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La literatura española del siglo XXI explicada a un niño alemán

Del feminismo al fin de ETA y de la concentración editorial al bum de los sellos independientes, un repaso a dos décadas en las que el título de un ensayo de Sergio del Molino se infiltró en la política: ‘La España vacía’

Literatura española del siglo XXI
Javier Cercas (izquierda), Almudena Grandes y Agustín Fernández Mallo, en la redacción de 'Babelia' en 2010.LUIS MAGÁN
Javier Rodríguez Marcos

“La hora de España”. Ese fue el lema de la presencia española en la Feria del Libro de Fráncfort en 1991. El de 2022 es “Creatividad desbordante”. Más difícil de traducir. Hace tres décadas, la España preolímpica llevaba un lustro largo en la Unión Europea y la reunificación alemana estaba en pañales tras la caída del Muro. Este año la feria ha excluido a los editores rusos por la invasión de Ucrania; entonces, a los iraníes por la fetua contra Salman Rush­die. La vida da pocas vueltas. A Sudáfrica le faltaban cuatro meses para liquidar el apartheid, pero el Nobel de Literatura se adelantó premiando a Nadine Gordimer. El año anterior había galardonado a Octavio Paz, que, para sorpresa de todos, sucedió en el palmarés a otro autor en lengua española: Camilo José Cela. Cuando la serie es de premiados anglosajones no hay sorpresa que valga.

En 2013 la editorial Crítica publicó el tomo de la Historia de la literatura española que se extiende de 1939 a 2010. La obra, dirigida por José-Carlos Mainer, la escribieron Jordi Gracia y Domingo Ródenas, dos catedráticos de Barcelona. Lo titularon Derrota y restitución de la modernidad. Una cantante, Bad Gyal, también de Barcelona, le habría puesto el título de una de sus canciones: Flow 2000. Estos son algunos hitos de estos 22 años de literatura que no caben en una lista de 100 libros.

Ni una menos

El Cervantes solo ha premiado a seis mujeres en 45 años, cuatro de ellas desde 2000. Las españolas de esa media docena son María Zambrano y Ana María Matute. Además, la última galardonada, la uruguaya Cristina Peri Rossi, lleva casi medio siglo viviendo en Barcelona. Los premios nacionales, eso sí, han sido más ágiles a la hora de ponerse al día con una realidad que pasó poco a poco de las calles a las librerías. Muchas editoriales han estado tradicionalmente encabezadas por mujeres, pero solo ahora empieza a notarse en sus catálogos. La revolución feminista es un género literario; la oferta y la demanda, dos.

Los lectores de Carlos Ruiz Zafón hacen cola en Barcelona durante el día de Sant Jordi de 2008.
Los lectores de Carlos Ruiz Zafón hacen cola en Barcelona durante el día de Sant Jordi de 2008. JOAN SÁNCHEZ

Es la guerra (cultural)

El feminismo forma parte del debate que trata de disputar a la izquierda su tradicional hegemonía cultural, supuestamente derivada de una superioridad moral que, hablando del gran tema español del siglo XX, Andrés Trapiello expresó de forma gráfica: los que ganaron la Guerra Civil perdieron la historia de la literatura. Identidad frente a clase social, pijoprogres frente a rojipardos. Buena parte de las discusiones terminan en un libro: Feria, de Ana Iris Simón.

Imperiofobia dorada

Otro libro, Imperiofobia y leyenda negra, de Elvira Roca Barea, consiguió él solo para la colonización española de América lo que no había conseguido para el bando franquista de la Guerra Civil toda una legión de revisionistas: sembrar la duda. Al menos, en Nacho Cano. Siruela acaba de lanzar la 39ª edición de ese ensayo.

Avenida de América

Es posible que uno de los mejores diques de contención contra la floreciente leyenda dorada sobre la conquista sea la cantidad de autores latinoamericanos de primera fila que viven actualmente en España: de Sergio Ramírez a Mónica Ojeda, pasando por Gioconda Belli, Jorge Volpi, Lina Meruane, Paulina Flores, Rodrigo Blanco Calderón, Cristina Rivera Garza, Vera Fogwill o Brenda Navarro. Obligados por el exilio político y económico o llegados por decisión propia, son un patrimonio intelectual como no se había visto desde que, en los años setenta, el final del franquismo coincidió con el comienzo de muchas dictaduras al otro lado del Atlántico.

Memoria, historia y viceversa

En abril de 2001 se publicó un libro que actuó como catalizador de una discusión pendiente: la memoria histórica. Lo firmaba un semidesconocido autor de novelas de campus con tendencia al humor, Javier Cercas. Se titulaba Soldados de Salamina. Las dos Españas volvían a la palestra en busca de un relato compartido. Antonio Muñoz Molina intentó dar espacio a la tercera con La noche de los tiempos, y Javier Marías hizo lo propio con Tu rostro mañana. En 2007, la llorada Almudena Grandes tiró de Machado para titular El corazón helado. Poco después se lanzó a publicar sus Episodios de una guerra interminable. Murió hace un año. Sin terminarlos.

La escritora y veterinaria María Sánchez en Las Albaidas, Córdoba, en 2008.
La escritora y veterinaria María Sánchez en Las Albaidas, Córdoba, en 2008.Alejandro Ruesga

España vacía y asquerosa

Otro hito que desbordó las librerías para generar debates parlamentarios y hasta partidos políticos fue La España vacía, publicado por Sergio del Molino en 2016. Ni España invertebrada, ni Tiempo de silencio ni Señas de identidad —títulos convertidos en sintagmas de uso común— habían llegado tan lejos. Tres años más tarde, María Sánchez habló en su Tierra de mujeres de “España vaciada” y la discusión tomó un tinte nuevo. Como de guerra cultural a campo abierto. Santiago Lorenzo le quitó hierro con otro fenómeno editorial: Los asquerosos.

#SpanishRevolution

El 15 de mayo de 2011 se inició una acampada en la Puerta del Sol de Madrid que tuvo su réplica en muchas otras ciudades. La crisis económica de 2008 produjo el 15-M y el 15-M terminó desembocando en el fin del bipartidismo, de las corbatas obligatorias en el Congreso de los Dipu­tados (y Diputadas) y del reinado de Juan Carlos I. Convirtió en superventas un panfleto francés titulado ¡Indignaos! y dio lugar, si abrimos el radio, a obras como Lectura fácil, de Cristina Morales; Cauterio, de Lucía Lijtmaer, o Madrid será la tumba, de Elizabeth Duval. Sin olvidar La familia socialista, de Fruela Fernández; El viaje a pie de Johann Sebastian, de Carlos Pardo, o Asamblea ordinaria, de Julio Fajardo Herrero.

Entrega de Premios Librotea 2020. De izquierda a derecha, Pepe Verdes (Librotea), Andrés Pérez Perruca (Fundación Telefónica), Miguel Aguilar (Penguin Random House), Alberto Sáez (Libros del K.O.), Antonio J. Rodríguez (escritor y editor de Caballo de Troya), Silvia Sesé (Anagrama), Luna Miguel (escritora y editora de Caballo de Troya), Álvaro Llorca y Emilio S. Mediavilla (Libros del K. O.).
Entrega de Premios Librotea 2020. De izquierda a derecha, Pepe Verdes (Librotea), Andrés Pérez Perruca (Fundación Telefónica), Miguel Aguilar (Penguin Random House), Alberto Sáez (Libros del K.O.), Antonio J. Rodríguez (escritor y editor de Caballo de Troya), Silvia Sesé (Anagrama), Luna Miguel (escritora y editora de Caballo de Troya), Álvaro Llorca y Emilio S. Mediavilla (Libros del K. O.). INMA FLORES

Libros sin burbujas

La crisis económica y sus brutales consecuencias para los más débiles quitaron para siempre la etiqueta de aguafiestas a escritores “sociales” como Rafael Chirbes, Belén Gopegui, Marta Sanz o Isaac Rosa. Como era de esperar, la recesión también llegó a la industria editorial, con la excepción de la literatura infantil y juvenil. Antonio Muñoz Molina publicó un ensayo político sobre ese tiempo con un certero título de ecos materialistas: Todo lo que era sólido.

Patria sin muerte

En 2011, mientras Leonard Cohen recibía en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras —luego llegaría el Nobel a Dylan—, ETA anunciaba que dejaba de asesinar. Es la mejor noticia que ha dado España en décadas. Cinco años más tarde, Fernando Aramburu se consagró con Patria, ese hito, una visión del fenómeno terrorista centrada en las víctimas. Meses antes, Gabriela Ybarra se había estrenado como narradora con su memoria familiar: El comensal. Una buena guía para seguir literariamente el rastro de tanta sangre es el ensayo de Edurne Portela El eco de los disparos.

El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y Fernando Aramburu, en la entrega al escritor del premio Francisco Umbral 2017.
El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y Fernando Aramburu, en la entrega al escritor del premio Francisco Umbral 2017. claudio álvarez

Independencia ya tal

Desaparecida ETA, el nacionalismo vasco cedió su protagonismo al catalán. El proceso independentista, que culminó en el fallido referéndum del 1 de octubre de 2017, sigue semiabierto y, por tanto, a la espera de su novela definitiva, pero autores como Lola García, Jordi Amat, Daniel Gascón, Nuria Amat o Jordi Ibáñez Fanés ya han dado cabalmente su versión de los hechos.

Tú a Penguin, yo a Planeta

La efímera declaración de independencia a cargo de Carles Puigdemont hizo que el Grupo Planeta trasladara su domicilio social a Madrid. Fue un movimiento simbólico por parte de uno de los dos gigantes de la edición literaria en español. El otro es Penguin Random House. Ambos han ido absorbiendo sellos medianos y pequeños. Jorge Herralde tiró por la calle de en medio y vendió Anagrama al grupo italiano Feltrinelli.

Antonio Muñoz Molina recibía de manos de don Felipe el Premio Príncipe de Asturias de Las Letras 2013.
Antonio Muñoz Molina recibía de manos de don Felipe el Premio Príncipe de Asturias de Las Letras 2013.Ballesteros (EFE)

Y ellas, a Tipos Infames

Frente a la concentración, dispersión. El otro gran fenómeno industrial de estas dos décadas. La digitalización de la producción, la profesionalización del entusiasmo y la complicidad de las librerías han provocado el nacimiento de decenas de editoriales de dos o tres personas. Una de ellas, Libros del K.O., lanzó en 2015 otro título convertido en símbolo (y en serie de televisión): Fariña. Para demostrar que los libros siguen importándole a alguien más que a los lectores de El infinito en un junco, el éxito mundial de Irene Vallejo, un juez prohibió temporalmente la distribución de la crónica gallega de Nacho Carretero.

La poeta Elvira Sastre y el músico Andrés Suárez, en el Wizink Center de Madrid.
La poeta Elvira Sastre y el músico Andrés Suárez, en el Wizink Center de Madrid.Carlos Rosillo

#Niundíasinpoesía

El hashtag se lo inventó el poeta y periodista Antonio Lucas para Twitter, pero sirve para señalar un fenómeno nuevo: la conversión en superventas de poetas surgidos de las redes sociales. El género de la minoría seducía a la mayoría. Sobre todo, a los más jóvenes. Eso sí, a cierta distancia todavía de novelistas como Juan Gómez Jurado, Ildefonso Falcones, Julia Navarro, Arturo Pérez-Reverte o María Dueñas. Y, por supuesto, del autor español que desde 2001 uno se encontraba en el quiosco del aeropuerto de Oslo (y más allá), Carlos Ruiz Zafón, autor de ese fenómeno titulado La sombra del viento.

Ni una ciudad sin festival

El Salón del Cómic de Barcelona lleva celebrándose desde 1981, y la Semana Negra de Gijón, desde 1987. Pero fue la llegada del Hay Festival a Segovia en 2006 —venía de Cartagena de Indias y, antes, claro, de Gales— lo que modificó para siempre el modo de presentar libros en España. Se abandonó el pliego de elogios a cargo de un ilustre invitado para pasar a la entrevista pública. Los festivales, además, se multiplicaron: los hay de poesía, de ciencia ficción, de filosofía, de autobiografía… Los de novela negra, otro género que no destiñe, están tan repartidos como las diputaciones provinciales.

¿Pandemia?

Hubo una. Produjo muchos diarios (y divorcios). También entrevistas, coloquios y festivales por Zoom. Como decía el clásico alemán de aciago recuerdo, el teletrabajo os hará libres.

Cifras y letras

¿Cuántos títulos se publican? El año pasado se lanzaron al mercado 79.373 libros, según el avance del informe sobre Comercio Interior del Libro 2021 que edita la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Una cifra que supone un aumento del 6,4% respecto a 2020. En 2000, el número de títulos publicados se elevó a 58.893. El dato fue aumentando paulatinamente hasta los 114.205 del año 2010. Después de la crisis económica de aquellos años, la cifra se ha mantenido en torno a los 80.000.

¿Y en formato digital? En 2021 se editaron 24.176 libros electrónicos, casi un tercio del total de los lanzados ese año, frente a los 55.197 libros de papel. Este es uno de los principales cambios en las dos últimas décadas, ya que en 2000 el mercado del libro electrónico era inexistente. Pese a la cifra de títulos publicados en versión digital, la facturación es minoritaria, pues solo se traduce en 134,79 millones de euros (el 5,23% del total). “Un esfuerzo importante, pero inútil desde el punto de vista del retorno económico”, comenta Antonio María Ávila, director ejecutivo de la FGEE.

¿Cuántos se imprimen? En 2021 salieron de las imprentas 198,13 millones de ejemplares de libros de papel, un 9,3% más que el año anterior. En 2000, la cifra se elevó a los 261,51 millones de libros. Este número ha ido cayendo desde el récord marcado en España en 2008, con 367,46 millones, aunque desde la FGEE apuntan que la tendencia ha sido ir ajustando las tiradas a las ventas mediante la impresión a demanda.

¿Cuánto cuesta un libro? El precio medio del libro español es de 13,97 euros.

¿Quién fábrica libros? Según los datos de la FGEE, en 2019 había 2.864 agentes editoriales privados, cifra más o menos constante en los últimos años. Sin embargo, las editoriales públicas han caído de las 580 de 2008 a las 305 de 2019.

¿Y cuántos ejemplares se imprimen de cada uno? La tirada media de los títulos publicados en 2021 fue de 3.590. Hace dos décadas, en 2000, era de 4.440 ejemplares. En 2008 se llegó a los 5.035 por título.

¿Cuánto se factura? Las editoriales españolas facturaron el año pasado 2.576,70 millones de euros. Un 5,6% más que el año anterior. En 2000, la facturación fue de 420.780 millones de pesetas (2.528 millones de euros). El récord data de 2008, cuando se alcanzaron los 3.185,5 millones de euros.

¿Qué papel tienen las bibliotecas? Aproximadamente el 20% de las ventas se hacen a las bibliotecas públicas. “En Estados Unidos, el 80% de los libros que se producen van a parar a las 100.000 bibliotecas públicas. En España, los libros están en las casas de los lectores; en Estados Unidos, en las bibliotecas”, recuerda Ávila, que apunta que, en Alemania, Francia o Suecia, el panorama es parecido al del país americano.

¿Hay espacio para empresas pequeñas? Las empresas muy grandes, con más de 60 millones de euros de facturación, y las grandes, con más de 18 millones, copan el 63,4% del mercado. Sin embargo, la FGEE explica que la concentración de ventas es menor que en otros países del entorno y afirma que sí hay espacio para que sobrevivan muchas editoriales de pequeño tamaño.

¿Y las lenguas cooficiales? En 2021 se publicaron 10.853 títulos en catalán, lo que supone un 13,7% de los 79.373 editados, y con un incremento del 7,5% respecto al año pasado. En euskera se alcanzaron los 1.847 (el 2,3% del total) y en gallego se editaron otros 1.715 (2,2%). Porcentajes que se mantienen más o menos estables para estas lenguas en el último lustro. En el año 2000 se publicaron 8.759 libros en catalán, 1.435 en euskera y 1.286 en gallego.

¿Qué hay de la literatura? Bajo la denominación de ficción para adultos (se excluyen, por tanto, los libros infantiles y juveniles o los cómics) se editaron en 2021 hasta 11.664 títulos, el 9,2% del total. En los últimos años, estos libros suponen el 20% de toda la facturación. El año pasado se sacaron al mercado 9.539 novelas y 701 títulos entre poesía y teatro. En total, en 2021 sumaron 45 millones de libros, con una tirada media de 3.879 ejemplares por título. En 2000, la ficción para adultos sumó 10.462 títulos.

¿Y para los más jóvenes? El libro infantil y juvenil vive ahora una estupenda época. En 2021 se editaron 8.926 títulos, y las editoriales facturaron 432,24 millones de euros, cifra que supone un incremento del 17,8% respecto al año anterior. Y si en la primera década de este siglo los libros de ficción para estas edades suponían el 10% de la facturación total de las editoriales, en 2022 el porcentaje se ha elevado al 16,8%.

¿Se venden muchos libros por internet? El canal de distribución que más creció en 2021 respecto al año anterior fue la venta de libros de papel por internet, con un aumento del 23,9%, aunque de momento solo supone el 2% de las ventas. Las librerías tradicionales vendieron el 35,2% de los libros; las cadenas de librerías, el 18,6%, y los hipermercados, el 8,4%, mientras que las empresas e instituciones, que incluye las ventas a colegios, sumaron el 14,1%. 

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

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