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Shigelosis, la infección al alza en entornos sexuales que preocupa a Europa

El ECDC lanza una alerta por el auge de la bacteria shigella sonnei en varios países entre hombres que tienen sexo con otros hombres. El bacilo, que ya ha mostrado resistencias a antibióticos, provoca problemas intestinales

Jessica Mouzo
Shigellosis
Un chico se hace la prueba de detección de infecciones de transmisión sexual en el centro comunitario BCN Checkpoint, en Barcelona.Carles Ribas

A vista de microscopio, la shigella parece una especie de gusanito, un bastoncillo larguirucho que coloniza el tracto digestivo y provoca incómodos problemas intestinales, como diarrea y dolores gástricos. Acostumbrado a estar detrás de brotes asociados a contaminaciones alimentarias, este pequeño bacilo de la familia de las enterobacterias ha puesto ahora en alerta a Europa debido a su creciente expansión, sobre todo, por transmisión sexual, en varios países, incluido España. El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha lanzado un informe donde alerta de un aumento de casos de shigelosis, especialmente, asegura, “entre hombres que tienen sexo con otros hombres”. Esta infección provocada por la shigella genera problemas intestinales y, en el peor de los casos, disentería (diarrea con sangre y moco) y perforaciones gástricas. El ECDC ha alertado, además, de que los casos detectados son resistentes a algunos antibióticos.

El Reino Unido dio la primera señal de alarma: en cuatro meses —entre septiembre de 2021 y enero de 2022— reportó 47 casos de infección por shigella sonnei extremadamente resistente a los medicamentos. Esto era tres veces más que los notificados en los 17 meses anteriores a ese septiembre (se contabilizaron 16). Las autoridades británicas advirtieron también de que el grueso de las infecciones se producían en hombres homosexuales, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, y pidió a este colectivo extremar las precauciones. El ECDC, por su parte, reclamó información a los estados miembros sobre la circulación de esta bacteria en sus territorios.

Entre el 2020 y el 17 de febrero, el organismo sanitario recogió al menos 146 casos de shigelosis en nueve países (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Irlanda, Noruega y España) con las mismas resistencias o relacionados genéticamente con la agrupación de infecciones detectadas en el Reino Unido. Y también en algunos casos se repetía el perfil de hombres que tienen sexo con otros hombres o infecciones por transmisión sexual. Los británicos reportaron que, en episodios infecciosos con información disponible sobre el origen del contagio, las fiestas sexuales privadas o los cuartos oscuros públicos son los lugares donde probablemente se contrajo la infección.

Las principales fórmulas de transmisión de esta bacteria son a través de la ingesta de alimentos contaminados (agua y comida) o por vía fecal-oral, explica José Luis Blanco, infectólogo del Hospital Clínic. “La transmisión por vía fecal-oral puede ser por contacto directo, en el sexo anal, o por contacto indirecto, tras relaciones sexuales anales, cuando se usan dildos (juguetes eróticos) o se practica fisting [introducción parcial o total de la mano en la cavidad anal] o el beso negro [estimulación bucal del ano]”, explica el especialista.

A pie de consulta, los médicos preguntados no han encontrado un incremento sustancial de casos en España. Tampoco en centros comunitarios de detección de infecciones de transmisión sexual (ITS) entre el colectivo gay, como Barcelona Checkpoint. “En dos meses hemos visto tres casos a partir de personas que han reportado fuertes diarreas con fiebre. Puede que haya más, pero a lo mejor no nos llegan a nosotros porque la sintomatología no la relacionan con una ITS. Quizás el número de casos que hemos visto es significativo porque, de rutina, no lo miramos”, valora Ferran Pujol, director del centro barcelonés.

Un informe del Ministerio de Sanidad revela que, hasta el 8 de marzo, el Centro Nacional de Microbiología ha identificado 19 casos en 2021 y siete en 2022 con el mismo patrón de resistencias. Jorge García, infectólogo del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, asegura que, de vez en cuando, ven algunos casos “de gastroenteritis por sighella” y admite que “el cuadro de resistencias ha aumentado”. De hecho, un estudio sobre shigella en Barcelona entre hombres que tienen sexo con otros hombres entre 2015 y 2019 ya advertía de la “urgencia” de tomar medidas contra este patógeno “que está contribuyendo a la crisis de resistencia a los antimicrobianos en las infecciones de transmisión sexual”, avisaban los investigadores. García coincide: “El ECDC ha visto que estas bacterias tienen un perfil de resistencias y la preocupación es que se puedan extender”.

Esta dolencia es de declaración obligatoria y, según un estudio del Centro Nacional de Epidemiología (CNE), entre 2016 y 2021, se notificaron 1.985 casos y 18 brotes de shigelosis. Su presencia crece desde 2013 y los autores del documento constatan, además, que, “en los últimos años, se ha producido un aumento de la transmisión en hombres que tienen sexo con otros hombres”. Tanto el ministerio como el ECDC ponen el foco en el peligro del fenómeno del chemsex, una práctica que consiste en el uso de drogas para tener relaciones sexuales por un período largo de tiempo entre hombres que tienen sexo con hombres. Estas dinámicas sexuales están asociadas con brotes de shigelosis porque el consumo de sustancias puede facilitar la realización de prácticas sexuales de riesgo, avisan los expertos.

Carmen Varela, autora del informe del CNE, asume que, a propósito del auge de casos en Reino Unido, también en España “puede haber más casos de los diagnosticados, pero es una enfermedad leve”, agrega. “Es una ocupación, no una preocupación. Estamos pendientes y vigilando, a ver qué sucede”. En la evaluación de riesgo de infección de la shigelosis en España, Sanidad considera que el peligro es “alto” para el colectivo de hombres que tienen sexo con otros hombres y, aunque el impacto de la enfermedad es leve, “podría ser grave en adultos inmunodeprimidos”, añade el informe. En el resto de la población, el riesgo de infección por shigella es bajo.

Resistencias a los antibióticos

Si bien la mayoría de los cuadros clínicos son leves, en los casos más severos, las resistencias de estas bacterias a los antimicrobianos comunes, puede complicar el abordaje terapéutico, avisa Blanco: “Normalmente, usamos fluoroquinolonas o azitromicina contra la shigelosis: el paciente se la pone en su casa y no requiere ingreso. Pero cuando la enfermedad es enteroinvasiva [es más severa y entra en la pared intestinal], utilizamos cefalosporinas de tercera generación”. El problema es que las del brote del Reino Unido son resistentes a todo eso y más (no responden ni a penicilinas, cefalosporinas de tercera generación, aminoglucósidos, tetraciclina, sulfonamidas, quinolonas ni azitromicina).

La alternativa son “las carbapenemas”, resuelve Blanco, la última herramienta antibiótica contra estas superbacterias, “un antibiótico de alto espectro para tratar estas multiresistencias”. “Las infecciones de transmisión sexual son de extremado interés para la Organización Mundial de la Salud por el impacto en la salud pública de los brotes que pueden causar y el riesgo de que se expandan las resistencias. Hay que estar vigilante, intentar tratar bien las infecciones y educar en un sexo protegido e higiénico”.

El ECDC recomienda a los hombres que tienen sexo con otros hombres que eviten las relaciones sexuales hasta una semana después de que hayan desaparecido los síntomas y no tengan contacto fecal-oral entre cuatro y seis semanas después. También propone intensificar la higiene, como el lavado de las áreas genital y anal y de las manos antes y después de las relaciones sexuales, usar guantes de látex para hacer fisting o no compartir juguetes sexuales, entre otras. La duración de los síntomas puede ser de cinco a siete días, pero la bacteria pueden continuar en el organismo entre cuatro y seis semanas después. García coincide en hacer recomendaciones que la población pueda cumplir, como instar a reforzar la higiene en las relaciones sexuales, lanzar campañas de sensibilización entre los colectivos vulnerables y formar a los sanitarios para identificar casos. “Lo de los guantes de látex, por ejemplo, se aleja de la población, es una recomendación poco realista”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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