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Familias de clase media que desafían a los colegios gueto

Ana Torres Menárguez

Buenos días,

El matemático y padre de dos hijos Martí Prats revolucionaba las redes sociales en Manresa (Cataluña) el pasado marzo al contar en Twitter que un grupo de familias “de clase media” se habían unido para tratar de escolarizar a sus hijos de forma conjunta en los llamados colegios gueto. “Tuvo 250 likes, pero resonó en toda la ciudad”, contaba la madre de un niño en un parque. Para algunos era un tema nuevo, un desafío; para otros una revolución, y para los protagonistas -los que ya matricularon a sus hijos el curso pasado en colegios públicos donde más del 95% de los alumnos son de origen inmigrante- es todo menos un acto heroico.

Texto traducido: "El fin de semana pasado nos reunimos unas cuantas famiias de Manresa para ver si estábamos en condiciones de poder inscribir a nuestros hijos de clase media en escuelas cerca de casa etiquetadas como de 'máxima complejidad'"
Texto traducido: "El fin de semana pasado nos reunimos unas cuantas famiias de Manresa para ver si estábamos en condiciones de poder inscribir a nuestros hijos de clase media en escuelas cerca de casa etiquetadas como de 'máxima complejidad'"

Las madres no quieren que las tilden de heroínas. “Hemos hecho lo que es lógico”, contaba una de ellas en el artículo publicado por EL PAÍS este domingo. Pero la cuestión es qué es lo lógico. En un país que cada vez se parece más a Estados Unidos en cuanto a segregación escolar -que es la separación de los niños en diferentes colegios en función de la riqueza de sus familias y su etnia-, nada es lo lógico.

En España la segregación afecta al 46,8% de los colegios (nueve de cada 10 son públicos), pero el tema continúa siendo tabú. Los directores de los colegios gueto prefieren no hablar porque, dicen, no quieren ser señalados. Los profesores están “agotados” y tampoco quieren dar su opinión. Y estas pocas familias de Manresa que han enterrado sus prejuicios para que sus hijos se mezclen con la realidad de sus barrios, no quieren ser protagonistas. Pero a juzgar por el interés de los lectores en el reportaje en el que contamos su iniciativa, lo son. Y puede que sin quererlo cambien la historia educativa de un municipio de 78.000 habitantes en el que las familias de clase media ya no mirarán hacia otro lado al pasear por la ciudad y encontrase con patios de escuelas públicas en los que, aunque ubicados en el centro de la ciudad, solo hay niños inmigrantes.

Otras historias:

- Más porno, más enfermedades y menos uso del condón: la educación sexual suspende en las escuelas“Imaginaos que estáis en vuestra habitación masturbándoos y entra vuestra madre o vuestro padre y os pilla. Qué situación, ¿no? ¿Qué hacéis?”, lanza un profesor a sus alumnos. Tres de ellos responden: reflejos, me voy de casa, te pones los pantalones. Esta situación no es la mayoritaria en los centros educativos españoles. El uso del preservativo entre los adolescentes ha caído ocho puntos desde 2002. Solo el 75,4% dijo haber usado condón en su última relación coital.

- Las clases de colegios e institutos podrán volver a tener en septiembre tantos alumnos como antes de la pandemia. La consecuencia previsible de la medida es la supresión de desdobles y la salida de buena parte de los 35.000 docentes (llegaron a ser 39.000 en el primer trimestre) que se han incorporado este curso.

- Consulta el especial de las notas de corte de EL PAÍS. Pulsa en "buscar" e introduce tu calificación en cada una de las universidades para saber si es suficiente. Te adelantamos una de las tendencias: Matemáticas y Física en la Complutense vuelve a ser el grado con el acceso más endiablado.

- "Los estudios de Clásicas no pueden ser solo para pijos que han podido estudiar el latín durante años”. La historiadora Mary Beard destina parte de su jubilación (90.000 euros) a crear una beca para alumnos sin recursos en la Universidad de Cambridge.

La opinión

- La cuna de las desigualdades. El politólogo Pablo Simón analiza cómo las clases acomodadas en España están especialmente protegidas frente al riesgo de acabar en posiciones sociales bajas, la verdadera prueba del algodón de la movilidad social. Las familias de clase alta pueden transmitir más y mejor patrimonio en hogares con cada vez menos hijos.

Un libro

Enseñar a transgredir (Capitán Swing), de la autora y profesora estadounidense Bell Hooks, hija de ama de casa y conserje de una comunidad negra segregada en el sur de Estados Unidos, muestra las entrañas del cambio de modelo educativo, cómo una mujer calificada desde la infancia como “respondona”, lleva a la aulas temas tabú como la sexualidad o el egoísmo. Babelia publicó un adelanto hace unas semanas.

Una película

La lutte des clases (2019), del francés Michel Leclerc, aborda la problemática de cómo las clases acomodadas de París van sacando a sus hijos de la escuela pública por un supuesto “bajo nivel académico” y por la presencia de alumnos inmigrantes para llevarlos a centros privados, con un público más elitista. El filme retrata la fragmentación de la escuela en dos modalidades: la de los ricos y la de los pobres.

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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.

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