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EE UU acelera la subida de tipos con un alza del 0,75% para enfriar la economía y luchar contra la inflación

La Reserva Federal repite el incremento de junio y sitúa el precio del dinero en el 2,5%

Vista de la comparecencia de Jerome Powell en una pantalla de la Bolsa de Nueva York, ayer.
Vista de la comparecencia de Jerome Powell en una pantalla de la Bolsa de Nueva York, ayer.Seth Wenig (AP)
María Antonia Sánchez-Vallejo

La Reserva Federal (Fed) tenía ante sí dos posibilidades en la reunión de julio, que ha concluido este miércoles: un gran aumento de los tipos de interés o una subida aún mayor. Los responsables del banco central de EE UU sugerían un incremento de 75 puntos básicos, como finalmente han decidido igualando el alza de la anterior convocatoria, pero también han analizado un movimiento mayor ante la evidencia de que algunos indicadores mostraban que la economía sigue activa y abonando el terreno para la inflación. Las señales han sido ambivalentes: frente a un vigoroso mercado de trabajo, y un descenso del precio del barril de crudo durante el último mes a excepción de los dos últimos días, metían presión una elevada inflación (9,1% en junio) y el frenazo en los beneficios de las principales corporaciones, incluidas las tecnológicas.

El aumento del mes pasado, 75 puntos básicos, fue el mayor en casi tres décadas, por lo que los responsables de algunas reservas regionales se habían mostrado precavidos ante la posibilidad de una subida más alta. Al final se ha impuesto la cautela por el riesgo implícito de desencadenar una recesión con una subida mayor. Los mercados apostaban por esta subida, con una probabilidad residual de un aumento de un punto porcentual. El comunicado de la Fed justifica su decisión en el hecho de que “los indicadores recientes de gasto y producción se han suavizado”, pero que “las ganancias laborales han sido sólidas” y “la tasa de desempleo se ha mantenido baja”. El escenario esperado es que el precio del dinero alcance el 3,4% a finales de año.

La decisión de la Fed ha provocado un fuerte repunte del euro, que cotizó en cerca de 1,02 dólares, con el dólar perdiendo casi un 0,75%. Jerome Powell, presidente de la Fed, ha asegurado que el banco central se está moviendo “rápidamente” para lidiar con la inflación y que la entidad dispone de las herramientas para hacerlo. El comunicado de la reunión reitera que los “aumentos continuos en el rango objetivo serán apropiados”, y que ajustará su política si surgen riesgos, como los señalados este martes por el Fondo Monetario Internacional, que puedan frustrar sus objetivos. La meta sigue siendo “el retorno de la inflación a su objetivo del 2%”, pero con la entidad “muy atenta a los riesgos” de la misma.

Tras el anuncio de la cuarta subida de tipos en lo que va de año, Powell no ha descartado otro incremento “inusualmente alto” en septiembre si fuera necesario, pero, a la vez, se ha curado en salud al señalar que, a medida que se endurezca la política monetaria, también sería “apropiado” ralentizar el ritmo de subidas para valorar su efecto acumulativo en la economía. El responsable de la Fed, no obstante, se mostró convencido de que el encarecimiento del precio del dinero no tiene por qué enfriar demasiado la economía. ”Podemos evitar la recesión”, ha dicho. “Creemos que es el momento de ir reunión a reunión”.

La subida de tres cuartos de punto en el rango objetivo para la tasa de fondos federales eleva actualmente hasta el 2,25%-2,5% el precio del dinero. Con ello, el aumento acumulado entre junio y julio es de 150 puntos básicos, la mayor alza desde la época de Paul Volcker a principios de los años ochenta. Nadie sabe qué vendrá a continuación. Los contratos de swaps (seguro de garantía para fijar un interés determinado) que hacen referencia a las fechas de las próximas reuniones de la Fed dan por descontado un aumento de medio punto en septiembre y que la tasa alcance un máximo en torno al 3,4% en diciembre, seguido de recortes en 2023.

Una alta volatilidad ha acompañado a la Fed a la hora de avanzar desde un aumento de un cuarto de punto en marzo, el primero desde 2017, a medio punto en mayo y tres cuartos de punto en junio, la mayor subida desde 1994. De la reunión de esta semana se esperaba también una indicación de cuánto más tendrá que subir el coste del endeudamiento para restaurar la estabilidad de precios; es decir, una hoja de ruta que indique, además del cuánto, cuándo se alcanzará la velocidad de crucero de la tasa neutral -ni acomodaticia ni restrictiva-, que se estima en el 2,5%. Pero, a juzgar por las declaraciones de hoy de Powell, persistirá la incógnita al menos hasta septiembre.

A la espera de conocerse los datos del PIB del segundo trimestre -el primero fue negativo; dos seguidos en rojo entran en la definición técnica de recesión-, la ralentización económica ya se nota y Walmart, el mayor empleador privado del país, amplificó este lunes los temores de recesión al recortar su previsión de beneficios, con un batacazo de sus acciones del 7,60% este martes. La gran cadena minorista, un termómetro de la economía del país, asegura que la inflación de doble dígito “está afectando a la capacidad de compra de los clientes”. Otros gigantes como CocaCola, el banco UBS y 3M también han visto reducirse sus beneficios en el primer semestre, hasta el 55% en el caso del último. Minoristas y bancos, además de tecnológicas, han sido los más afectados por la rebaja de las previsiones.

Dos trabajadores frente al exterior del edificio Marriner S. Eccles de la Reserva Federal, el 26 de julio en Washington.
Dos trabajadores frente al exterior del edificio Marriner S. Eccles de la Reserva Federal, el 26 de julio en Washington.Anna Moneymaker (AFP)

La rentabilidad de los bonos del Tesoro a dos años, uno de los instrumentos de la deuda pública estrechamente vinculados a la política de la Fed, cayó este martes 2 puntos básicos a alrededor del 3%, mientras que la tasa a 10 años se redujo 6 puntos básicos, al 2,73%. La brecha entre esos dos rendimientos de referencia, un indicador de las expectativas de crecimiento ampliamente observado, registró la mayor reversión desde 2000.

“Como mínimo, esperamos que la Fed anuncie otra subida de tipos de 75 puntos básicos esta semana, e insinúe que podría ser necesaria una tercera subida de 75 puntos básicos en septiembre”, apuntaba en vísperas de la reunión Tiffany Wilding, economista de PIMCO para América del Norte. “Aunque [Christopher] Waller [de la junta de gobernadores de la Fed] restó importancia a la probabilidad de una subida de un punto porcentual en sus recientes comentarios, creemos que las posibilidades [de ese incremento] se acercan al 50%”, especulaba Wilding, que espera que la Fed revise sus previsiones y adelante a 2022 las dos subidas previstas para 2023.

Una persona en los pasillos de una ferretería de Miami, el 13 de julio.
Una persona en los pasillos de una ferretería de Miami, el 13 de julio. JOE RAEDLE (AFP)

Cualquier análisis de perspectivas se ve complicado por datos económicos mixtos, en concreto una inflación desbocada combinada con indicios de ralentización. El comportamiento del PIB en el segundo semestre podrá servir de guía ante ambivalentes señales como la bajada del precio del crudo, que tarda más exponencialmente en reflejarse en el IPC que la subida, el frenazo de las hipotecas, una tasa de paro (3,6%) rayana en el pleno empleo y el sostenido y animado consumo en alimentación, restauración y viajes, frente a la retracción del gasto en bienes no perecederos. Para una visión panorámica, señalan los expertos, la Fed necesitaría una varita mágica. El Banco Central Europeo ofreció un ejemplo de cautela la semana pasada cuando su presidenta, Christine Lagarde, declinó formalmente opinar sobre acciones futuras. “No ofrecemos orientación a futuro de ningún tipo”, dijo. Igual que ha hecho este miércoles su colega Powell.

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