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‘Los pilares del tiempo’ invita a hacer un tour privado por los edificios del patrimonio español a golpe de clic

El programa de La 2 revisita monumentos de España como la Cueva de Altamira, el Pilar de Zaragoza o el Palacio de El Pardo

Una captura del visor del escáner que utiliza el programa 'Los pilares del tiempo'.Foto: Los pilares del tiempo
Patricia Casas

Franco vivió durante casi 40 años en el Palacio de El Pardo (Madrid). Allí no solo trabajaba, era capaz de huir de la censura que él mismo imponía a los productos culturales. El dictador reutilizó el antiguo teatro de corte de Carlos III para ver las películas del momento e incluso disfrutar de conciertos privados de cantantes como Lola Flores. Esta parte de la historia la recoge la segunda temporada de Los pilares del tiempo, una producción de La 2 que revisita cada jueves a las 22.00 monumentos históricos como nunca antes en España: utilizan un escáner que permite a los espectadores transitar por espacios nunca antes visitados.

El espectador ve el edificio como si de un videojuego se tratara —el programa de digitalización es muy parecido a jugar a Los Sims—. El escáner no capta una imagen, sino millones de puntos geolocalizados que luego reproduce en un ordenador y crean el volumen del edificio, en este caso, el Pardo. De esta forma, como entre los puntos no existe nada, la cámara puede atravesar cualquier pared o elemento y sitúa cada habitación en su contexto. “La gente que ve nuestros capítulos ya no visita los monumentos como antes, ahora los entienden espacialmente”, asegura el productor ejecutivo Antonio López Pulido.

El equipo estaba buscando los frescos renacentistas “más bonitos de España”, situados en el Torreón de Gaspar Becerra del Pardo, cuando se encontraron con la sala de cine. “Hay edificios con estancias que no conoces o que en un primer momento no consideras relevantes, pero estábamos decidiendo por dónde entrar al edificio cuando vimos un cacharrito ahí”, relata López Pulido. Ahí estaba el teatro que pudieron ver gracias a que el escáner reproduce los edificios por capas. “Se convierten en tartas a las que puedes quitar los pisos y en casas de muñecas que se abren y enseñan las estancias para adentrarte en cada rincón de cada planta”, explica.

Uno de los ingenieros del escáner trabajando sobre uno de los monumentos.
Uno de los ingenieros del escáner trabajando sobre uno de los monumentos.

A golpe de clic, el productor puede dar un tour privado por cualquier edificio del patrimonio español que hayan digitalizado. La Cueva de Altamira, la plaza del Torico, la Catedral de Teruel, el Pilar de Zaragoza, el Palacio Real o Atapuerca son algunos de los 38 monumentos que serán diseccionados en la segunda temporada.

Para digitalizar el Palacio Real de Madrid, el ingeniero tardó entre siete y ocho días. En los cuatro primeros se recorrió todas las estancias para captar, desde diferentes perspectivas, cada una de ellas desde las diez de la noche hasta las ocho de la mañana. El resto de su trabajo, cuando ya tenía más de 300 escaneados, fue unir todas las nubes de puntos de forma manual hasta crear una réplica digital. Pero el escáner no puede recoger información por encima de los edificios, solo lo hace a la altura de los ojos. Para los exteriores, el programa utiliza drones.

Una captura del visor del escáner del Palau Güel (Barcelona).
Una captura del visor del escáner del Palau Güel (Barcelona).Los pilares del tiempo

El equipo ha trabajado durante ocho meses —y aún siguen editando y locutando— para realizar los 10 capítulos de los que consta esta temporada. Lo más complicado es la grabación en exteriores, explican las presentadoras y actrices Lidia San José (Paquita Salas, A las once en casa) y Leonor Martín (Física o Química, El secreto de Puente Viejo). Pensaban que, al estar acostumbradas a los rodajes, este sería más fácil, pero se equivocaban. La mayor diferencia es que han dejado de ser un personaje para ser ellas. A San José se le despertó el síndrome de la impostora: “Al principio tenía pánico a que me despidieran”.

Martín es arquitecta y San José es historiadora, lo que les permite identificar cosas que no están en los guiones. Además, la cercanía de las series en las que han participado con los jóvenes atrajo en un primer momento a este público, aunque piensan que es la calidad del programa la que los fidelizó. “El éxito reside en que es entretenido y se aleja de la idea de aburrimiento que asociamos con los documentales”, reflexiona San José.

Las presentadoras Lidia San José (izquierda) y Leonor Martín (derecha) delante de 'Las meninas' de Velázquez en el museo del Prado (Madrid).
Las presentadoras Lidia San José (izquierda) y Leonor Martín (derecha) delante de 'Las meninas' de Velázquez en el museo del Prado (Madrid).Vicky Gris

La principal diferencia con la primera temporada es que se han centrado más en personajes concretos y que por primera vez se han acercado a los anales de la historia. “Estar en Atapuerca fue un sueño”, señala San José. La actriz se declara fan de la prehistoria porque es una de las épocas más importantes para entender cómo ha llegado el ser humano hasta hoy, y del paleontólogo Juan Luis Arsuaga, quien recorrió con ella las instalaciones.

La tercera pata fundamental del programa son los expertos. “Imagínate un edificio o una historia que has estudiado de pequeña y quien te abre las puertas y te lo enseña es casi el dueño porque se conoce todos los recovecos y las anécdotas que no están en los libros”, afirma Martín. La serie resalta las luces y sombras de los personajes y, a la vez y sin pretenderlo, las de los propios investigadores.

Las presentadoras Leonor Martín (izquierda) y Lidia San José (derecha) en el primer capítulo dedicado a Felipe II.
Las presentadoras Leonor Martín (izquierda) y Lidia San José (derecha) en el primer capítulo dedicado a Felipe II.Vicky Gris

Entre los más de 100 expertos que han entrevistado para el programa, las presentadoras se han encontrado con respuestas de todo tipo. “Uno me dijo que la gente ahora era lesbiana, transexual... y que ya no quedaba gente normal”, recuerda San José. Hay expertos que ensalzan una figura histórica concreta y cuesta reconducir la conversación. Pero hay otros como Pedro Saura, quien, junto a su esposa, pintó la réplica de la Cueva de Atapuerca que se visita en la actualidad, que San José recuerda con mucho cariño. “Descubres que las eminencias, que tienen una imagen de inaccesibles, son verdaderos seres humanos maravillosos y abrazables”, comenta emocionada.

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