José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal: “No es un momento para cambios graduales”
El nuevo encargado de la comisión económica de la ONU para América Latina advierte de que urgen reformas estructurales en el modelo de desarrollo regional
José Manuel Salazar-Xirinachs (69 años, San José), es el nuevo secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Hasta 2018, fue director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en los años noventa ocupó el ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica. El lunes, participará en Buenos Aires de la reunión bienal más importante de la oficina de la ONU que preside, donde presentará una propuesta de desarrollo basado en pilares como la productividad, una activa agenda climática y la lucha contra la desigualdad. En esa entrevista con EL PAÍS, la primera que concede desde que asumiera el 1 de septiembre, asegura que la inflación comenzará a bajar “en algún momento de 2023″. Dice también que la Cepal no se opone por principios al extractivismo como fuente de recursos: “El mensaje es ‘sigamos haciendo, pero hagámoslo bien”.
Pregunta; ¿Cómo está la economía Latinoamericana, según la mirada de la Cepal?
Respuesta: Decimos que hay una cascada de crisis. América Latina ya venía con una crisis en cámara lenta, con los crecimientos más bajos de su historia desde 2014 y está por completar una década perdida. Luego nos golpeó la pandemia y, por supuesto, las presiones inflacionarias derivadas de la guerra en Ucrania. Y después tenemos la crisis educativa, en salud, en el empleo y la climática, que es de largo plazo. La lectura es que difícilmente haya habido una coyuntura tan compleja como la de ahora, y eso es toda una prueba de estrés para los gobernantes y las sociedades.
P. ¿Cuál es el mensaje de la Cepal ante este escenario?
R. Que no es un momento para cambios graduales, sino para hacer cambios lo más transformacionales posibles. Porque la realidad lo demanda y porque hay poblaciones muy golpeadas, con desempleo alto, con pobreza. Nosotros no les decimos a los Gobiernos lo que tienen que hacer, pero sí los dilemas que enfrentan. Hay que entender que esta es una coyuntura sumamente difícil y que se nos viene un 2023 todavía más complejo. Es momento de trabajar en las brechas que se han exacerbado y deteriorado.
P. ¿Cuáles son los temas centrales que tiene que abordar la región?
R. El primero tiene que ver con la productividad y el desarrollo productivo, donde los Gobiernos pueden hacer más. El segundo es la desigualdad, que ha aumentado con la pandemia y es central para el pacto social. Países con menos desigualdad crecen más. Tercero, las políticas sociales, para avanzar hacia Estados de bienestar. No los hemos terminado de construir, están truncados.
P. Sobre este punto, hay un viejo debate sobre el rol de los Estados en la región. Países como Argentina, con servicios gratuitos de salud y educación, enfrentan rojos fiscales crónicos. Aquellos que mantienen sus cuentas en orden gracias a un Estado subsidiario, como Chile, tienen altas tasas de conflictividad social. ¿Dónde está el punto de equilibrio?
R. Son dilemas de política. Hablamos de universalización de los derechos de cobertura, pero eso cuesta puntos del PIB y entonces el ministro de Hacienda pregunta de dónde salen. La pandemia, al agravar todas las situaciones sociales, ha creado una conversación que puede ser positiva. Hay ahora un reconocimiento de las prioridades y, al mismo tiempo, de que las cargas tributarias son bajas. Debemos buscar los recursos que las circunstancias demandan sin matar el crecimiento. Una de las formas de salir de hueco fiscal es, justamente, el crecimiento. Una recomendación es buscar la reactivación económica y completar eso con una reforma tributaria.
P. ¿La cuestión climática está el listado de prioridades?
R. El tema del cambio climático, la mitigación y la adaptación es una agenda enorme que la Cepal impulsa. Se necesita inversión, porque esas cosas no se resuelven sin inversión. Otro asunto clave es el de las migraciones, porque muchos países no están generando el empleo que se requiere y eso es un factor de exclusión. Otro tema clásico de la Cepal es la integración económica. Si antes hablábamos de la integración en términos del comercio de bienes, ahora debemos hablar de comercio de servicios.
P. Retomando la agenda climática, ¿la Cepal promueve un abandono gradual del modelo extractivista, como defienden, por ejemplo, los nuevos Gobiernos de Chile y Colombia?
R. La Cepal siempre ha dicho que hay que diversificar la producción, y eso significa construir nuevos motores de crecimiento y no seguir dependiendo de las industrias extractivas. Pero eso no quiere decir cerrarlas, hay que seguir creciendo en eso también. No es malo, aunque sí hay un cambio de paradigma relacionado con la sostenibilidad ambiental, con formas de hacer una minería más limpia, donde se introducen principios de economía circular. El mensaje es “sigamos haciéndolo, pero hagámoslo bien”.
P. ¿Cómo ve la Cepal el problema de la inflación?
R. Hay indicaciones de que en algún momento de 2023 va a empezar a bajar. Mucha de esta inflación ha sido un choque de oferta y de disrupción en las cadenas de valor. Si no hay un cisne negro, por lo menos llegaremos al techo de inflación. Con lo cual, y esto es algo que ya están observando los bancos centrales y la Reserva Federal [de EE UU], esta escalada de tasas de política monetaria debería estar llegando a su fin. Esto no va a pasar de aquí a Navidades, pero sí entre el primero o segundo semestre.
P. Las políticas contra la inflación, además, suelen ser recesivas...
R. Esa ha sido buena parte de la conversación de este año. El argumento de los bancos centrales es que todavía hay mucha liquidez y que hay que anclar las expectativas inflacionarias, todo lo cual es correcto. Pero la pregunta es cuando debemos parar. Nuestra predicción de crecimiento para 2023 es más baja que para 2022. Este año, América Latina crecerá un 3,2% y el año que viene un 1,4%. Nuestros socios comerciales también crecerán menos: Estados Unidos lo hará solo 1,2% el año entrante; la zona Euro pasará de 3,1% este año a 0,9% en 2023.
P. La Cepal ha tenido periodos a contramano de la corriente general, sobre todo en los años noventa, cuando su discurso desarrollista chocaba con las premisas ultraliberales del consenso de Washington. En los primeros 2000, en cambio, pareció acompañar la tendencia. ¿Dónde se encuentra ahora?
R. Diría que ahora el mundo se está acercando a lo que la Cepal ha venido diciendo, como la importancia de tener un Estado de bienestar más amplio, un gran impulso ambiental, un desarrollo productivo para crecer más. La pandemia ha hecho que todo el mundo esté hablando de eso. Hay un tema muy importante que es el de la calidad de las instituciones, porque sin buenas instituciones, los países no tienen capacidad para hacer buenas políticas públicas.
P. ¿Es optimista sobre el futuro de América Latina?
R. Parte de mi entusiasmo de estar en esta posición en Cepal es que pienso que puede tener una influencia muy positiva en esta crisis. Yo creo que muchos países van a mejorar.
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