básico del bhel puri, una galleta de aperitivo muy apreciada en la India. El arroz inflado tradicional allí se conoce como muri y viene a ser algo parecido a nuestras palomitas de maíz, un snack natural. Su uso en el subcontinente asiático se conoce desde el siglo XV, pero ya lleva varias décadas en nuestro entorno. Eso sí, asociado normalmente a los cereales del desayuno.
Tanto si son para la primera comida de la mañana como para un tentempié, la forma de elaboración es la misma: se elaboran insufla aire a presión en pequeños fragmentos de masa hecha con la harina de diversos granos. El producto resultante es esponjoso, ligero y crujiente. Según los condimentos o ingredientes saborizantes que se añadan se destinará a uno u otro propósito. Con especias, sal y ligeramente tostado es un snack delicioso. A secas o algo azucarado pide paso para el desayuno. También sirve de relleno para barritas de chocolate crujiente.
Se encuentra sin problemas todo el año. Lo puedes encontrar como ‘arroz inflado’ o ‘hinchado’.
Siempre en bote cerrado
El arroz hinchado que compras en el súper no suele llevar aceite añadido, pero es muy sensible al aire. Una vez usado, consérvalo en un lugar fresco y seco. Y lo mismo con las famosas tortillas de arroz. Tanto mejor si es en un bote hermético.
Dado que su base es arroz, el macronutriente más abundante en el arroz inflado son los carbohidratos: 87,7 gramos de cada 100.
Si lo has elaborado en casa, al ir frito, su tiempo de vida será bastante más corto, ya que el aceite tiende a enranciarse.
Enriquecidos o no, esa es la cuestión
La composición del arroz inflado será similar a la del arroz siempre que no vaya frito o enriquecido con miel u otro tipo de sirope. En ese caso tendrás que tener en cuenta los extras para deducir su valor nutricional real. Dado que su base es el arroz, el macronutriente más abundante siguen siendo los carbohidratos. En concreto, 87,7 gramos de cada 100 de producto. Si está refinado la cantidad de fibra será casi despreciable. Si es integral, puede llegar a los 3 gramos de fibra.
El arroz, como todos los cereales, tiene proteínas incompletas (no aportan todos los aminoácidos esenciales). En este caso, 6,3 gramos. Pero no es un problema: puedes completarlos añadiendo frutos secos, legumbre o semillas al menú a lo largo del día. No contiene gluten, lo que lo convierte en un alimento apto para personas con celiaquía o con alguna intolerancia al gluten no celiaca.
El análisis de vitaminas y minerales, en el caso de los de desayuno, es muy variable. Muchos fabricantes suelen enriquecerlos para hacerlos más apetecibles a los ojos de los padres. De paso, suelen añadir miel y azúcares para hacerlo más apetecibles al paladar de los niños. Ten en cuenta esto antes de comprar y lee la etiqueta con la información nutricional antes de decantarte por una u otra marca. Un contenido muy elevado de azúcares debería ser de consumo solo ocasional y dentro de una dieta saludable y variada.
Así lo puedes hacer en casa
¿Buscas un aperitivo innovador para esas tardes tontas en casa? Hierve arroz y, una vez cocido, extiéndelo en la bandeja del horno a temperatura baja (unos 100ºC arriba y abajo) y durante unos 90 minutos. Lo siguientes es freírlo en aceite (o con mantequilla). Muévelo con regularidad mientras esté en la sartén para que no se hagan más por un lado que por otro. En este proceso se infla aproximadamente 2-5 veces de su volumen original. Sácalo del aceite con un colador porque los agujeros de la espumadera son demasiado grandes, escurre, sazona al gusto y disfrútalos. Si te va lo salado, añade un poco de sal y algo de pimienta o cayena para darle ese punto picante. En caso de ser goloso, añade azúcar, miel o tu sirope favorito. Eso sí, ten en cuenta que aun sin azúcares añadidos, es un aperitivo energético por su alto contenido en grasas procedentes del proceso de fritura.
También puedes añadir chocolate fundido para hacer chocolate crujiente. Con que añadas un poco de frutos secos picados tendrás una receta casera del popular turrón de chocolate crujiente que tanto gusta a los niños… y a los mayores.
Para una forma original de desayuno, mézclalos con leche o yogur y déjalos en la nevera toda la noche. A la mañana siguientes tendrás unas ricas gachas (los ingleses lo llaman porridge) a las que puedes añadir trozos de fruta, cereales….
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