El periodismo como esencial herramienta para la sociedad
Soledad Gallego-Díaz, Carmen Aristegui y Pedro Doria abordan en el Festival Gabo los retos de informar en un mundo complejo
El periodismo, con frentes abiertos en todo el mundo, resulta más necesario que nunca para dar sentido a una información fragmentada. En tiempos de crisis y de gran incertidumbre en las democracias, narraciones profesionales que informen e integren a las sociedades se convierten en indispensables. Tal diagnóstico fue compartido este miércoles por la directora de EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz; la periodista mexicana Carmen Aristegui y el brasileño Pedro Doria, quienes participaron en un coloquio en Medellín (Colombia) dentro de las actividades del Festival Gabo.
Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Gabo, que García Márquez creó en 1994 para promover el periodismo en Iberoamérica, situó como moderador el debate con una cuestión provocadora: “Periodismo para qué”. Aristegui, directora y presentadora del programa de entrevistas que lleva su nombre en la cadena CNN en español, fue la primera en contestar. En su opinión, “el periodismo es una herramienta esencial e insustituible para una sociedad que requiere estar informada. Así que preguntarse periodismo para qué, equivale a preguntarse respirar para qué, pues la comunicación es algo esencial. El periodismo es una parte consustancial de los ciudadanos”, señaló la informadora, quien citó a varios de los redactores presentes entre el público que, en sus palabras, son en sí mismos la mejor respuesta a dicha pregunta.
Para ella, el periodismo sirve para “investigar la dictadura de Pinochet, como lo ha hecho la chilena Mónica González” o “para hablar de [Jair] Bolsonaro [presidente de Brasil] y no tolerar cosas que no se pueden tolerar en una sociedad”. O “periodismo para denunciar, como lo han hecho en Nicaragua, las atrocidades que viven”, abundó.
Gallego-Díaz se mostró convencida de que el periodismo es “el único instrumento capaz de formar ciudadanos”. El periodismo aporta contexto, comprobación y ofrece información, no la mera noticia. "Eso hay que hacerlo con instrumentos profesionales”, y más aún en una etapa como la actual atravesada por una gran incertidumbre internacional, añadió la directora de EL PAÍS. Redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter sirven como instrumentos de comunicación, pero no son periodismo, incidió. Para Gallego-Díaz, “noticias falsas han existido siempre. Lo que es nuevo es que no se producen de manera esporádica o no intencionada. Ahora es una estrategia de desinformación, que lo primero que necesita es desprestigiar el periodismo”.
Doria, editor del digital Meio y columnista de los periódicos brasileños O Globo y O Estado de São Paulo, puso como ejemplo de los desafíos actuales que afronta el periodismo la campaña que llevó a Bolsonaro a la presidencia de su país. “La técnica fue esencialmente fragmentar la información”, recalcó. De esa manera, cada brasileño que lo votó se decantó por un Bolsonaro distinto.
El debate se detuvo también en la crisis de las democracias y en el papel de los grupos tecnológicos en la situación que atraviesan los medios. “Bolsonaro y otros políticos quieren convertir a los medios de comunicación en su enemigo; tenemos que luchar contra eso”, advirtió con preocupación la directora de este diario. Políticos y partidos deben enfrentarse a otros políticos y partidos, no a los medios de comunicación. A ello se añade la enorme capacidad de un escueto grupo de empresas tecnológicas para controlar la información y, eventualmente, acabar con el periodismo, que tiene el deber de contribuir a formar a la población en un momento en que tiene más herramientas que nunca para su trabajo. “Si solamente lees lo que te interesa, no te enteras”, enfatizó Gallego-Díaz. “Necesitamos grandes medios capaces de hacer frente a esos grandes grupos tecnológicos”, remató.
Redes y datos personales
Carmen Aristegui habló también en su intervención sobre el papel de las empresas tecnológicas y el uso que hacen de datos personales de los ciudadanos: “Si hay algo grave para las democracias es la apropiación de la información personal de los ciudadanos y el uso que les dan las grandes corporaciones”. Sin embargo, existe hoy una “accesibilidad a la información de la propia sociedad que no existía hasta hace poco. Eso hay que celebrarlo y hay que cuidar que no se ponga en riesgo ese valor fundamental. La red es nuestra”, aseguró.
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