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Alemania impone un confinamiento ‘de facto’ a los no vacunados: tendrán vetado el ocio y el comercio

La inmunización obligatoria se votará en el Bundestag con la mayoría de los partidos a favor del sí

Elena G. Sevillano
Confinamiento Alemania
La canciller en funciones, Angela Merkel, llega a la rueda de prensa para anunciar las nuevas restricciones y se sienta junto a su sucesor, Olaf Scholz, este jueves en Berlín.JOHN MACDOUGALL (AFP)

Alemania se lo va a poner muy difícil a los no vacunados, tanto que prácticamente no van a poder entrar en ningún lugar público salvo para comprar comida y medicinas. La canciller en funciones, Angela Merkel, su sucesor, Olaf Scholz, y los líderes de los 16 Estados federados han acordado este jueves ampliar las restricciones a los más de 14 millones de adultos que todavía no se han inmunizado. Entre otras cosas, van a tener prohibido reunirse con más de dos personas a la vez de fuera de su núcleo familiar. Los políticos han confirmado también que la vacunación será obligatoria, previsiblemente en el próximo febrero, después de que la modificación legislativa sea aprobada en el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán.

El Gobierno y los länder tenían previsto reunirse el 9 de diciembre, pero decidieron adelantar la cita ante la evolución de la cuarta ola de la pandemia del país, que tiene a los hospitales de las zonas más afectadas ya muy sobrecargados o directamente saturados. “No hay un día que perder”, dijo Merkel. El Instituto Robert Koch (RKI en sus siglas en alemán) sigue registrando cifras altísimas de contagios. Este jueves ha notificado 73.209 positivos en un día, tercer dato más elevado de la pandemia. Las asociaciones médicas de cuidados intensivos alertaron el miércoles de que para Navidad el número de pacientes en las UCI puede superar los 6.000, por encima del pico que se registró el invierno pasado.

La principal restricción consiste en ampliar lo que se conoce como regla 2G —de geimpft (vacunado) y genesen (recuperado)—, es decir, impedir a los no vacunados entrar en restaurantes y cafeterías, teatros, cines, y cualquier otro lugar cerrado de ocio o cultura. Esto ya se aplicaba en buena parte de Alemania porque muchos Estados federados lo han impuesto haciendo uso de sus competencias. La novedad pactada este jueves es que también el comercio minorista no esencial se someterá a la regla 2G. Salvo establecimientos donde se vende comida y farmacias, los no vacunados no podrán entrar en ninguna otra tienda. Hasta ahora podían esquivarlo presentando un test de antígenos negativo reciente.

“La situación es muy seria y hemos acordado medidas que van más allá de las que están actualmente en vigor”, señaló Merkel durante la rueda de prensa. Las restricciones comunes decididas con los Estados son “estándares mínimos”, añadió la canciller. Los länder pueden ser todavía más estrictos y endurecerlas, añadió. A su lado se sentaba Scholz, invitado a participar para facilitar la transición al nuevo Gobierno tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales. El Bundestag ha anunciado este jueves que la votación para elegirle nuevo canciller se producirá el 8 de diciembre.

Otra de las medidas prevé el cierre de los establecimientos de ocio nocturno a partir de un umbral de contagios. En los territorios donde se alcance una incidencia semanal de 350 casos por 100.000 habitantes, discotecas y pubs deberán echar la persiana. La incidencia media en el país está en 439 (España está este jueves en 131), pero con grandes diferencias entre los Estados del norte, con mejor situación, y los del sur y el este. El land oriental de Sajonia, donde el ocio nocturno lleva días cerrado, supera los 1.180. El indicador nacional ha caído ligeramente por tercer día consecutivo, lo que podría indicar que la curva empieza a aplanarse.

También a partir de este valor de 350 quedan restringidos los encuentros privados de personas vacunadas o recuperadas a un máximo de 50 en interiores y 200 en exteriores. Además, el uso de mascarilla en las escuelas vuelve a ser obligatorio en todo el país. El aforo en grandes eventos deportivos, como los partidos de la Bundesliga, y culturales quedará reducido a entre el 30% y el 50%.

Merkel, a favor de la vacunación obligatoria

Tanto Merkel como Scholz hicieron un llamamiento a los que todavía no se han vacunado para que lo hagan. El nuevo Gobierno se ha marcado como objetivo poner 30 millones de dosis antes de Navidad, entre primeras, segundas y dosis de refuerzo. “Es un gran desafío logístico”, aseguró el próximo canciller. La vacunación obligatoria, que hasta hace unas semanas ni se planteaba en Alemania, ha pasado al primer plano de la actualidad ante la expansión de los contagios en esta cuarta ola. Varios líderes políticos, entre ellos Scholz, han cambiado de opinión. El próximo canciller aseguró este jueves que si la tasa de vacunación fuera más alta “no habría discusión sobre la obligatoriedad”. Pero hay mucho margen de mejora. Alemania solo tiene al 68,7% de su población inmunizada, uno de los porcentajes más bajos de la Europa occidental. En España la vacunación alcanza casi al 80% del total de los ciudadanos, casi el 90% de la población diana.

Merkel también se pronunció sobre la obligatoriedad del pinchazo en la que probablemente ha sido su última reunión con los Estados federados como canciller después de 16 años al frente del país. Dijo que las autoridades han ofrecido todas las facilidades para ponerse las vacunas y que, pese a ello, hay millones de alemanes que aún no lo han hecho. Añadió que no se esperaba tan poca aceptación de la inmunización voluntaria. Ante esa situación “es necesario hacerlo obligatorio”, apuntó. Si ella aún se sentara en el Bundestag, votaría a favor, señaló. Hace unos días fue Scholz quien anunció estar de acuerdo con la propuesta. El líder de los liberales, Christian Lindner, que hasta hace unos días se mostraba en contra de restringir la libertad individual, también ha dado un giro a su discurso a la vista de la gravedad de la situación.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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