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Europa recupera las restricciones a la movilidad

Los gobiernos intentan ganar tiempo para impulsar la vacunación y las terceras dosis. Países como Bélgica ya han decretado el cierre de la hostelería a las 23 horas.

Restricciones Europa
Un control policial en el acceso a una zona de ocio en Róterdam este sábado.Pierre Crom (Getty Images)

Las restricciones duras vuelven a Europa. Y lo hacen con la misión de ganar desesperadamente tiempo a una pandemia que amenaza con colapsar otra vez los sistemas sanitarios tras la irrupción de la variante ómicron, que ha disparado los contagios sobre una situación epidemiológica ya delicada. Los gobiernos necesitan este tiempo para extender la tercera dosis entre la población y lograr que se vacunen las bolsas de población reticentes. Son las dos medidas que se perfilan como claves para reducir las hospitalizaciones que ya estaban repuntando, según varios estudios, por la pérdida de la protección ofrecida por los dos primeros pinchazos y que ahora la nueva forma del virus puede disparar por su mayor escape vacunal.

Países Bajos ha sido el primero en dar el paso, con un confinamiento estricto que durará hasta el próximo 14 de enero y que está en vigor desde las cinco de la madrugada de este domingo. Pero las restricciones a la movilidad están encima de la mesa de los demás gobiernos del continente. Países como Bélgica y Alemania ya las tienen en vigor tras el auge de la variante delta de los últimos meses, mientras Reino Unido se plantea aplicarlas tras las Navidades. Francia e Italia, al igual que España, tratan de contener el súbito aumento de contagios registrado en las últimas dos semanas sin decidirse aún a limitar el movimiento de la población.

El confinamiento aprobado por el Ejecutivo en funciones de Países Bajos prevé el cierre completo de la hostelería y las actividades culturales. Aunque no contempla por ahora el toque de queda, la misma medida será aplicada a escuelas, universidades, gimnasios y el deporte de aficionados. El profesional seguirá sin público. No se podrá recibir a más de dos personas mayores de 13 años en casa; serán cuatro en Nochebuena, Navidad, el 26 de diciembre y Nochevieja.

Profesiones de contacto como la peluquería bajarán igualmente la persiana, y solo permanecerán abiertos hasta las ocho de la tarde los servicios considerados esenciales, entre ellos supermercados y farmacias. Sigue en marcha el reparto de comida a domicilio. Calificada de urgente y necesaria por las autoridades, la decisión busca que toda la población mayor de 18 años haya recibido la tercera dosis antes de que acabe el mes de enero y llega apenas cuatro días después de que se hubiera prolongado la clausura parcial ―a partir de las cinco de la tarde― de las mismas actividades vigente.

El primer ministro, Mark Rutte, defendió ayer que era preciso actuar ahora y fue Jaap van Dissel, que está al frente del equipo científico asesor del Gobierno, el encargado de explicar esa “difícil decisión”. “Esperamos que la variante ómicron sea dominante entre Navidad y Año Nuevo, y sabemos que no estamos tan bien protegidos contra ella como con la delta. También sabemos que la dosis de refuerzo refresca el sistema inmunitario, pero hay demasiada incertidumbre con lo que pueda pasar en los hospitales”, añadió.

La amenaza de la variante ómicron ha llevado al Gobierno holandés al confinamiento a pesar de que el país había logrado doblegar un incremento de contagios causado por la delta que alcanzó el pico a finales de noviembre, una tendencia descendente que también han logrado consolidar en el continente Bélgica y Alemania.

Las autoridades de Berlín, pese a ello, siguen en máxima alerta por la rápida expansión de la nueva forma del virus. La ocupación hospitalaria ha mejorado respecto a principios de mes, cuando la saturación en algunas regiones obligó a pedir ayuda al Ejército para trasladar pacientes críticos a zonas menos sobrecargadas. Pero la incidencia acumulada, 322 casos por 100.000 habitantes a 14 días, sigue siendo elevada, así como el número de fallecidos, entre 400 y 500 al día. El nuevo ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, no se plantea relajar restricciones, sino todo lo contrario, y ya habla de la que sería la quinta ola en el país que podría volver a poner contra las cuerdas al sistema sanitario.

Una de las razones que lo explican es una vacunación que avanza muy lenta en Alemania, que sigue teniendo una de las tasas más bajas de Europa occidental, de un 70,2%. Los movimientos negacionistas y antivacunas se están radicalizando y ya han protagonizado amenazas, ataques a periodistas e incluso un complot para asesinar al primer ministro de Sajonia, el Estado con menos vacunados y más casos de coronavirus.

En Bélgica, esta nueva ola de contagios arrancó en octubre y alcanzó su pico también a finales de noviembre. La obligatoriedad de mostrar el pasaporte covid para entrar en bares y restaurante no frenó la presión. Así que el Gobierno decidió tomar medidas como el cierre de la hostelería a las 23 horas o limitar a 200 personas el aforo de eventos que no se celebren al aire libre. A pesar de esto, la incidencia sigue siendo altísima. La tasa, en este país de 11,6 millones de habitantes, se sitúa en 1.600 casos por cada 100.000 habitantes y el porcentaje de población que ha recibido dos dosis de la vacuna supera por poco el 75%.

El primer ministro británico, Boris Johnson, convocó ayer al gabinete de crisis, conocido por el acrónimo COBRA, para analizar la evolución en el Reino Unido y las posibles medidas adicionales que necesarias para frenarlas. El Gobierno del país afronta una situación que los expertos califican de extremadamente preocupante. Al ritmo actual de contagios, el número de hospitalizaciones diarias por la covid-19 podría superar pronto el pico histórico de 3.000 pacientes, a no ser que se incrementen notablemente las restricciones sociales vigentes. Según el diario The Times, Downing Street contempla la idea de poner en marcha, nada más pasadas las Navidades, un “plan cortocircuito” de dos semanas que volvería a prohibir las reuniones de distintos grupos en interiores, y obligaría a la hostelería a mantener únicamente su servicio de exterior, en terrazas.

El pasado viernes volvió a registrarse un récord histórico de contagios, con más de 93.000 casos. De todos ellos, más de 10.000 se han relacionado con la nueva variante, aunque los expertos aseguran que los casos reales de ómicron son en realidad muchísimos más. La nueva modalidad del virus tiene capacidad de duplicar el número de contagios cada dos o tres días.

Francia e Italia, en cambio, se encuentran entre los países que no han aplicado aún medidas duras contra los contagios a pesar de que las curvas de incidencia y hospitalizaciones hace semanas que han girado al alza. En el primero, la ocupación de camas de las UCI es del 57% y siguen en aumento desde la segunda quincena de noviembre. Pese a ello, la única prohibición decretada por París será la de celebrar eventos públicos multitudinarios y fuegos artificiales durante las fechas navideñas, según anunció el viernes el primer ministro, Jean Castex. El resto de medidas son, por ahora, recomendaciones como intentar que en las fiestas se procure limitar el número de asistentes y que, antes de acudir a estos almuerzos y cenas, los participantes se hagan un test.

En enero, el Gobierno propondrá una ley al Parlamento para endurecer las condiciones en las que el certificado vacunal sea válido. Ahora funciona si su titular está vacunado o si tiene un test con resultado negativo en las 24 horas anteriores. A partir de enero, y si la ley se aprueba, solo valdrá con la vacuna. Y los residentes en Francia podrán recibir la tercera dosis a partir de los cuatro meses de la anterior. Ahora el plazo es de cinco meses, y a partir de los siete meses sin nueva dosis, el certificado covid de los mayores de 18 años se desactiva. Un 89% de franceses mayores de 12 años está plenamente vacunado. Otra medida, de carácter económico en este caso, busca incentivar al personal sanitario doblando la remuneración de las horas extra.

Italia aprieta por su parte los dientes e intenta pensar en fórmulas para salvar la Navidad. Los casos siguen subiendo, como en el resto de ciudades europeas (ayer 28.064 nuevos contagios, 123 muertos y 953 pacientes en la UCI), pero las restricciones severas todavía no han llegado. El país transalpino fue uno de los primeros en obligar a tener el pasaporte de vacunación para casi todas las actividades públicas, incluido el trabajo, y ha logrado contener la nueva ola. Pero el número de incidencias preocupa y el gobierno de Mario Draghi ya ha implementado la obligación de tener un test de antígenos negativos para entrar el país para cualquier ciudadano de la Unión Europea (también para los residentes que regresan de un viaje) y valora la idea de establecer un confinamiento total para aquellos que no estén vacunados. El día 23 de diciembre, Draghi ha convocado una reunión ministerial para valorar posibles nuevas medidas ante el avance de la nueva ola.

Con información de Marc Bassets, Manuel V. Gómez, Rafa de Miguel, Elena G. Sevillano y Daniel Verdú.

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