La abrupta vuelta a clase: nevadas, más covid y exámenes
Apenas un tercio de los centros programó el primer trimestre clases en el exterior pese a la recomendación. La ventilación es la mayor arma
Tras las vacaciones de Navidad regresa esta newsletter a la par que los escolares y los universitarios a clase en un escenario más adverso del que dejaron en diciembre, con la tercera ola de contagios asolando toda España y con una borrasca, Filomena, que ha cubierto de nieve medio país, forzando a retrasar las clases en Madrid y Castilla-La Mancha y provocando grandes daños en las instalaciones. Sobre estos dos factores han versado la mayoría de los temas publicados esta semana.
En el invierno más frío que se recuerda en los centros educativos —la pandemia fuerza a mantener las ventanas abiertas para airear—, las familias han sufragado, en todo o en parte, la compra de depuradores de aire y medidores de CO₂. Solo el Gobierno valenciano ha adquirido un número relevante de depuradores de aire con filtros HEPA (8.000, de los que hasta ahora ha recibido un millar). Los directores creen, sin embargo, que la falta de confort térmico no tiene mucho impacto en la enseñanza. Este lunes se supo que solo el 1,76% de los escolares catalanes están aislados en este inicio de trimestre.
Aunque la Guía para la Ventilación en las Aulas elaborada por el CSIC recomienda que, en la medida de lo posible, las clases se trasladen al exterior, lo cierto es que la idea no ha calado en los centros. Hasta noviembre, con las condiciones meteorológicas más favorables, solo un
33% de los colegios e institutos realizó algún tipo de “actividad lectiva curricular” al aire libre, según señala el informe del Consejo Escolar del Estado sobre el impacto de la pandemia que se aprobó el pasado jueves
Filomena y el covid están minando a muchos padres que tienen que conciliar trabajar en casa, las clases de sus hijos online y la crianza de los más pequeños. Diferentes estudios en el campo de la psicología social señalan que el hogar no es el mejor lugar para desarrollar un trabajo intelectual cuando no se dispone de un habitáculo cerrado y de unas normas que regulen el acceso, y menos con niños de por medio. “Diferentes estudios han demostrado que si se interrumpe una tarea intelectual se tarda unos 15 minutos en recuperar el nivel de atención”, detalla Verónica Sevillano, profesora de psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. “No nos damos cuenta de por qué estamos tan enfadados y es pura frustración”.
La semana pasada se conocieron los datos de repetición en las escuelas españolas. La tasa es muy alta. El 28,7% de los alumnos de 15 años ha repetido al menos una vez, cuando la media en los países desarrollados es del 11,3%. Por eso, entre otras medidas, la ley Celaá plantea que pueda pasarse de curso con alguna materia si lo considera conveniente el claustro de profesores. Esta idea ha sido muy criticada por la oposición cuando las cifras indican que con la ley Wert ya se supera el curso. Un 19,4% de los alumnos terminó en el curso 2018-2018 con asignaturas suspendidas en España. Y que en la Comunidad de Madrid, la región más combativa contra Celaá, el porcentaje era superior y alcanzó el 23,3%.
Esta semana, además, se han publicado distintas columnas de opinión. El ministro de Universidades, Manuel Castells, dibuja su planteamiento de la educación superior; el profesor Jordi Nomen se plantea si los alumnos son capaces de filosofar o el experto en PISA Julio Carabañas quita importancia a los resultados de España en TIMSS.
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